sábado, 30 de marzo de 2013

El Asilo de Huérfanos de Caracas


Asilo de Huérfanos
La Pastora 

El 24 de julio de 1878 el doctor Agustín Aveledo fundó el Primer Orfelinato en Venezuela, destinado a servir de hogar a los niños desamparados que había dejado como secuela la Guerra Federal y construyó parte del edificio, el cual sería luego la sede del Colegio Madre Rafols. En la casa Nº 58 entre las esquinas de Portillo a Terrero en la Parroquia de la Pastora de Caracas. Siempre el Asilo funcionò en la Pastora, salvo una vez que estuvo en casa rentada de Altagracia a Cuartel Viejo, Parroquia Altagracia y llegó con el tiempo a tener casa propia , la actual situada entre las Esquinas de Dos Pilitas a Portillo. ( Su ubicación es: Calle Oeste 13, entre las esquinas de Las Pilitas y del Puente de la Pastora con diez y seis metros, diez y seis [sic] centímetros de fondo hacía el Norte , cuyos linderos son: Por el Norte con terrenos que fueron de los señores Camino, por el sur, con la nominada calle "Por el naciente, con casa que fue o es de las señoras Mederos, y por el poniente con casa que era del señor Antonio Leocadio Guzmán).

El núcleo original de la edificación es de planta cuadrada de aproximadamente 28 m por 28 m, con un patio central rectangular de unos 11 m por 7 m, rodeado de columnas de sección circular e intercolumnios con dinteles, corredores y habitaciones por sus cuatro lados. Pero fue ampliado hace unos veinte años, construyendo una segunda planta en forma de U, dejando el lado del frente Sur. En este segundo nivel se ubican las habitaciones de las internas.

El patio está pavimentado con granito artificial vaciado, posee jardineras, bancos de concreto y una escultura que representa a San Vicente de Paúl, en bronce, sobre pedestal colocada al centro. En medio de la fachada posee un pórtico, formado por tres arcos apoyados sobre columnas de sección cuadrada, y coronado por una escultura de Jesús con un niño a su lado. En la parte posterior del lote, alrededor de un segundo patio más grande, usado como cancha múltiple, se construyó una edificación anexa. El ala norte de esta ampliación es de tres plantas y aloja aulas y espacio de usos múltiples del colegio. Es de destacar que la fachada es muy parecida a la sede de la Cruz Roja Venezolana ya que ambas edificaciones fueron diseñadas por Agustín Aveledo. Posee una capilla anexa al este, la conocida Capilla del Colegio Madre Rafols. Esta edificación forma parte del sector urbano antiguo de La Pastora, declarado oficialmente como Centro Tradicional de Conservación según Gaceta Oficial n º 31.691 del 7 de marzo de 1979.

En el libro Historia del Hospital Municipal de Niños de Caracas, su autor Antonio García Ponce, reseña aquel hecho de la siguiente manera:

Dr. Agustín Aveledo
Cojo Ilustrado
1893 /04

Cuando ocurrió el terremoto de Cúa, en 1878, el Colegio Smith montó una fundación a beneficio de los damnificados, que resultó muy exitosa. Al recibirse el dinero en la Junta Benéfica creada al efecto, el Licenciado Agustín Aveledo propuso el 12 de mayo del 78 que se crease con lo recaudado un asilo para los huérfanos que dejó la tragedia. Pero como su idea contó con poco respaldo, Aveledo, apoyado por Eduardo Calcaño, emprendió la obra por su cuenta. De inmediato se organizó una junta promotora (…) Llovieron además las contribuciones (…)La inauguración ocurrió en medio del entusiasmo general el 24 de julio de 1878, fecha en que se celebraba no sólo el natalicio del Libertador [Simón Bolívar] sino también el día de San Vicente Paúl, el primer fundador de los orfelinatos en el mundo.


Igualmente en El Cojo Ilustrado del 15 de marzo de 1892, pág 89
reseña parte de la vida de este Asilo:

“Aveledo ha vivido y vive de la caridad pública; á saber: de las cuotas mensuales que bondadosamente dan algunas personas, de lo que se recoje [sic] en cepillos establecidos en algunos puntos de la ciudad los cuales llevan inscritos: Dios bendiga la mano que deposite una limosna para los huérfanos; y de las dádivas extraordinarias con que personas caritativas la favorecen.

Se han hecho tres Bazares á intervalos grandes, y lo que ellos produjeron, se convirtió en su totalidad en la compra de una casa para el Asilo el primero;  en su refacción el segundo y en pagar deudas el tercero.

Entran también en la caja institucional la mitad del valor de los objetos que manufacturan los huérfanos: Composición de sillas, alpargatas, cobertores, etc.,  pues la otra mitad se impone en una libreta de la Caja  de Ahorros abierta á favor del huérfano constructor.
Varias obras impresas regaladas por sus autores y otras que ha hecho imprimir  el Asilo, sirven para aumentar los fondos.

No hay número limitado de huérfanos, la casa ha admitido y admite á todos los menores de 12 años sin distinción de condición social, nacionalidad ó religión, comprobado que sea huérfano desvalido, por su partida de bautismo y por la defunción del padre y de la madre si es hijo legitimo: si es natural, basta la partida de defunción de la madre. Hay actualmente en el Asilo 61 huérfanos (agosto de 1891.)
Grupo de Huérfanos en el Asilo
15 de abril de 1893
Cojo Ilustrado 
También se recogen a los que las madres despiadadas arrojan á las puertas del Asilo.

A las 5 1/2  a.m. se toca la campaña del Asilo que anuncia la hora de levantarse de los huérfanos; y de sus dormitorios pasan a los baños é inmediatamente después á practicar ejercicios gimnásticos, y de allí a desayunarse y alabar á Dios.

Entran luego al estudio de las clases que reciben: lectura, religión, escritura, aritmética, gramática, geografía, costura, bordados de todas clases, piano y canto.
Los huérfanos mayores, sin perjuicio de sus estudios alternan en el servicio de la casa; los mismos huérfanos se fabrican el calzado que usan en el interior de la casa, cortan y hacen su ropa  y asisten á los más pequeños en todas sus necesidades.

Almuerzo á las 12.  Recreo de las 12 a la 1. P.m. Comida a las 5 p.m. Recreo después de la comida hasta  las oraciones.

A las oraciones rezan el Rosario concluyendo con un himno a San Vicente de Paúl. Recreo hasta las 8.p.m. hora á que se recojen  [sic] en sus dormitorios.
Presta gratuitamente la asistencia médica  el señor Doctor José Manuel de Los Ríos, y en casos graves, aunque han sido muy pocos, ha habido una junta médica formada con los mejores médicos de Caracas que no han querido recibir honorario alguno.

Interior del Asilo de Huérfanos (Caracas)
Cojo Ilustrado 15 de abril 1893

El Asilo está bajo la dirección de dos juntas: Una de señoras y otras de caballeros.
La de Señoras la componen: Concepción M. de Smith, Rosalvina de Calcaño; secretaria, Gertrudis Mendoza é Isabel Urbaneja de Aveledo tesorera; y forman la otra:  los señores: Agustín Aveledo, Eduardo Calcaño y Olegario Meneses  ( …)

El gasto mensual por cabeza es de $11.

Cuando los varones cumplen de catorce á quince años  se entregan a artesanos honrados que les enseñan un oficio. Esto se ha hecho y se seguirá haciendo hasta que el Asilo tenga local para montar una maestranza.
Las niñas huérfanas  se entregan a los 17 á 18 años á familia honradas. Se han casado ya ocho.  

En una palabra es el Asilo de Huérfanos Institución admirable y timbre de alto honor para su fundador y Director. Dr. Agustín Aveledo.  
 
   



Semana Santa en la Caracas vieja


La Semana Santa en Petare es algo único, dice Don José García de la Concha en su libro reminiscencias : cada familia tiene su día y adorna a su "paso". El domingo es de los Arvelo, la Oración en el Huerto; el lunes, Jesús en la Columna; sale el paso y, al pasar por la Jefatura, Jesús toca y saca los presos, que van a hacer penitencia por su libertad. El martes, la humildad y la Paciencia. El miércoles el Nazareno, acompañado de los descalzos vestidos de túnica morada que van haciendo promesas. Pero lo más grande es el Jueves : Un grandioso monumento y luego el Cristo de la Salud, imagen venerada por miles de miles de fieles; ese día llega gente de todas partes y hay que ver que ver que solemnidad, qué respeto y qué imponencia. Tres a cuatro cuadras llenas de gente, cada una con una vela en la mano. Luego el viernes es de intenso dramatismo religioso : Sacan el santo Sepulcro de la Capillita de El Calvario. La virgen sale de la Parroquia para encontrarlo, y en una esquina se unen las dos procesiones "

Pag 59
Caracas 1962

La Revista Elite de  1945 reseña de la siguiente manera la Semana Santa


" Caracas se vistió de movimientos para celebrar la Semana Santa. Como todos los años el pueblo sufrido, el proletariado, se dió  cita en las calles e iglesias de la ciudad  y ante las imágenes empalidecidas  puso de rodillas su fervor religioso y su fe en Dios, esperanza de los débiles desde la mañana legendaria del Sermón de la Montaña ,  cuando los labios  del judío murmuraron las palabras de la bienaventuranzas.

El ritmo vertiginoso del futurismo cosmopolita ha venido arrancando a Caracas  su pátina colonial, su viejo mascarón de amarillos rincones junto a las vetusta del templo se alza hoy la inconmovible estructura del edificio moderno, alarde de arquitectura atrevida.

Sin embargo, Caracas sigue siendo colonial en su espíritu. No podemos arrancarnos la herencia que a través de la sangre, el idioma  y las costumbre nos dejara el conquistador hispano, bajo la sombra de la cruz  de Castilla aventurera y piadosa. Y por ello, como todos los años, el pueblo puso traje recoleto a su fe de siglos, y desfiló junto al alarde modernista tras los pasos de su religión heredada e inconmovible como la misma piedra de las arquitecturas soberbias." 

Los Cadetes de la Escuela Militar reciben la eucaristía en la gran
comunión de hombres celebrada el Martes Santo
en  la Plaza Bolívar







El pueblo piadoso acompaña
sus santos en el Pueblo de Petare 

lunes, 25 de marzo de 2013

Sobre el terremoto de Caracas 26 de marzo de 1812


Tras las huellas del sismo



Entre los testimonios más dramáticos acerca del tremendo terremoto de 1812 se halla el que por aquel tiempo publica el señor Luís Delpech, un francés residente en Caracas. El historiador Jesús Rosas Marcano traduce parte de esta versión tomada de “Le Journal de París”, donde aquél afirma, entre otras muchas cosas, lo siguiente: “en medio de un aire infecto, hemos visto recoger los cadáveres en distintos sitios de la población para ser incinerados con las maderas extraídas de las ruinas, a fin de contrarrestar alguna epidemia”. No menos impresionante es la relación del escritor realista José Domingo Díaz, así como también la que nos deja Manuel Palacios Fajardo, ambos testigos presenciales del suceso. En sus estudios Sismológicos – publicados en 1942- el Ingeniero Melchor Centeno Grau, a la par de una serie de consideraciones de orden técnico que formula acerca de los orígenes y periodicidad de estos fenómenos en Venezuela recoge abundantes testimonios y lleva una relación rigurosamente cronológica de todos los hechos de esta naturaleza acaecidos en el País desde el descubrimiento hasta nuestros días. 
Durante un largo período no deja de temblar en Caracas. Aparte de las capitulaciones contenidas en el expresado trabajo de Centeno Grau, hallamos en las páginas del señor  Ker Porter testimonios acerca de una serie de movimientos sísmicos que se registran  en Caracas durante los años de 1822 y 1823.
 El diplomático anota cuidadosamente la hora y fecha en que aquellos se producen, así como otras observaciones sobre la intensidad y duración. Capítulo aparte por su estilo pintoresco  merece por ejemplo la siguiente referencia que hace ker Porter  sobre un temblor que ocurre justamente en 1827 cuando el Libertador pasa unos días en Caracas:
Ruina del Convento de la Merced
Según cuadro de Cristobal Rojas
Las huellas del terremoto perduraron  en la Ciudad 
“Salí  a caballo esta mañana temprano, regresé a las 8 y apenas había desmontado cuando tuvimos un par dze temblores de tierra. Los habitantes pronto llenaron las calles y se escuchó el usual zumbido de rezos, ladridos de los perros y el tañido de las campanas. Yo me guarnecí debajo de la viga de las ventanas de mi dormitorio, que en todo momento es el lugar más seguro, cuando no es posible salir afuera a un sitio abierto. Este ha sido con mucho la más severa sacudida que he experimentado desde mi llegada a Caracas. Durante los muchos segundos que aguardaba el retumbar parecido al trueno y el estremecimiento incesante de la casa, techos y paredes, me asomé a la calle esperando a cada instante ver la caída de algún edificio, pero, a Dios gracias cesó pronto. Durante el tiempo que duró, todo el mundo afuera parecía como si fueran estatuas. Ni una criatura se movía. Sus labios eran los únicos músculos que se observaban en acción. Pues las Aves Marías y Jesús etc., pidiendo misericordia resonaban por dondequiera. A las 8 sucedió el tercer sacudimiento de naturaleza leve. Espero que todos éstos sean todos en muchos meses siguientes”. (7-7-1827.)      



Fuente: Caracas de Siglo a Siglo
Guillermo Jose Schael 
Segunda edición 1966

domingo, 24 de marzo de 2013

Domingo de ramos


Venezuela es un país eminentemente católico. Existe una auténtica libertad de cultos y se encuentran iglesias de las más diversas confesiones. 
Desde los tiempos de la colonia, a pesar de que había tolerancia confesional, se consagró que tanto para la población como para el Estado la religión era la católica, apostólica y romana. 

El 18 de febrero de 1834 se firma el decreto, sancionado por el Congreso, que establece la libertad de cultos. Esta libertad se ha consagrado en las distintas constituciones que hemos tenido. El 6 de marzo de 1964, bajo la presidencia del doctor Raúl Leoni, el Estado venezolano y la Santa Sede firman el concordato que le da personalidad jurídica de derecho público a la Iglesia católica. Las demás religiones o confesiones que se practican en el país se regulan por el decreto de Inspección Suprema de Cultos, del gobierno del general Juan Vicente Gómez en 1911. 

Desde el 7 de julio de 2003 reposa en las gavetas de la Asamblea Nacional un anteproyecto de ley de religión y cultos que no ha tenido la atención adecuada.

La Pasión de Cristo. Al terminar los carnavales se sucede el Miércoles de Ceniza. Se llama así porque los fieles que asisten a la Iglesia reciben las cenizas producidas por la incineración de los ramos de palmas o de olivos, que se utilizaron en las liturgias del año anterior. La simbología de estos actos está relacionada con el deseo de conversión de los fieles. Así comienza el tiempo de la Pasión del Señor que está signado por el ayuno y la abstinencia que se practican durante la denominada Cuaresma. Los cuarenta días que transcurren, en la actualidad cuarenta y tres, entre el Miércoles de Ceniza y el Domingo de Ramos. 
El Domingo de Ramos. Este día tiene dos significados, si se quiere, contrapuestos. Dicen las sagradas escrituras que el Domingo de Ramos se celebra la entrada triunfal de Jesús de Nazaret a Jerusalén. De allí la procesión con las palmas y el transporte del Señor sobre los lomos de un jumento. De acuerdo con lo narrado por los evangelistas, Jesús, antes de entrar a Jerusalén cena con Lázaro y las hermanas María y Marta. Más también, el Domingo de Ramos es el tiempo donde se anuncia la Pasión del Señor y su crucifixión en el Gólgota. 

Los colores en la liturgia. Dentro de la religión católica, el uso de los ornamentos para las distintas ceremonias tiene sus significados. 
En tiempos de cuaresma, los sacerdotes, al celebrar los actos, utilizan ornamentos de color morado como signo de la preparación para la Pasión de Jesucristo. La excepción es el Domingo de Ramos. Este día, los ornamentos son de color rojo. En señal de la celebración de la vida del Señor. 
Para la misa de la Resurrección, el Viernes Santo, los oficiantes emplean ornamentos blancos. 

Los palmeros de Chacao. Caracas, la Sultana del Ávila, tiene una maravillosa tradición alrededor de la recolección de las palmas que se utilizan en la procesión del Domingo de Ramos. 
Dicen los cronistas que la tradición de la recolección de las palmas tuvo su origen en las acciones del padre José Antonio Mohedano, quien en el siglo XVIII envió a los peones de las haciendas del sector a recoger esas palmas reales. Se dice que las acciones del párroco estuvieron estimuladas y dirigidas a contrarrestar las consecuencias de una peste de fiebre amarilla que se desató en Chacao. Se cita el año 1770 como el del comienzo de la costumbre. 
Desde hace un tiempo, esta tradición se ha recogido y fomentado dentro de la Asociación de la Santa Cruz del Pedregal, que son los actores principales de la recolección y bajada de las palmas que se utilizan en la liturgia. 

Para testimoniar esta costumbre se erigió, en la cumbre del Ávila, una cruz. Se responsabiliza a cuatro personas de la instalación de la cruz que desde el primer día del mes de julio de 1962 ha servido como testimonio: Dimas Reyes, Jesús María Gil, Alejandro Farfán (miembro de una tradicional familia del sector) y el guardabosques Sabas Nieves.  Se trata de una cruz de tres metros de alto que se colocó en el denominado Pico Diamante, que registra una elevación de 2.575 metros sobre el nivel del mar y que se encuentra a escasos 65 metros del Pico Oriental de la Silla de Caracas. 
La tradición establece que el miércoles, que precede al Viernes del Concilio, suben los palmeros al Ávila y pernoctan en la montaña escogiendo y cortando las palmas que traerán el sábado a la plaza de Chacao, vecina de la bella Iglesia del lugar. 
Nuestros amigos, José "Cheo" León, quien tiene más de cincuenta años en la puerta del Caracas Country Club y Néstor Farfán, querido y apreciado "caddie" que atiende y ayuda a los jugadores de golf del club, son hoy y desde hace varios años, motores fundamentales de las actividades de la Asociación de la Santa Cruz del Pedregal. 
Ramón Delgado Palmero mayor 

Elaboración de los símbolos. Las palmas reales que se bajan del Ávila sirven para elaborar, por las hábiles manos de las señoras de los palmeros y otras devotas, innumerables cruces que sirven de estandartes de fe en la procesión del Domingo de Ramos. La creatividad y el arte de estas señoras hace que se luzcan muchas versiones de la cruz que simboliza el elemento utilizado para la pasión y muerte de Jesucristo. 
También se elaboran cruces muy pequeñas que los palmeros distribuyen entre sus amigos para que las conserven en sus carteras o las coloquen en sus hogares. El simbolismo, la devoción y la pasión del deber cumplido son nortes fundamentales de las actuaciones de los palmeros de El Pedregal. Su tradición se va enseñando de padres a hijos y cada año, dentro del grupo de unos doscientos palmeros que cumplen su función, siempre se incorporan niños y jóvenes que a la vera de sus padres se suman a esta bella tradición. 
Este año, las seiscientas cincuenta palmas que le autorizaron recoger a los palmeros de Chacao, provienen de los sectores denominados Noteapures, Pajarito y La Veguita. Todas las actividades que desarrollan los palmeros de Chacao conforman una pieza fundamental tanto de la religión como de las costumbres de sus ciudadanos. 

La Semana Mayor. Como hemos escrito, el Domingo de Ramos es la antesala, la puerta de entrada de la Semana Mayor. En sus crónicas y tradiciones se concentra la esencia de la vida, pasión, muerte y resurrección del Señor. Muchas son las costumbre que se desarrollan entre los pueblos católicos del mundo. España es escenario, en casi toda su geografía, de los denominados "pasos" de la Semana Santa y cada ciudad o pueblo se ocupa de hacer los mayores esfuerzos para que las llamadas "cofradías" rindan los mejores despliegues alrededor de sus expresiones. 

Un recuerdo final. El Año Santo de 1950, nuestra abuela paterna, acompañada de su hija, su yerno y sus dos nietos Galarraga, viajaron a España e Italia. Nuestra querida Antonia se fijó una tarea. Traer una nueva ornamenta morada para el Nazareno de su parroquia, El Recreo. Era párroco el recordado Jesús María Ferreira. A partir de 1951 y mientras vivió Antonia, cada Martes Santo, dirigió junto con Clemencia, la preparación de la imagen del Nazareno para la procesión del Miércoles Santo. Esto es solo un recuerdo pues los pasos de la Semana Mayor merecen otra historia.


Fuente:
RAFAEL DÍAZ CASANOVA |  EL UNIVERSAL
domingo 24 de marzo de 2013  12:00 AM
 rafael862@yahoo.com @rafael862



La Semana Santa en la Caracas del Siglo pasado


La Semana  Santa en Caracas.
Reminiscencias / José García de La Concha
1962

“Para comienzos del siglo XX  desaparecieron las costumbres típicas de nuestra vida de antaño. Una fue la de enterrar los muertos en las iglesias, y la otra la de las procesiones por las calles.

La última vez que salieron éstas fue en 1901. Las aceras de la Plaza Bolívar estaban invadidas con las sillas de alquiler de Antonio Feo, y los “pasos” recorrían su trayecto pasando siempre por sus alrededores para finalizar en la Catedral.
Imagen del Nazareno de San pablo
El Cojo Ilustrado 1894

El terremoto de 1900, las continuas revoluciones, las noticias venidas del extranjero de la catástrofe del volcán de Martinica y otras calamidades, tenían a nuestra población con el ánimo exaltado, y llegada la semana santa de 1902, Caracas se volcó  a hacerle rogativas al Nazareno de San Pablo, Miércoles Santo y la iglesia de Santa Teresa estaba plena; las nueve de la mañana y se celebraba la misa mayor. No se sabe qué pasó: Un cuadro que rodó, una persona nerviosa que gritó: “¡Misericordia, Temblor!”, cundió el pavor, todos quisieron salir a un tiempo, y un minuto más tarde no había nadie, sino algunos heridos  y el altozano alfombrado de paraguas y sombrillas, faldas y zapatos, carrieles y andaluzas e infinidad de cosas. Muchos años más tarde encontraba a una señora con la oreja partida y nos decía: “Mijito, eso fue cuando el zaperoco de Santa Teresa”. Cincuenta años más tarde se repitió algo parecido.

Los santos más venerados para estos días eran: El Domingo de Ramos, el Jesús del Huerto, de la Capilla de la Trinidad; el lunes, el Jesús en la Columna, de La Candelaria. Para el martes, La Humildad y la Paciencia, de Catedral; el miércoles, los Nazarenos de Santa Rosalía y el de San Pablo; el Jueves el Cristo de Burgos, en la Altagracia, y para el viernes, la gran solemnidad de la Dolorosa y el Santo Sepulcro de San Francisco.

Siguiendo siempre las viejas costumbres, los caraqueños se reservaban sus mejores trajes para lucirlos en Semana Santa, y no solo eso, sino que sastres y modistas estaban atareados por aquellos días.

Los jueves y viernes Santos no circulaban los tranvías ni los coches de alquile, y desde el jueves al mediodía cerraban los negocios hasta el sábado después del Aleluya.
Sin embrago, ya no se usaba en las damas la “saya” de nuestras abuelas, que consistía en un fastuoso vestido negro de seda y terciopelado y blondas y lentejuelas, pero si vestían  con lujo, y los hombres todavía lucían sus levitas y pumpás, naturalmente, los mayores, porque los jóvenes solíamos estrenar un buen terno.

Caracas se excedía en arte y lujo en la confección de sus Monumentos. Parecía como que cada iglesia quería rivalizar y unos por fe y otros por admiración y los más por curiosidad se daban a la tarea de visitar todas las iglesias, y así las calles por lo regular desiertas en estos días se llenaban de gentes, y era de ver la policromía, modas, estilos de los trajes, y ya al atardecer encontraba usted por las alcabalas de la ciudad pobres muchachas con los zapatos en las manos y los pies ampollados, venidas de lejos y caminos de sus casas. 
La gran  solemnidad era el jueves santo, en la catedral. De la Casa Amarilla a la puerta principal de la Catedral, en dos filas estaba tendido un batallón en uniforme de gala. Himno Nacional, ¡Presenten armas!, y hacia su entrada el Presidente de la República, quién recibiría las llaves del Sagrario del señor Arzobispo. Al presidente le acompañaban los ministros del Despacho, el Gobernador, cuerpo Diplomático y demás altos empleados.  Para la procesión, el presidente tomaba el Pendón y los Ministros el Palio, y era de oír emocionado  en medio de tanta solemnidad la célebre marcha fúnebre de Pedro Elías Gutiérrez “Viernes Santo”, La ceremonia terminaba  a la una del día. En todas las parroquias siempre se le “echaba” la llave a algún connotado de la parroquia, que luego, acompañado de parientes o amigos, libaban un brandicito en voz baja y se dedicaba a la visita de los demás Monumentos.

Iglesia de San Jose ( parrqouia San José) 1947
Orquesta Sinfonica de Venezuela con el maestro Vicente Emilio Sojo
En la tarde escuchábamos las siete palabras, los mejores oradores sagrados se dejaban oír y la sacra música con las mejores voces de Caracas alternaban  y llegaban al espíritu de los fieles.  Tal arrobamiento de piedad recuerda al emocionado padre José Vicente Lozano en Altagracia. Con su verbo elocuente hacia llorar a sus fieles. Antón, Chirinos,. Carmen Felícitas  León, Angelina Brandy, Isabel Hermoso y la debutante Susanita Delfino, que esta vez se consagró como una gran contralto, hacían llenar los templos a las horas de la música. Juan Bautista Castro, el padre Mendoza y Carlos Borges y Esculpí y Rada y García y Serafín de Oricán y tantos otros oradores sagrados que dejaron en sus parroquias el recuerdo imborrable de sus virtudes.      


       


viernes, 22 de marzo de 2013

La fábrica del chocolate en la Caracas vieja



En Venezuela, el cultivo comercial de la planta del cacao, se inició a fines del siglo XVI. Este cambio de mirada de los hacendados hacia la producción del cacao, se debió principalmente por el menoscabo de la producción del trigo por plagas y enfermedades.

La primera exportación comercial fue de 4 y media fanegas, se efectuó por el Puerto de la Guaira en 1.607, a bordo de la fragata "San Francisco" y tuvo como destino la ciudad de Cartagena.
Las zonas productoras de Cacao en Venezuela han variado a través de los siglos. Aquellas que se podrían denominar pioneras en el cultivo del cacao son las siguientes:

Mediados del siglo XVI: Provincias de Maracaibo y Barinas, actualmente Parte sur del Lago de Maracaibo y estados Mérida y Táchira.

Finales del Siglo XVI: Provincia de Caracas, actualmente Distrito Federal, Estados Miranda, Aragua y Carabobo.

    Principios del Siglo XVII: Los actuales Estados Falcón y Lara
    Mediados del Siglo XVII: Provincia de Cumaná, actual Estado Sucre.

El cacao había sido una bendición para Venezuela desde el siglo XVII hasta el primer tercio del siglo XIX, cuando reinó casi solitario en la economía venezolana. Hacia 1670 nuestro país se convirtió en el mayor proveedor de cacao a la Nueva España, y, desde allí, a España. Esa fue la época de las prohibiciones establecidas por el monopolio comercial español, pero también el tiempo del contrabando y de la esclavitud asociada a su cultivo.

A mediados del siglo XVIII Venezuela llegó a ser el mayor productor de cacao del mundo, exportando unas 10.000 t.m., y los cacaos venezolanos, el "Caraca" o "caraque", pequeño y grande, producido en la provincia de Caracas, y los de Maracaibo y de Puerto Cabello, eran conocidos y muy estimados en los grandes centros de consumo del incipiente capitalismo mundial. Junto con el de Soconusco (cultivado en México, a partir del Theobroma angustifolium), desaparecido del mercado,, y el de Madeleine, los cacaos de Maracaibo (inexistentes en los mercados a finales del siglo XIX) y de Caracas, especialmente el de Chuao, gozaban de la más alta reputación por su extraordinaria calidad. 

Pero hablando del chocolate en Caracas, podemos decir que  se consumía mucho chocolate. 

Los caballeros, muchos de ellos con largos bigotes, como era la moda, lo tomaban en una taza llamada "bigotero", que tenía en el borde una amplia abertura en forma de medialuna, donde los bigotudos encajaban sus mostachos para que no se les embadurnara del espeso chocolate. El chocolate, como el café, se convirtieron en elementos socializadores, junto con el helado (recordemos la famosa polémica entre Luis Sanojo y Cecilio Acosta en torno a esa innovación y sus efectos sociales).





En Caracas, como en las principales poblaciones del país, se crearon Salones de Familias, donde asistían las damas para hacer vida social en torno a una fragante y humeante taza de chocolate. El cacao, desde antiguo asociado a la figura de los "grandes cacaos", esos ricos propietarios de haciendas cacaoteras que habían adquirido títulos de Castilla, no era, en realidad, tan democrático como el café. Su elevado precio para una fecha, digamos 1728, impedía que fuera un alimento para los pobres. Una fanega, 11 , 5 kilos, costaba ese año 22 pesos, lo que lo hacía inaccesible para el bolsillo de las familias de recursos modestos, que constituían la mayoría en Venezuela. Federico Rivero Escudero, un poeta conocido como "Radamés", perteneciente al "Culto de Osiris" (1900-1926) se refirió al mismo asunto en un fragmento de su "Oda al Chocolate": No obstante, ningún fruto tanto vale: el maíz cuando caro, jamás llega a valer doce pesos la fanega, y el café, de ocho pesos nunca sale. En cambio el rey cacao vale diez y ocho pesos si es de Barlovento y hasta cincuenta pesos vale el Chuao.


Entre las empresas pioneras del chocolate en Caracas encontramos la de los hermanos Fullié, de nacionalidad suiza, fundaron en Caracas en 1861, la fábrica de chocolates “La India” .  Su producción, empleando máquinas perfeccionadas, sustituyó en gran parte al chocolate en bola hecho de cacao molido grueso y de fabricación doméstica. Esa planta contaba con 26 máquinas grandes y varias pequeñas, francesas y alemanas y producían 1000 Kg. de chocolate al día. En 1892 obtiene la marca  como “Chocolate La India”. Su organización fue reformada en 1895. En 1906 se anuncia como “Gran fábrica de Chocolate La India” , fundada en 1863 y no en 1861 como establece la anterior fuente. 

En 1913 uno de los hermanos Fullié había muerto y el otro por razones de salud tuvo que ausentarse del País  y resolvió vender la fábrica. Esta empresa fue convertida en Compañía Anónima con el nombre de Fullié & Cía. , con un capital de Bs. 500.000,oo que producía varios chocolates, en tableta, caramelos, aguas gaseosas, helados y phosphatine Fullié. Para 1920 continuaba con el mismo capital produciendo 15.000 kg, mensualmente. Obtuvo la medalla de mérito, oro y plata y el gran premio en Chicago  en 1893. Su fábrica se localizó en la Calle de la Estación de Caño Amarillo. Los promotores de la nueva compañía fueron Dr. Julio  Blanco Ustariz, Lewis J, Proctor, L. Pérez Díaz, Dr. Rafael Max Valladares y Dres. Alfredo y Oscar A Machado . Expedían Avena-cacao marca la India para 20 tazas de4 reales, la Phosphatine Fullié como alimento para todas las edades de la vida. 



En 1926 construyeron el edificio moderno, renovando totalmente la maquinaria  e instalando  refinadores de cilindros de acero, pesadoras automáticas para la fabricación de chocolate fondant y con leche,  y lanzó con su marca diversos tipos de chocolates con leche y bombones que por ser criollos no tuvo la suficiente acogida  a pesar de la magnífica calidad por lo que fue necesario presentarlos con la marca Duncan para que el público los consumiera y los encontrara excelentes.  Así que la Duncan eran productos de La India. 
No fue sino hasta 1847 que fue presentado el chocolate masticable, ya que anteriormente siempre fue servido como bebida. 

El Chocolate El Indio, se anunciaba como  la “fábrica de chocolate más antigua y acreditada en el País” . Se localizaba en Caracas estaba regentado por J. Hermann  (1859)?  De hecho José Hermann consigue su “marca de fábrica”  para cacao, chocolate y confitura, “El Indio”  en 1915.  El registro más patente para este producto es de 1863 cuando se concede el privilegio para la fabricación de chocolates al Sr. Juan B. Barboza.


La gran fábrica de chocolates y cacaos “Sultana del Ávila”, era la marca de la empresa Ramella Hnos. y Pablo Ramella Sucs. De Caracas ( ver panaderías) quién tendría 5 establecimientos  en Caracas y dos en La Guaira y en 1920 un total de 214 empleados en el ramo de la panadería y confituras. 
Existieron otras fábricas de chocolates en la capital “La Tropical” de Gregorio Pérez, “Chocolates OKA” de Pérez y Cía. que recibe en 1914  su marca de fabrica . En 1934 se anuncian Chocolates Tell . Igualmente anunciaba en 1937 “Chocolates El Rey”  de Touzzo y Zazaya C,  Así como la crema de chocolate Yogi de la Compañía industrial Venezolana de cacao en 1939.



Chocolates "La Sultana del Avila"
Pablo Ramella , Caracas 1893




El chocolate fue perdiendo clientela con la urbanización, que privilegió al café, aunque nunca fue desplazado enteramente de los brindis de los velorios, donde su aroma despertaba a los deudos desfallecientes en plan de vela. En uno de sus "20 versos al chocolate", Mariano Herrera Toro, conocido en el medio bohemio como "Theolindo", reivindica con versos ramplones a la bebida marginada: ¿Quién como tú, en los duelos presta paz y consuelos a la afligida gente, y quién más verdadera forma a un concurso da, que tú, cuando haces que más de un concurrente tenga que despedirse a la carrera por hallarse tal de esa manera... 9

Despidámonos, pues, del apetitoso chocolate, y de algunos de sus hijos más estimados, como el mousse o la carne con chocolate, con los versos iluminados del gran Bello, quien, en el brumoso Londres de 1829, le cantó a la exuberancia magnífica de la naturaleza americana: Salve, fecunda zona, que al sol enamorado circunscribes, el vago curso, i cuanto ser se anima en cada vario clima, acariciado de su luz, concibes!. tú, en urnas de coral, cuajas la almendra que en la espumante jícara rebosa.

Fuente: La Industrialización Pionera en Venezuela: 1820-1936
de Gerardo Lucas,  1998 UCAB 

"El Pan Nuestro de cada día",
 Rafael Carrtay, 
fundación Bigott, página 66-73.

sábado, 9 de marzo de 2013

Caracas ciudad rompecabezas




Barrios y Urbanizaciones 

Algunos de los nombres de las parroquias, barrios y urbanizaciones fueron adjudicados para honrar  a héroes, santos, árboles, flores y hasta títulos nobiliarios o abstractos como los de “El Conde” y “El Marqués). Pero la más abundante de la nomenclatura caraqueña son las designaciones bucólicas, lo que hará pensar a quienes desconozcan nuestra cuatricentenaria ciudad que ésta es la urbe más campestre del planeta. Vean,  para comprobarlo,  los siguientes nombres: Campo Alegre, Campo Claro, Campo Rico, La Campiña, Los Campitos, Bello Campo, Bello Monte, Monte Cristo, Monterrey, Las Estancias, Cerro Verde, El Bosque, El Cafetal, El Llanito, El Paraíso, El Pinar, Lagunita, Las Flores, Los Flores, La Florida, La Floresta, Las Palmas, La Vega, Las Vegas, Los Caobos, Las Acacias, Los Castaños, Los Cedros, Los Chaguaramos, Los Geranios, Los jardines, Los Laureles, Los Naranjos, Los Rosales, El Rosal, Los Totumos, El Prado, Los Prados del Este y, para completar nuestro exuberante ambiente bucólico nominal tenemos nada menos que dos sabanas : Sabana Grande y Sabana del Blanco. Las similitudes que se observan en los Montes, en los Campos, el Los Flores, en Las Flores, El Rosal y Los Rosales, La Vega y Las Vegas,  que son factores de confusión cuando se busca una dirección, las tenemos también en la cantidad de “Vistas” y “Miradores” que tiene Caracas. Veamos: Alta Vista, Bella Vista, Vista Alegre, El Mirador, Miradores del Este, y si bien se mira, Altamira. Uno de los argumentos fundamentales de los vendedores de parcelas urbanísticas para convencer a sus clientes es el ofrecerles – además de un pedazo de tierra con agua, luz, teléfono y calles pavimentadas - una vista panorámica que,  por lo menos en apariencia, es una ñapa y no se incluye en el precio total de la venta. Por esa razón han surgido tantas “Vistas” y “Miradores”. De manera que puede afirmarse que el único Mirador caraqueño, cuyo nombre no ha sido influenciado por el lucro, es el Observatorio Cajigal. 

Un sector de Bello Monte que señala el abstracto
límite entre Caracas y el Distrito Sucre, y en cuyas casas no es raro
que el jardín esté ubicado en el Estado Miranda y la cocina
en la monumental paradójica  Santiago de León. 
Ciudad Universitaria de Caracas
Revista Life 
Caracas era hace unos cuarenta años, un hermoso valle rodeado de suave y verdes cerros. Cuando su explosión demográfica la hizo invadir esos cerros, encima se encaramaron quintas, edificios y ranchos.  De ahí que muchas urbanizaciones y barrios hayan tomado sus nombres de esos cerros. Pero existe entre ellos  una diferencia: Cuando el cerro fue invadido por quintas y edificios, cambió su sustantivo por el más delicado y aristocrático de “Colinas”. Es así que tenemos Colinas de Bello Monte, Colinas de Las Acacias, Colinas de Tamanaco , Colinas de Vista Alegre, Colina del Hatillo etc..,  Pero conservaron sus primitivos nombres de cerros cuando en ellos treparon humildes ranchos y modestas viviendas. Sucede así con La Charneca, Los Dos Cerritos, El Guarataro, El Atlántico y otros. Algo similar a lo que ocurre con los señoritos que cuando se pasan de copas todo el mundo dice que “están alegres”, pero si es un Juan Bimba el que empina exageradamente el codo la calificación es de borracho. 
Ciudad Tablita, una pequeña ciudad dentro de la Gran Ciudad
donde puede apreciarse la Caracas de tres pisos:
Residencias y amplias avenidas, en la parte inferior, superbloques y en el centro
y arriba los ranchos trepados en el cerro.


 Para colmo, dentro de la ciudad tenemos dos ciudades: La Ciudad Universitaria y Ciudad Tablitas,  esta última sin autonomía territorial, y una Nueva Caracas que ya pasó de moda; y barrios que se gastan dos nombres Coche-Delgado Chalbaud, Casalta- Francisco de Miranda y Sarría-Pedro Camejo. 

Dos barrios tienen nombres increíbles, los cuales toman de imprescindibles establecimientos: El Cementerio y El Manicomio. Los residentes de esos sitios deben tener mucha cautela cuando alguien que ignore nuestra peculiar nomenclatura les pregunte: 

- ¿Dónde vive usted? 
En el Cementerio
- ¿En el Cementerio?    Entonces debo creer que usted es un fantasma o que me está tomando el pelo. En el Cementerio solo viven los muertos….. 

Los que viven en el Manicomio corren el riesgo  de que sus interlocutores salgan de estampida o  llamen en su auxilio a la  policía para proceder a su captura, pues es fama que del Hospital Psiquiátrico de Caracas no están todos los que son, ni son todos los que están. 


Calles y Avenidas 

Nombres iguales distinguen a multitudes de avenidas, calles, esquinas, edificios y casas.  Al observar un plano de Caracas veremos que existen dos avenidas, seis calles y ocho esquinas que se diferencian unas de otras con el nombre  de  “El Carmen” sin contra la esquina  de Carmelitas; hay una avenida y cuatro calles llamadas “Cumaná”; cinco avenidas, una calle y dos esquinas  “El Samán”; ocho calles llamadas “Los Cedros”; tres avenidas y dos calles “Guaicaipuro”; cinco calles “Los Mangos”; tres calles y una esquina “Los Manguitos”; y otra esquina denominada: “El Manquito” ; con el nombre de Miranda se distinguen una avenida, cuatro calles, dos esquinas y dos urbanizaciones; Naiguatá es epónimo de dos avenidas y tres calles; San Antonio, patrono de las solteronas, dio su nombre a cinco calles, dos barrios, dos esquinas y un callejón; con el nombre de San José fueron bautizadas una parroquia, una avenida, ocho calles , una esquina y un pasaje; San Miguel tiene en su haber una avenida, cuatro calles y una esquina; Santa Ana, una avenida y cuatro calles; Santa Elena, cuatro calles y un callejón; Sorocaima, dos avenidas y cuatro calles; Sucre ha cedido su glorioso nombre a tres avenidas, cinco calles, dos esquinas y un callejón; Tamanaco, a cuatro avenidas y una calle;  hay cinco avenidas Alameda, ; tres avenida, tres calles y un callejón Anauco;  Seis avenidas y cuatro calles El Parque; siete avenidas Avila;  existen tres avenidas Bolívar: Una en Catia, la del centro y otra en el Este, además de ocho calles y una vereda, y de ñapa, dos avenidas, una calle y dos esquinas Bolivia; aunque somos una República, hay veintidós calles Reales, entre ellas la Calle Real del Mamón, por la que ha debido transitar en sus buenos tiempos, hacia su palacio el Rey Momo; el Descubridor tiene cinco calles y una esquina llamada Colón. Advertimos que los nombres antes citados tienen más de cuatro repeticiones y por eso los elegimos como ejemplos, pero hay muchos otros con tres y dos bis.
Esquina de San Miguel , correspondiente a uno de los tantos santos
que abundan en la urbe
1966 

Esquina de Quita Calzón
1966

Pero no todo es repetición de nombres. Para variar la más extensa avenida caraqueña que va desde Catia hasta La Florida, se gasta tres nombres desde la Plaza Catia hasta Miraflores se llama Avenida Sucre, aquí toma el nombre de Urdaneta y lo sostiene hasta la entrada de San Bernardino, sitio en el que se lo cede a Andrés Bello, quién lo porta hasta La Florida. 
Mostramos el viejo contraste entre las dos Caracas:
La monumental delas Torres, y la semicolonial de las escalinatas de ladrillo 
La Urbanización de san Bernardino es un monumento levantado en  homenaje al disparate urbanístico. Contornos de círculos, ocho eses y aspírales tienen lo que no tenemos más remedio que llamar “sus manzanas”. Cuando el transeúnte cree que camina hacia el Norte, en realidad se desplaza hacia el Este. Y sus avenidas, al cruzarse con otras, cambian tranquilamente de nombre, tal como sucede,  por ejemplo, con la Avenida Francisco Javier Yánez, la cual, al cruzarse con la Alejandro Humboldt nos da un hibrido llamado Avenida Licenciado Aranda.               

¿ Dónde será? 

Esquina de Pele el Ojo , que mira de soslayo
el viejo parque de La Misericordia .

Fuente : Momento 29-05-1966
Por Felix A. Hérnadez
Fotos F Carias Sisco.
Transcrito por María F Sigillo


Los restos de Páez llegan a la Guayra 1888- Epitafio

Trascurre el día 7 de abril de 1888, cuando en horas del mediodía, el Fortín El Vigía del puerto de la Ciudad Histórica La Guaira, con repiques de campaña y con su conocido código de señales anunciaba que había “fragata americana a la vista”, lo que produjo una gran excitación entre el pueblo del puerto que esperaba el arribo de dicho navío. La fragata extranjera era el “Pensacola”, que había salido de Nueva York con los restos del ilustre venezolano el día 24 de marzo, después de haber permanecido cuatro días en capilla ardiente las cenizas del héroe, recibiendo los más grandes honores del pueblo del pueblo norteamericano.

A las dos de la tarde atracó el buque de guerra en la rada del puerto de La Guaira, e inmediatamente todos los buques surtos en el puerto izaron las banderas a media asta, lo mismo hicieron los dueños de los edificios públicos y casa particulares.
Como era día sábado, las autoridades decidieron que el desembarco de los restos fuese el lunes siguiente, o sea el 9 de abril de 1888.

Honores en La Guaira 

Ese día escogido, a las nueve y quince de la mañana, se desprendió de la fragata una falúa pintada de negro y con el tricolor patrio adornado de un crespón negro, en donde fueron colocados los restos mortales del héroe. Enseguida, el General Carlos Ferrero, con precisión y gran lucimiento inició la marcha naval hacia los muelles, haciendo escolta de honor a la falúa en la cual venían los restos del General Páez, todos los botes y lanchas que se encontraban fondeadas, siempre con las banderas a media asta. En varias lanchas venían unos marinos de la fragata “Pensacola”, quienes al desembarcar rindieron honores en correctas formación. En el momento del desembarco, la fragata hizo una salva de despedida de 21 cañonazos.
Los pilares del muelle habían sido vestidos con tela blanca, artísticamente cruzadas con cinta negra, sosteniendo 36 trofeos formados por las banderas de Venezuela, Colombia, Ecuador, Perú, Bolivia. En el centro de cada trofeo iba un escudo orlado de laureles, donde se grabó el nombre de alguna batalla de nuestra independencia en la que hubo combatido Páez.
El techo que cubría el muelle estaba cubierto de bambalinas con los colores nacionales, completándose así adorno del sitio de llegada. Para mayor realce del acto, el piso del muelle había sido enarenado convenientemente y se colocaron alfombras en el centro del mismo.

         Al atracar la falúa con los restos de nuestro héroe, toda aquella inmensa multitud que esperaba en silencio, se descubrió respetuosamente y sombrero en mano permaneció hasta que los restos del General José Antonio Páez fueron colocados en un vagón del ferrocarril, que había sido acondicionado para dicho evento. Enseguida, el General Jacinto Regino Pachano en emocionado discurso hizo entrega de tan preciosa reliquia a la Directiva de La Guaira encargada de recibirla. También manifestó su agradecimiento al Gobierno y al pueblo de los Estados Unidos de Norteamérica por los actos celebrados en Nueva York, y que él había tenido la oportunidad de presenciar. El General Juan Bautista Arismendi, tomó la palabra para decir entre otras cosas: “En nombre de la Junta Directiva que tengo el honor de presidir, recibo las gloriosas cenizas del héroe de nuestra independencia que fatigó a la historia con sus hazañas y cuyos sacros restos la Patria espera para colocarlo en el templo de la inmortalidad, al lado del gran Bolívar y sus otros compañeros de gloria. Allí reposarán esas reliquias veneradas y servirán de estímulo a las generaciones venideras cuando se trate de la honra de la Patria…”.


            Junto con la multitud había un grupo de señoritas, quienes vestían trajes similares a los usados en la época romana, y que representaban a las naciones bolivarianas. Al lado de cada una de ellas, se había colocado un general venezolano, portando la bandera de cada una de esas naciones hermanas, excepto la venezolana que la llevaba el Cónsul de los Estados Unidos de Norteamérica, señor Winfild S.
Bird, como homenaje al país que había recibido con fraterno cariño a nuestro destacado venezolano fallecido.

            Las banderas bolivarianas las portaban los generales Tito Alfaro, Alfredo Sarría, José García y Esteban Aranda. Las banderas de los Estados Unidos la sostenía el General Juan Bautista Arismendi, quien presidía la Junta Directiva de la Comisión por La Guayra. Una banda marcial ejecutó el Himno de Venezuela mientras toda la oficialidad y tropa se cuadraba. Luego fue ejecutado el Himno de los Estados Unidos.

            El desfile desde los muelles hasta el vagón del ferrocarril se organizó así: a la izquierda los soldados venezolanos y a la derecha la tropa norteamericana formada por marinos. En medio de estas dos columnas y detrás del féretro venían los familiares de Páez; la comisión venezolana y el comité de Nueva York, encargados de la repatriación de los restos del héroe; el comandante de la fragata, Capitán Arthur R Yates y el Segundo Comandante, W. Reisinger; la oficialidad de la nave norteamericana; los prominentes jóvenes del litoral; Miguel Castillo Rivas, César García Monjuí, Juan Francisco Hernandez, Luis Castillo Rivas, Carlos Hellmund, Froilan Monteverde, Ramón de Lergórburu, Enrique Abadíe, Martín Anderson, Enrique Olaizola, Prudencio Gutierrez, Pedro Dominguez Gil, Lorenzo Badillo, Porfirio Tamayo, Pedro Díaz Otero, Ramón S. Gosling, Heriberto García Monjúi, Juan Guerra Ciasneros y Manuel Badillo. La Junta Directiva de La Guayra hizo entrega de un bello ramo de flores para ser colocado sobre los restos mortales.
 Cuando el vagón del ferrocarril terminó de llegar a la estación situada frente a la casa de la Aduana, hoy casa Guipuzcoana, los marinos de la fragata y tropa venezolana, presentaros armas de frente, mientras que un grupo de hermosas damas del litoral lanzaban una lluvia de flores desde la casa de la Aduana.


            La Junta Directiva de La Guayra, presidida por el General Juan Bautista Arismendi, procedió a colocar sobre el féretro situado en el vagón especial, las insignias y objetos siguientes: Charreteras de General en Jefe, el bastón de mando, el sombrero y la magnífica espada que perteneciera al General Juan Bautista Arismendi; la barra de oro que fue del General Miranda; una hermosa bandera venezolana de seda y una preciosa corona de inmortales entretejida por un tul negro con flecos de plata y sujeto con un gran lazo tricolor, también le fue ofrendada la bandera de los Estados Unidos que vino cubriendo la urna desde Nueva York.

            La señoritas que representaban las naciones bolivarianas, tomaron cada una uno de los cordones de seda con borlas de oro de la urna que contenía los restos, mientras que la otra mano llevaban cestas colmadas de flores para regalarlas al paso. Estas señoritas eran: Luisa Aurora Arismendi, nieta de Luisa Cáceres de Arismendi; Dolores Arismendi, prima hermana de la anterior; María Teresa Smith, bisnieta del prócer Guillermo Smith; Isabel Golding, bisnieta del Almirante Luís Brión; y Marta Teresa García, nieta del Capitán de Navío Jose María García. Representó a los Estados Unidos, la señorita Ana Teresa Arismendi también nieta de Luisa Cáceres de Arismendi y del General Juan Bautista Arismendi.

            En horas del mediodía se ofreció un banquete en la Casa Guipuzcoana al Comandante y oficialidad de la nave “Pensacola”, entregándosele como recuerdo, una hermosa bandera venezolana. Mientras tanto, seguía llegando gente del pueblo a la estación del tren para darle el último adiós al General Páez. A las tres de la tarde partió el tren hacia Caracas, adonde eran conducidos para que reposaran para siempre en el altar de la Patria.

Jóvenes de la capital  con el Uniforme de los Husares de Páez
para el traslado de las cenizas del General Jóse Antonio Páez
al Panteón Nacional 

Fuente: Patrimonio de Vargas
http://patrimoniodevargas.blogspot.com/2012/03/llegada-de-los-restos-de-jose-antonio.html
Imagenes del Cojo Ilustrado.