Aniversario 444 de Santiago de León de Caracas
De Caracas me gusta todo, las lluvias, las sequías, la expresión de los conflictos; aquí lo malo es transitorio frente al imperio de la belleza, la topografía, el clima, los vínculos con el mar, la proporción del valle, las plantas, el ambiente tropical-caribeño de selva húmeda; eso determina que ésta sea una de las ciudades más bellas del planeta
WILIAM NIÑO ARAQUE
Las ciudades corresponden a una narrativa inconclusa; a una novela abierta a múltiples capítulos a través de los cuales se describen las más inesperadas odiseas. Las ciudades también pueden compararse con los estilos literarios; algunas se acercan a la épica caballeresca, otras a la abstracción lírica o al realismo mágico, y muchas de ellas han sido escritas en un estilo opaco y brutal. Desde esta perspectiva, Caracas podría definirse como una paradójica contraposición entre la tragedia y la escena virgiliana; su particularidad narra la insistencia de un espacio que no se reconoce a sí mismo en su potencia descomunal. El hilo de su construcción y desventura reside en el olvido inmemorial.
Tal vez esta inconsistencia inexplicable se cifra en el desconocimiento del territorio, de cara a un nuevo tiempo por construir. Inesperadamente y sin conciencia Caracas descifra un nuevo texto en el que todo se hace ciudad; y es que desde Carayaca hasta Guarenas y Guatire; desde Los Altos Mirandinos y la Panamericana, hasta el frente marítimo del litoral, todo es ¡Caracas! Hoy la extensión de su superficie inevitablemente cambió los límites inscritos en el área metropolitana, establecidos desde 1951, los cuales refrendaban como urbano el eje contenido entre Catia y Petare. Ahora, todo es ciudad y, sin embargo, con más de medio siglo de retraso, seguimos viviendo a expensas de esa herencia chucuta, marcada con un complejo extremo de "enanización".
Una pequeñez dimensional que exhibe a su vez, los complejos que abaten la "capitalidad".
Tal vez, este complejo ahora engorroso y vergonzante referido a la centralización de la "capitalidad" ha impedido la visualización y el dominio de sus posibilidades de extensión hacia la luz de una ciudad abierta, anhelante y competitiva en una escala internacional: Bogotá, Cartagena de Indias, La Habana, San Juan de Puerto Rico, Lima, Miami, Buenos Aires, São Paulo o Rio de Janeiro, establecen el patrón de un principio de autoridad; un paradigma de bienestar y competencia al que Caracas, tristemente, no logra ingresar. La novísima y esperanzada ciudad de los años cincuenta, colosal y heroica en su proyecto de modernidad, se ha desplazado desde uno de los principales lugares urbes del continente, a lo que hoy la define como casi la última en el ranking de las grandes ciudades de la región.
El desafío que orienta una reubicación en el sistema de ciudades continental, insistimos, está en el reconocimiento de su voluntad histórica, que la condujo desde el siglo XVIII a la narrativa de un capítulo fundacional y de alcance histórico libertario.
Hoy, ¡todo es ciudad!, hoy, hasta la montaña gigantesca y monumental, decretada Patrimonio Nacional desde 1958, ha pasado a instaurar la "pieza fundacional" de la dinámica caraqueña del siglo XXI.
Habría que definir las acciones y argumentos que contextualizan este nuevo capítulo, referido al señorío y la capitalidad: el sentido de su verdadera territorialidad; la dimensión de su extensión a la luz, no ya, de sus cuatro millones de habitantes, sino a partir de las exigencias de los seis millones de caraqueños que inexorablemente la habitarán en 2030.
Habrá que cuestionar y plantear las expansión irreversible de Caracas hacia los ámbitos y paisajes de Barlovento; habrá que negociar su natural derecho sobre la arcadia marítima extendida a lo largo de una franja de 40 kilómetros, de caraqueñidad salitre: Catia La Mar, La Guaira, Macuto, Naiguatá, Anare, Los Caracas, ¡todo es ciudad!, a lo largo de toda esta franja resuena una toponimia caraqueña. A esta negociación entre gobernabilidad y territorios del paisaje de mar, se suman dos paisajes particularísimos y vitales: los ámbitos de las autopistas y los cerros cubiertos de ranchos que cimientan una "babelita" descomunal.
La hipótesis que fundamenta el mapa de la ciudad ideal de 2030 define a Caracas como un aro perimetral de funcionamiento que envuelve la montaña. Este paisaje se extiende desde Catia hasta Petare y desde allí, hasta GuarenasGuatire: hacia el norte el frente marítimo se despliega desde el Puerto de La Guaira y el aeropuerto de Maiquetía, hasta el extremo de Los Caracas; una "carretera del placer" vincularía a Guarenas con la Ciudad Vacacional de Los Caracas; una autopista del trabajo relaciona Catia con Maiquetía; y en el centro vibra el jardín más gigantesco del mundo: El Ávila o Waraira Repano, la hermosa selva húmeda tropical.
Tal vez las acciones indispensables que transformarían esta bizarra novela que describe hoy a Caracas como el territorio parcializado de los conflictos, y que la trasladaría a una épica más allá de la modernidad, están en la definición de un guión urbano escrito a lo largo de 12 capítulos: la intervención del Puerto de La Guaira y el aeropuerto de Maiquetía, que potenciaría la recuperación del frente marítimo; esta acción exige la prolongación de la Cota Mil desde la avenida Baralt hasta Catia y la Autopista Caracas-La Guaira. A esta reconstrucción del tejido vial se sumaría la inmediata rehabilitación física de los barrios de Gramoven, Catia, Petare, La Vega, ValleCoche y Las Minas de Baruta.
Lo que aspiramos de quienes rigen el destino y futuro de nuestra ciudad es un crecimiento que la política no interrumpa: una composición, un descubrimiento festivo de la geografía urbana, un diseño total y no el "no-diseño" que ha acribillado a la ciudad durante los últimos cuarenta años
Este planteamiento se fortalece con la necesaria atención al Portal de Llegada Sur, desde la estación de trenes provenientes de Valencia-Charallave y el Mercado Periférico de La Rinconada, hasta el punto central de llegada a la nueva ciudad que lo constituiría la plaza en ciernes de la Zona Rental. Como un lineamiento indispensable de este capítulo, se visualiza la construcción de la Circunvalación del Sur como vía alterna entre Hoyo de La Puerta y Petare, despejando así la autopista central. Es necesario insistir en la expansión continua del Metro de Caracas y el sistema de túneles Prados del Este-Valle-Coche, Santa Fe-Valle-Coche; así como en la proyección de los ejes peatonales de espacios públicos entre Catia y Petare, en sentido este-oeste, y los ejes de La Rinconada-El Ávila, y La Trinidad, el Country, y El Ávila, en sentido sur-norte. Es igualmente necesario incorporar como parque urbano, los campos de golf del Country y Valle Arriba, así como La Carlota y el Fuerte Tiuna. Se hace imprescindible concluir el Parque Vargas y La Plaza de La Hoyada, como centro de este sistema de peatonalidad, el cual fortalecería el funcionamiento de todo el casco central. De todo este sistema, el Ávila permanecería como el principal recurso de mercadeo y recreación. Dentro de esta hipótesis se prevé que para 2030 este Parque Metropolitano abastecería servicios y recursos de funcionamiento a una población flotante de 150.000 excursionistas durante las temporadas altas o durante los fines de semana, sólo en la búsqueda de esparcimiento.
Lo que aspiramos de quienes rigen el destino y futuro de nuestra ciudad es un crecimiento que la política no interrumpa: una composición, un descubrimiento festivo de la geografía urbana, un diseño total y no el "no-diseño" que ha acribillado a la ciudad durante los últimos cuarenta años. Los arquitectos quieren saber, participar, exponer, disentir. Proponer cómo develar sus calles memorables, cómo fortalecer las piezas de serie potencialmente interminables, cómo abrir sus magníficas terrazas públicas, cómo pactar sus ejes axiales y ciclópeos, cómo afianzar sus atmósferas que producen nostalgia, cómo describir desde Catia hasta Petare los jardines y los fragmentos dispersos que se anclan en sus ruinas. En fin, recuperar un Abad e iniciar una tradición de diálogo con Lorenzo El Magnífico. El golpe alto se asienta en un urbanismo entendido no desde el punto de vista tecnocrático de la zonificación, sino desde una realidad compleja, sutil y frecuentemente enterrada.
Los caraqueños debemos pensar con los ojos, dominar el espacio como el ojo divino de Horapollo que vigiló territorios y ciudades.
Gobernar el paisaje con la mirada neutra y objetiva de Gaffl eo que mide las montañas lunares
Los caraqueños debemos pensar con los ojos, dominar el espacio como el ojo divino de Horapollo que vigiló territorios y ciudades.
Gobernar el paisaje con la mirada neutra y objetiva de Gaffleo que mide las montañas lunares. Mirar el entorno enmarcando las vistas en secuencias del montaje de una exposición total. La nueva urbanidad, y la ciudad de comienzos de siglo exige, no sólo en lo que se refiere a torres y edificios, monumentos y avenidas, calles y plazas, parques y autopistas, faroles y avisos, vipoquines y pavimentación, de un gesto tan estimulante como el gesto civilizador que la vio nacer. Exige, sobre todo, en lo que se refiere a la memoria, acontecimientos, y a los sueños, la seguridad que da sembrar mil palmas reales a lo largo del cañón del valle.
Sólo así las descargas de todas las lluvias torrenciales, la embestida de todos los vientos descomunales, el agobio de todos los calores desconsiderados pasarán dejando serena e incólume a la ciudad.
A los que duden les propongo un recorrido por la ciudad posible: parta del parque El Calvario, sumérjase en los corredores de El Silencio o camine por la plaza O’Leary; continúe por la plaza Caracas, comuníquese con el Paseo Vargas hasta los Museos, continúe por el Parque Los Caobos a Plaza Venezuela y llegue hasta Chacaíto. Allí se abrirán hacia el sur y hacia el este muchos espacios posibles, entre sus muros y avenidas, entre sus calles y autopistas. En sus barrios y plazas se señalan una ética viable y una estética posible...
posible para identificar ese imprevisible ser humano que habitará el espacio del nuevo siglo y de la gran ciudad... Caracas.
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Fuente: EL NACIONAL - Sábado 23 de Julio de 2011 Papel Literario/2
Papel Literario