Elite 1945
Por José Carrillo Moreno
“El Pasado veinticuatro celebraron – con tradicionales fiestas religiosas y populares - el nacimiento del Niño Jesús. Aunque todos los años la Noche Buena es igual en todas partes, para mí este año ha sido nueva y distinta porque rompiendo con mi vieja costumbre de pasarla en provincia, esta vez he tenido que quedarme en Caracas.
La Noche Buena provinciana tiene ese algo indescriptible y primitivo de los pueblos, tiene ese halo de inocencia pueblerina, de alegría simple y directa, de fervoroso acento religioso.
En la Capital la Noche Buena aunque conserva su fisonomía propia de fiesta navideña, está matizada por aires cosmopolitas.
Los Nacimientos por ejemplo, que en el interior conservan un aspecto de alegre naturalidad por cuanto están adornados con ramas de frondosos árboles cortadas a propósito y con pequeñas matas de maíz cultivadas en potes para evitar su crecimiento, aquí en Caracas son más artificiales, más vistosos y raros por la gran cantidad de adornos nacionales y extranjeros que llevan.
Las “Parrandas” son de todo tipo de vista, iguales, pero mientras en provincia van de casa en casa cantando sus versos improvisados y recibiendo el consabido brindis del día , aquí se desplazan más bien por las calles semipueblerinas de las barriadas ya que el complicado corazón de la Ciudad les impide hacer ese tradicional y pintoresco recorrido.
Noche Buena de Diciembre,
Pascua del Niño Jesús
Noche Buena de Diciembre, venturosa noche radiante de luz, llena de alegres voces deambulantes que cantan aguinaldos por las calles despiertas.
Noche Buena de Diciembre, fiesta del hombre rico que goza de las delicias de su mansión burguesa, fiesta del hombre humilde que echa al aire su canto al compás del furruco, cuatro y maracas.
Noche Buena de Diciembre, fiesta del hombre laborioso y bueno que ilumina sus pasos nocturnos con la débil luz multicolor estrella hecha de papel de seda.
Noche Buena de Diciembre, propicia de la reunión familiar en torno a la mesa servida. Noche del vino añejo, de las pasas y de las hallacas suculentas. Noche del niño que duerme con sus zapatos en vela. Eterna noche llena de alegrías infantiles para el cercano amanecer del alba.
A las doce de la noche todos fueron a la iglesia parroquial, allí se oyó con singular reverencia la tradicional misa de Gallo. En el momento propicio alzaron el vuelo las voces corales y se cantó en la iglesia y en la calle.
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