“ Los
caraqueños, que contemplan hoy elegantes autobuses que para embellecimiento de
la ciudad han puesto al servicio las líneas de Catia, Pastora, Puente Hierro,
Cementerio, etc., no recordarán tal vez, los modelos que por vez primera
surcaran las calles de la ciudad, hace más de treinta años. Aparte del tres de
Victorias de paseo que trajo Paúl, el famoso Boulestin fue lo más cómodo que se
presentó a los caraqueños en buses de
paseo. Con todo ello el Boulestin falleció, como las “Victorias” porque los
vitoqueados de entonces no montaban en autobuses por ser más propios para el proletariado.
Los tiempos se han ido, la necesidad de arrastrar la vida ha traído el incremento
de automovilismo, y el modelo que ofrecemos a ustedes resultaría en la actualidad
el colmo de la ridiculez, por más que si a ver vamos las cosas con los ojos de
la cara, este vehículo es más decente mil veces que los autobuses sucios e incómodos
que nuestras autoridades toleran al servicio de los habitantes de Carabobo, Conde
y San Agustín.
En la
grafica aparecen guiando el carro del cuento: González Jordán, un ex empleado
de Donzella todavía en servicio y luciendo
su flamante jipijapa: Mendible, de
pajilla, en el último asiento. Y el amo del coroto, Don Gustavo Franklin,
vivito y coleando, para servir a ustedes. Lo que va de ayer a hoy ….!
Que tiempos aquellos...
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