viernes, 31 de agosto de 2012

Las Puertas de Caracas

Rostros de la Ciudad

Del camino de los conquistadores… a la Autopista
Por Pedro Hernández Camacho

Al comienzo, cuando Caracas era solo un valle habitado por la tribu que le dió el nombre, - árbol, río, sueño y realidad al mismo tiempo de los hombres de la conquista -, no tuvo sino dos entradas: la marítima y la terrestre. La primera fue y es camino sólo transitado por recuas, hecho y puesto al servicio por los conquistadores. Nace en la Guaira y muere en La Puerta de Caracas, en el polvorín. Es un camino de piedras, de herraduras, del cual no se ha borrado aún la huella de la bota del conquistador y ni rasgo de sacrificio de la mano esclava. Para aquellos fué la gloria, para los otros un verdadero calvario. Más, superada esta etapa, el camino de piedras marcó el rumbo que le tenía señalado el destino.

Por allí llegó el primer Simón Bolívar, en el siglo XVI. Ese mismo camino fue transitado por el más ilustre de los viajeros de que tienen noticias los anales de la historia cultural venezolana: Alejandro de Humboldt. Desde esa altura el viajero contempló, maravillado, las bellezas naturales del Valle de Caracas. Se deleitó en la altura y midió la estatura del cerro del Avila. Y tanto fue su embeleso que se complació en registrar en su diario que por muchos días se privó de la devoción de asistir a la Iglesia de La Candelaria, para no interrumpir el pensamiento contemplativo a que le invitó el paisaje, del otro lado de las ondas rumorosas del Anauco.



Y el camino siguió siendo de obligado tránsito hasta el siglo XIX. En segunda mitad de éste siglo, se abrió la vía férrea, en la época de Guzmán Blanco. Se construyó el llamado Ferrocarril Inglés, trazado por Muñoz Tébar y que dio lugar al suicidio del ingeniero de la misma nacionalidad que la empresa constructora, al fracasar sus planes en la roca pétrea de boquerón. Más pudo la sapiensa del Ingeniero Muñoz Tebar, y el ferrocarril se hizo. Esa fue la segunda vía que comunicó a Caracas con el mar.




La segunda entrada, la terrestre, fue por Antímano. Fue anterior a la Guerra de Independencia. Por allí llegó Diego de Losada, desde el Tocuyo, en cumplimiento del mandato de Pedro Ponce de León, a fin de cumplir la arriesgada empresa de conquistar el Valle de Caracas. Por allí entró el Ejercito Libertador en los triunfos y también en la derrota. En los triunfos después de los dos Carabobos.

Y en la derrota después de La Puerta, para organizar la emigración a Oriente. Y entró el Libertador, después de la Campaña Admirable, y después de los triunfos de 1814 y 1821, años en que con el triunfo en la última batalla de Carabobo, quedó sellada la Independencia de Venezuela. Igualmente el Libertador hizo entrada triunfal el año de 1827, cuando desembarcó en Puerto Cabello, siguió la ruta de Valencia del Rey, y llegó a Caracas, con un laurel recién conquistado; la independencia de su Patria.

Posteriormente, Antímano fue asiento y residencia de uno de nuestros grandes estadistas: el Ilustre Americano. Y la entrada, también contó con una vía férrea, la del Ferrocarril Alemán. Comunicó a Caracas con Puerto Cabello, desde la Estación Palo Grande. Viene al caso recordar que fue allí donde el notable historiador Don Vicente Lecuna, prestó sus primeros servicios como ingenieros. De allí su oposición a que se le diera el nombre de San Martín a la Avenida que llega a Bella Vista en las puertas de Antímano.




En cuanto a la entrada del Sur, que en la actualidad cobra interés como vía de penetración – hacia los Teques, con moderna autopista; a la que luego se le añadirá el tramo Charallave-Tejerias en la Autopista de Palo Negro-, fue en la antigüedad, sino zona indígena. Allí se libraron las más encarnizadas batallas entre las tribus de Guaicaipuro y los conquistadores del Valle de Caracas. Antes, como ahora, da acceso a los Valles del Tuy, la despensa de la Ciudad millonaria de habitantes.
Por lo que la entrada Este se refiere, no fue antes sino hacinamiento de indios. Tierra de las correrías del Cacique Chacao y de los Mariches. Una salida hacia el Oriente, hacia la región cacaotera de Barlovento y la cafetalera del centro. Entrada de frutos menores para el abastecimiento de la capital. Ahora está dotada de una magnifica carretera que está proyectada para comunicar en su prolongación al centro con la región oriental del País.

En la actualidad, Caracas cuenta con entradas por aire, mar y tierra. Por tierra por la Autopista La Guaira-Caracas, y por la vía de Antímano se desplazan 26 vehículos por minuto, lo que sumamos 30.000 vehículos al día.
La entrada Norte, con la autopista y la antigua carretera de La Guaira y la vía del Oeste, Antímano, son las de tráfico más intenso. La vía del Sur y la del Este, igualmente tienen tráfico intenso aunque no en la misma proporción. Por las cuatro vías entran a Caracas no menos de 100.000 vehículos al día. A esto hay que añadir el tráfico ocasional, o más bien diarios de las rutas aéreas que rematan en el aeropuerto de la Carlota.





Revista Elite 1957
Recopilado y Transcrito por
María F Sigillo
Caracas en Retrospectiva



viernes, 17 de agosto de 2012

Juan Vicente Gómez y el Hotel Miramar en Macuto



El General Juan Vicente Gómez gustaba pasearse temporadas en Macuto. Su hotel de preferencia era el "Miramar", mandado a construir por él. (*).
Por cierto que, el día de la inauguracíón de ese hotel estuvo a punto de ser asesinado. El complot contra su persona no se llevó a cabo  porque se lo hiceron saber y suspendió la visita.
Otros días fueron menos amargos para el dictador, el cual iba a Macuto a ingenrir el "Lenguado" , un pesacado muy apreciado y muy escaso. El veterano deportista y pescador Manuel Castillo Peña se ponía en acción a fin de conseguir tan suculento pescado.
Su misión era avisar la presencia de ·el hombre". Ya sabían que tenían que hacer, pescar el pez que hacía las delicias del  dictador.

 El hotel fue inaugurado fastuosamente el día domingo 1 de abril del año 1928 y
Alejandro Chataing su creador , murió prematuramente en Caracas, pocos días después de la apertura
del magnánimo Hotel Miramar, el 16 de abril de 1928. Tenía 54 años de edad.

Terraza del Hotel
Viejas Fotos Actuales

Comedor del Hotel
Vieja Fotos Actuales

                        Imagen aérea del Miramar C. 1938  Fuente: Sin datos. 


El Lenguado
plato preferido del dictador.
(*) http://mariafsigillo.blogspot.com/2010/08/al-rescate-del-hotel-miramar-en-macuto.html
Fuente: Caracas la Ciudad que no Vuelve
1968
Guillermo José Schael.

jueves, 16 de agosto de 2012

HISTORIAS DE MACUTO, EL PASEO OLVIDADO


Una cocada en Macuto

Así son las cosas
Oscar Yanes
1999

Cuando el general Marcos Pérez Jiménez inauguró la autopista Caracas-La Guaira se impuso una nueva moda en Caracas: ir en la noche, con la esposa, la novia, la mamá o 'el segundo frente' para Macuto a tomar una cocada.

Desde tiempos antiguos todos los buenos caraqueños suspiraban por el mar. La autopista convirtió a Caracas en un puerto, pues en 15 minutos se viajaba de Catia a Maiquetía. No quedó muchacho en la capital que no fuera a conocer el mar. Pedrito, alumno aplicado de la Escuela Zamora, en la Parroquia de San Juan, se orinó cuando vio la ola marina.

Ir de Caracas a La Guaira era una aventura. La vieja carretera con las curvas más peligrosas del mundo, según los exagerados venezolanos, obligaba a jóvenes y viejos a viajar con un periódico doblado en el estómago 'para evitar el mareo'. En aquel entonces el gran objetivo de todo ciudadano, que se distinguía, era disfrutar las vacaciones en el primer balneario del país.

'¡Niñitas!', gritaba la señora, después de hablar en voz baja con el marido, 'nos salió temperamento en Macuto, y si Dios quiere, nos vamos el sábado. Niñitas, mucho cuidado, no quiero que el nombre de ninguna de ustedes sea objeto de chismes y murmuraciones. Recuerden que en Caracas todo se sabe...'.

Las muchachas respondían con su '¡Jesús, mamá, quien te escuche va a creer que somos una zafadas!'... Pero sonreían las muy pícaras, porque sabían lo que les esperaba.

En Macuto se dan cita los 'patiquines' más audaces de Caracas. Y las muchachas sudan frío cuando los ven.

En el célebre parque de Macuto, cuyo palomar nació en la mente del poeta Andrés Mata, fundador de El Universal, mujeres muy bellas paseaban, abanico en mano, sonriendo a los vitoqueados mozos, quienes de acuerdo con la urbanidad de Carreño, nunca perdían la compostura, así la dama, fingiendo estar distraída, se inclinara a recoger una rosa y 'sin querer' mostrara una bella pierna.

Macuto fue literariamente privilegiado. Los grandes escritores costumbristas y periodistas de Venezuela lo retrataron en novelas, crónicas y reportajes.

Guzmán, Castro y Gómez visitaban el balneario. A Guzmán se le metió en la cabeza que Macuto no era Macuto, sino Biarritz, y hablaba francés por el malecón. ¡Qué bolas!

El Benemérito solía sentarse bajo la sombra de una uva de playa, en donde escuchaban chismes e historias. Muchos llegaron a pensar que el Gómez de Macuto era distinto al de Maracay, e iban a rogarle que pusiera en libertad al marido, al padre o al hijo, pero se equivocaban. Castro también cedió a la magia de Macuto y allí selló su suerte política, cuando los médicos 'lo esperaron sin operarlo' y recomendaron que fuera al exterior a curarse. Los cirujanos tenían miedo. Si 'el siempre invicto' se quedaba en la mesa de operaciones, ninguno quedaría vivo para contar el cuento.

Macuto, no morirá. Es la gran oportunidad de volver a nacer con su fisonomía antigua. Las palomas volverán a su plaza, y en el año 2100 más de una pareja aerodinámica se besará tras saborear una cocada. Y a lo mejor se acuestan en una habitación cibernética del hotel Miramar.

Así son las cosas.




Ignacio Pérez Velásquez y amigos



Macuto, el Balneario que pasó de moda


" Macuto como balneario no es tan concurrido como antaño, la gente prefiere otras playas, tales como Naiguatá, Los Caracas, y los clubes Tanaguarena y Puerto Azul.

Macuto como balneario ha pasado de moda, le quedan para el recuerdo cuatro siglos de historia, y las remembranzas que puedan hacer los viejos caraqueños.

Caracas la Ciudad que no Vuelve
Guillermo José Schael
3era edición ampliada
1968




Foto de VFA


Los Salvavidas


"Cuando mencionamos Macuto no podemos dejar de hacer alusión a José "Culí" Aristigueta y Quintín Longa, quienes, además de haber salvado centenares de vidas, se distinguieron ambos como deportistas, el primero en trampolín y distancias breves, y el otro en brazadas."
El 7 de agosto de 1948, los baños de Macuto desaparecieron tran una enorme inundación

Caracas La Ciudad que no vuelve
Guillermo José Schael
3era edición ampliada
1968
Quintín  Longa en compañía de otros deportistas
VFA

LOS PASEOS POR MACUTO


El Balneario de Macuto

El 10 de febrero de 1877, el Presidente Guzmán Blanco, se trasladó con su comitiva, con el propósito de inaugurar las obras de este balneario, que consistía en sus parques, acueductos, calles y baños. El Presidente de la Junta de Fomento de aquellas obras, Señor E, de Sola, proclamó al señor General Guzmán Blanco generoso bienhechor de Macuto y entre otras cosas le dijo en su discurso " Si a los que casi diariamente hemos estado viendo estos adelantos nos parece un sueño la transformación que se ha operado ¿ Cuál no será la admiración de los que recuerdan a Macuto como era antes y lo ven hoy por primera vez después  que concebistéis la feliz idea de sacarlo del abandono en que yacía y darle fama en el País como un lugar de decente recreo" 
Fuente: Gonzalez Guinán ( t.XI.Cap LI)  




El Paseo De Las palomas

"A principos de siglo, ( 1915)  Perucho Bocca, siguiendo instrucciones del poeta Andrés Mata, llevó las primeras palomas al paseo. ñas cuales se han multipicado en forma considerable, hace pocos años la plaza fue rebautizada con el nombre de su creador y este año fue develado en ella una estatua de Andrés Mata"






También se  conoció con el nombre de los Mangos, por proliferar este sabroso fruto de origen indio en sus aceras. Arrancaba desde el lateral izquierdo del restaurante “Los Criollos” y terminaba donde comenzaba la Calle Real San Bartolomé. Fue tronchada cuando se construyó el nuevo paseo. Apenas queda el sendero entre la antigua casa parroquial y las primeras casitas que fueran propiedad de la Iglesia católica. El otro tramo conforma parte de la plaza “Las Palomas” o “Andrés Mata”.



Fuente:
Caracas la Ciudad que no vuelve
Guillermo José Schael
3era edición ampliada / 1968

Imagenes: aportadas a los Grupos Caracas en Retrospectiva / Historia





miércoles, 15 de agosto de 2012

Juan Bernardo Arismendi

Entre los grandes urbanistas que han contribuido al crecimiento caraqueño destaca un hombre muy famoso en su época, me estoy refiriendo a Juan Bernardo Arismendi. Juan Bernardo Arismendi era un riocaribeño excepcional. Farmacéutico de profesión, empresario y promotor inmobiliario. Este hombre llegó a Caracas a comienzos del siglo XX y de inmediato se dedicó al negocio de farmacia que era su gran vocación desde muy niño. En 1909 se graduó de farmacéutico en la UCV y de inmediato adquirió dos negocios que se hicieron muy célebres en aquella época: uno en la esquina de Cují que la gente llamaba “la botica del Cují”, y el otro en la esquina de La Marrón. En 1920 Juan Bernardo Arismendi fundó junto con su hermano Pedro y Rafael González Rincones los laboratorios tecnoquímicos para la fabricación de muchos productos novedosos. Pero hay algo curioso, porque a pesar de los títulos logrados, su gran visión por los negocios lo hizo cambiar de rumbo y también de profesión. A partir del año de 1920 se inició en la compra, venta y transformación de inmuebles. Es decir, se dedicó a la construcción y venta de casas y entonces después, como es lógico, se dedicó por completo al desarrollo urbanístico de la ciudad.

En 1927 se asoció con don Luis Roche, otro eminente urbanista y con Santiago Alfonzo Rivas, el mismo de la Maizina Americana marca el Águila, y construyeron las urbanizaciones populares de San Agustín del Norte y San Agustín del Sur. Es decir, que éstos son los padres de esas urbanizaciones, Juan Bernardo Arismendi, Luis Roche –repito- y Santiago Rivas. San Agustín del Norte y del Sur eran la novedad, todo el mundo quería vivir allí. Después se asoció con Luis Roche para la edificación de Los Caobos y La Florida.

Estas urbanizaciones nacieron entre 1928 y 1935. Posteriormente se le ocurrió a Juan Bernardo Arismendi iniciar por sí solo el proyecto de construir en Los Rosales; él introdujo en esta época el garaje –esto sería entre el 35 y el 40- como elemento importante de la vivienda. Las viviendas en Caracas no tenían garaje, esto no se acostumbraba.

El pionero de este estilo de que las pequeñas casitas tuviesen su garaje y su jardín fue Juan Bernardo Arismendi; a él también le debemos parte de la urbanización El Paraíso y la planificación y edificación de El Marqués y de la zona industrial de Los Ruices. En todos sus proyectos urbanísticos se preocupó siempre por la arborización. Pero hay algo curioso y que mucha gente lo cuenta pero no se atreven a decirlo y eso no es ningún pecado: la obsesión de Juan Bernardo Arismendi era que todo caraqueño tuviese su casa, entonces usted iba y le decía:

-Mire yo quiero una casa.

-¿Cuánto ganas tú

-Yo gano setecientos bolívares mensuales.

-No te preocupes yo te voy a conseguir la casa.

Y entonces después te decía “te conseguí tu casa en Maripérez”, pero cuando tú ibas por los lados de Maripérez descubrías que la casa no era tuya, que se la habían vendido a otro; luego tú te acercabas a Juan Bernardo Arismendi y le decías “oiga doctor la casa que usted me dijo se la vendieron a otro”.

No te preocupes aquí te tengo otra y te daba otra casa igual o mejor. Era un hombre muy humano y honesto y cuando cometía sus errores inmediatamente procedía a corregirlos…

Así son las cosas



El Universal Caracas, domingo 11 de julio, 1999


Juan Bernardo Arismendi
de Juan Guillermo Alamo

En días pasados alguien me preguntaba: ¿cuál es la razón para que el sector privado esté tan deprimido y apartado de la producción de viviendas de interés social en Venezuela? ¿Cuál es la razón de su fracaso? Simplemente le dije: 'Porque no hay promotores que enfoquen este negocio como una industria y estén dispuestos a sufrir los riesgos de las épocas malas, a cambio de las glorias que producen las buenas'. Sin embargo, para mis adentros pensé 'Porque no hay suficientes Juan Bernardo Arismendi'.

No tuve la suerte de conocerlo, pero él, fue para el sector inmobiliario todo un personaje. Estoy de acuerdo con quienes afirman que Juan Bernardo Arismendi, fue 'El padre de las Casas', fue quien realmente comenzó la transformación de la Caracas rural, a la Caracas urbana; fue el urbanizador y el constructor que le dio a aquel pueblo grande, que era Caracas, su primer toque citadino; fue el comerciante que hizo posible, a mayor número de personas hacer buenos negocios con bienes inmuebles, así como también, nadie le pudo disputar el honor de ser la persona que hizo posible a mayor número de familias tener techo propio. En fin, fue el precursor del desarrollo urbanístico moderno en Caracas.

Hombre intuitivo, él siempre seguía sus impulsos, y esta rapidez, unida a aquella buena suerte que nunca lo abandonó, fueron sus principales armas de combate, que junto con una excepcional y especial capacidad de trabajo le permitieron ir, paso a paso, realizando todo cuanto se propuso. Farmaceuta de profesión, pasó a ser, urbanizador y constructor, no sin antes haber demostrado gran destreza, capacidad y visión para triunfar en su profesión, pues, se acercaba la guerra europea en 1909, y con la capacidad de anticiparse a los sucesos que siempre tuvo, comprendió que ésta afectaría totalmente el comercio exterior y que sería imposible obtener productos de afuera para servir al público, recordemos que en esa época, en los mayores de medicina se elaboraban recetas sobre la base de fórmulas, con la rapidez de siempre, se embarcó en su primera gran aventura, pidió un préstamo, encargó y pagó la mayor cantidad que pudo de esas bases para sus fórmulas, llegó la I Guerra Mundial y todo sucedió tal como lo había previsto, no vinieron más productos de ninguna especie, es fácil imaginar cómo aprovechó Juan Bernardo Arismendi, aquella oportunidad.

Es difícil imaginar cómo alguien que estaba tan asentado en su profesión, dueño de varias farmacias y con todo el camino andado, pasó de un campo tan limitado a uno tan amplio, tan distinto y tan desconocido en Caracas, como el campo de la vivienda; sólo quienes hemos disfrutado de ver la transformación de la tierra al construir, y ver nuestro esfuerzo materializado en una obra, sabemos la emoción que produce el proporcionarle vivienda propia a una familia, y hoy lo podemos entender.

Emprendió Juan Bernardo Arismedi su negocio inmobiliario, primero remodelando unas casas familiares, luego otras de la esquina de Pescador, en sociedad con Beatrice Dugand de Roche, esposa de Luis Roche, luego comprando y vendiendo, aprovechando el 'ciclo corto', lo que hoy llamamos 'la rotación rápida del dinero'. Así llegó el día en que compraba sin ver, y vendía al rompe, y no necesitaba verlo ni antes ni después, en fin, compró y vendió a Caracas de cabo a rabo. Por supuesto sólo quien disfruta de ese placer de ser útil, de servir, podía aceptar como pago inicial por la venta de sus casas, cualquier cosa, desde poco dinero hasta zapatos, sombreros, perfumes, perlas, etcétera. Así cuando alguien aprendía de verdad a conocerlo, que sabía quién era, su primer impulso era el de simpatía y respeto hacia aquel hombre que había hecho posible el milagro de la casa propia a tantas familias.

Con el tiempo, en 1928, empezó una nueva forma de construcción ¡las urbanizaciones! de las cuales, la primera fue San Agustín, fue el primer ensayo de Juan Bernardo Arismendi, con socios y en forma de sindicatos. Era una urbanización para la clase media, y otra forma de construcción, pues por primera vez había que proyectar pensando en la comunidad, había que trazar calles, sacar permisos, etcétera. El negocio fue tan bueno que compró también los terrenos vecinos y allí nació San Agustín del Sur. Un tiempo después compró Juan Bernardo Arismendi, en sociedad con Luis Roche, unos grandes terrenos cerca de Sabana Grande. Allí se proyectaría la primera urbanización de tipo residencial, con bellas y anchas calles, llenas de árboles y grandes quintas con amplios jardines, La Florida. Roche era un gran trabajador y se fajó como los buenos, sin embargo el negocio no iba bien; los caraqueños insistían en que aquello era muy lejos, los terrenos que se habían reservado fueron devueltos, se imprimieron folletos que decían 'La Florida a sólo 7 minutos de la plaza Bolívar'; para ese entonces Juan Bernardo Arismendi regresaba de un largo viaje y a su llegada alguien le preguntó: Juan Bernardo ¿Qué piensas hacer?, a lo que él respondió rápidamente ¿yo? construir muchas casas, y así fue. Comenzó una carrera contra el tiempo, para construir más y más rápido, mudó a las familias que quisieran o pudieran pagar 'algo', ofreció toda clase de facilidades a aquellas que quisieran fabricar. Con todos estos esfuerzos, frutos de su gran capacidad, logró su propósito, salvar 'La Florida' de un fracaso y convertirla en un gran éxito.

Luego durante toda su vida siguieron sus éxitos, nuevas urbanizaciones, y miles de nuevas vivienas, 40 años después en 1967, para celebrar sus 80 años, emprendió una nueva urbanización para la clase media venezolana.

Evidentemente que este espíritu promotor y bregador, es lo que ha faltado en nuestras nuevas generaciones. Hoy el promotor inmobiliario busca más la oportunidad, que la constancia, y la perseverancia, sin lo cual es imposible industrializar el negocio inmobiliario, única forma posible de garantizarle a las nuevas generaciones, la ilusión y la esperanza, de un techo propio.

El pasado 3 de julio se cumplieron 112 años del nacimiento de quien en vida, fue ejemplo del promotor inmobiliario que hoy requiere nuestra industria, para salir del marasmo en que se encuentra.

Dios quiera que mi hijo Juan Bernardo, siga mi camino, y con él, el de Juan Bernardo Arismendi.



La Botica de Velázquez y La Farmacia del Siglo pasado


La Botica de Velázquez o 120 años de tradición


FUNDADA en el siglo pasado, los fantasmas de la Caracas de ayer perduran en cada rincón del antiguo expendio farmacéutico
Angel Méndez
El Universal
(1997)
Caracas.- Los cronistas de la puebla de Santiago de León de Caracas la registran como el expendio de medicinas más antiguo de la capital. Su primer dueño, el doctor Carlos Punceles, la fundó en 1877 y desde entonces es conocida como la Botica de Velázquez, la misma donde el doctor José Gregorio Hernández mandaba a elaborar sus recetas, compuestos de plantas caseras, que las más de las veces lograron la curación.



¿Por qué Velázquez?

El nombre de la farmacia tiene que ver con el lugar donde está enclavada: la esquina de Velázquez. Allí existía un tarantín con ribetes de botiquín, servido por el 'barbero cirujano' que atendía al prior del convento de San Jacinto, y quien adquirió mobiliario y menjurjes por la modesta suma de 50 pesos. Allí funcionaba el negocio de marras cuando adquirió el inmueble el profesor Domingo Velázquez, personaje que dictaba cátedra de Latinidad y Retórica en el colegio Santa Rosa de Lima e instaló en las inmediaciones del mismo su residencia familiar. Era por ello que todo de cuanto valer existía en aquella porción de la ciudad giraba en torno a la personalidad del profesor Velázquez, y naturalmente que en la del señor boticario, doctor Carlos Punceles.
La primitiva botica ocupaba el ángulo sureste de Velázquez, cuyo inmueble más inmediato era asiento de una vaquera. Reconstruido años más tarde, los habitantes de la parte norte velazquera mudaron la botica, sufriendo ésta varias transformaciones hasta que llegó a manos de don Salvador Alvarez Michaud, quien había llegado a Caracas, procedente de los Valles del Tuy, con 20 bolvares, dispuesto a abrirse camino en la ciudad capital. Llegó a la droguería de Arteaga Revenga y por un golpe de suerte que le mereció el premio gordo de la lotería de España, don Salvador se hizo millonario y modernizó la farmacia de Velázquez, que fue suya hasta el último día de su existencia.

'Fue el doctor Salvador Alvarez Michaud quien le vendió la Botica de Velázquez al doctor Juan Vásquez Carlín hace más de 60 años. El murió hace poco y la botica quedó en manos de su hijo, Germán Vásquez', aclara Alberto Rivero, administrador de la farmacia desde hace doce años'.

'El no era graduado sino auxiliar de farmacia, como la gran mayoría de los dueños de estos comercios, pero era todo un profesional y se conocía la medicina de la A a la Z. Por eso contaba con una fama muy bien ganada entre los caraqueños'.

Vásquez Carlín era dueño de la botica y del edificio. Cuando fue remodelada, el local fue acondicionado para que los muebles centenarios pudiesen ser colocados sin problema alguno. El mismo edificio fue reconstruido en función de la botica. Hoy permanecen los originales y viejos estantes de madera de cedro. Rivero comenta que si bien es cierto que la mueblería es representativa de la tradición del local, son un tanto inoperantes y se hace difícil buscar determinada medicina.

Entre los medicamentos que han hecho famosa a la Botica de Velázquez, está el jarabe Lamedor, un producto para la tos.Ver más



“Don Juan Bernardo Arismendi ( Urbanizador de varias zonas de Caracas, El Conde, San Agustín, La Florida) al llegar a Caracas en 1904 comenzó trabajando en la Farmacia El Águila, que se encontraba en la Esq. de Muñoz, donde uno de sus clientes y luego amigo fue el Dr. José Gregorio Hernández.

En 1910 compró la Farmacia el Cují y luego junto a Carlos Requena Castillo compraron La Farmacia La Marrón, a principios del siglo XX la importancia del farmacéutico – a quién llamaban boticario- era mucho mayor que el de hoy día, ya que el boticario preparaba el medicamento conforme a la receta especifica , muchos que no podían ir al médico directamente iban al boticario y éste les preparaba el medicamento .

En la Farmacia La Marrón se preparaba una loción para el cabello llamada Loción Fragante Marca B grande, la había con grasa y sin grasa y servía para la caída del cabello y la caspa.

También creó las gotas de Rubí para las reglas excesivas y dolorosas, hechas con hamamelis e hisdrastis ( hoy prohibidas) el jarabe Fosfol , y la Conserva de Vargas ( creada por el Dr. José María Vargas) muy buena para el hígado, que consistía en una jalea preparada con ruibarbo y naranjas amargas " ..



Imagen y texto tomados del Libro " Margot"
Colección Periodismo y Memoria de Fundación Polar
Adriana Villanueva

Farmacia Carvallo en la Esquina de Tienda Honda
Funcionó hasta el 2010.
Otra imagen de la Farmacia Carvallo Tienda Honda Circa1940





domingo, 5 de agosto de 2012

Las Tardes Hìpicas de las Caraqueñas en el Paraíso


El 9 de febrero de 1908 se inaugura el hipódromo de El Paraíso, con triunfo del caballo URSUS, de Eduardo Montaubán, quien cobró 435 bolívares como premio al ganador. El primer presidente de este hipódromo fue Gustavo J. Sanabria. En principio la pista fue de 1.100 metros, en 1932 fue extendida a 1.450 metros y algunos años después a 1.600 metros. Igualmente hasta el año 32 se estuvo corriendo hacia la derecha, contrario a la manera actual. Fueron tres las etapas de este óvalo, en 1914 se interrumpe por diversos motivos, luego se reinician las labores en 1920 hasta 1928, cuando nuevamente se suspenden, para volver en 1932 hasta su cierre definitivo en 1959.

El 3 de junio de 1927 se dan los primeros triunfos internacionales del hipismo venezolano, fueron los caballos Matachín y Guaicaipuro, propiedad del vicepresidente de la República, Juan Vicente Gómez, que ganaron los máximos honores efectuados en una gala celebrada en el hipódromo de Trinidad.

En el año 1910 se da inicio al Clásico Presidente de la República, ganándolo Carabinero y en el año 1925 nace el Clásico Fuerzas Armadas, donde Bandolero fue el primer ganador.

En 1921, el Hipódromo Nacional da inicio al juego de "Pool", génesis del "5y6", concesión que en 1932 le fue otorgada al puertorriqueño Alfonso Cabezas de La Hera, hasta pocos meses después de la muerte del general Gómez, cuando le fue devuelta al Hipódromo Nacional.

En 1944 se funda la Asociación Hípica de Propietarios, primera entidad que agrupaba a los propietarios de caballos pura sangre existentes en el país.



Hipódromo El Paraíso

1908

Un domingo cualquiera en el Hipódromo 1920-30



Las fánaticas caraqueñas en el Hipódromo del Paraiso un domingo en la tarde, están muy entendidas en asustos hípicos y hay algunas capaces de dejar chiquiticos a bejucos y Chingo Juan, nunca faltan las muy elegantes y bonitas fánaticas como lo prueban las fotos de esta página.

Señorita Caracas de 1933



Triunfo diáfano e insólito el de Iraida Regina Blanco, preclaro Blasón del Ávila, en el brillante torneo de belleza y simpatía iniciado por "Billiken" para elegir a la "señorita Caracas". A la gentilísima Electa, bella y vistuosa, caraqueñisima, podrán dedicársele en perfecta justicia aquellos versos de Rubén Dario, el Divino:

" Perla pura entre perlas buenas,
dulce belleza hecha de bien,
tu bel...dad nos viene de Atenas,
tu bondad de Jerusalén.

En ti veo paloma y honda,
todo misterio y poesía,
la sonrisa de la Yoconda
hecha por la virgen María".



Revista Elite 1933
Señorita Caracas, Dora Iraida Regina Blanco.