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Imagen de Leo Matiz |
“Con el corazón arrugado hemos podido constatar, amable lector, que el piropo se muere en Caracas. Y en Maracaibo. Y en todas partes. Ya no hay en la calle, prendido al paso de una morena de esas que hacen trepidar las acercas o de una rubia descollante, el flechazo gentil del piropo. Ese homenaje pasajero que rinde pleitesía a la belleza con la ocurrencia chispeante, y que provoca una sonrisa de agradecimiento. Naturalmente, que siempre hay quienes le dicen algo a los tantos monumentos que martirizan los ojos de los transeúntes en esta Santiago de León. Pero esos no son piropos ni nada que se le parezca.
Fíjese usted, estimado lector, en este caso que presenciamos en una esquina céntrica: Una dama gentilmente ataviada con un elegante traje más o menos amarillo y cuya calificación dejaremos a las damas – ellas dirán amarillo mostaza o amarillo mamey, o de último caso amarillo “cuadrito de taxi” recibió el ataque imprevisto de un “muñequito de esquina”, que se le fué encima con esta poética frase: “… Negra, tu eres las auyama que necesita mi sancocho…” ¿Qué tal? Ni Don Juan Tenorio hubiera podido mejorarla, con perdón de Zorrilla.
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Revista Elite 1951 |
Un hora de sol…..
A las doce del día el sol no cree en nadie. El deber, sin embargo, nos llamaba a realizar nuestra radiografía del piropo en una hora tan poco romántica….
No nos quiso decir su nombre. Más aún, le vimos en principio deseos de llamar a un guardián del orden público que nos miraba fijamente, pero al fin moderó el paso y accedió a respondernos.
- El piropo se murió, caballero.. Y lo mataron ustedes mismos con ese empeño de decir vulgaridades…
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Revista Elite 1951 |
Y se fue dejándonos con una sensación de culpabilidad que por poco nos hace nacer un tremendo complejo de inferioridad.
La segunda “victima” fue más amable. Hasta nos dejó ver completa la maravillosa dentadura con que la agradeció el cielo al decirnos su nombre: María Colmenares, oficinista, morena y linda…
- No le voy a negar que es agradable oír cosas bonitas… sólo bonitas. Pero son muy escasos los hombres que saben decir un piropo fino…
- ¿No recuerda usted uno en especial?
- Si supiera que si – volvió a sonreír haciendo que el lápiz comenzara a temblar violentamente- Una vez bajando desde la esquina de Principal con una amiga me reí de algo que me contaba, y un señor que estaba parado en la puerta de la Casa Amarilla me dijo: “... tiene usted una risa que pellizca el alma..”
- Fue tan espontaneo, tan simpático que no pude por menos que agradecérselo.
- Y al decirlo nos sonreía a nosotros de una forma… que bueno… mejor es no describirla.
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Imagen aportada a Caracas en Retrospectiva Facebook |
Eran dos. Posiblemente estudiantes universitarios. Uno displicentemente recostado contra un carro estacionado, y el otro de pie, a su lado, avizorando la proximidad de un grupo de muchachas que se acercaban hablando animadamente.
- ¡Mírame eso! - dice en Don Juan en ciernes ante la cabecilla del grupo: 18 abriles muy bien representados, esbeltas las piernas enfundadas en las medias tobilleras, un manojo de líneas curvas que serían el sueño de un profesor de geometría. Y en un “pase de pecho” bien medido le dice: .. “tienes más curvas que la carretera de la Guaira”... el otro escucha impasible, y señalándole la que viene en último lugar, hecha todas de artista y líneas rectas solamente con las curvas imprescindiblemente necesarias, deja caer la sentencia .. Fíjate en eso. Igualito que aquí… detrás de la carretera de la Guaira, viene la autopista…”
El piropo elegante, poético, está de capa caída. Y debe ser porque los propios poetas están en bancarrota, ya que el piropo siempre lleva el sello de la persona que lo dice. El chofer, por ejemplo cuando ve brillar un par de ojos de esos que hacen corto-circuito en el bulbo raquídeo del que se encandila con ellos, solo aceptará rumorar...“Por favor, cambia las luces, pimpollo…”
En nuestra encuesta llegamos a una conclusión desoladora. Un elevado porcentaje de las interrogadas respondieron en forma tajante… “No me gustan los piropos” y eso se debe, estimado lector, a la forma brutal con que algunos elementos quieren celebrar una figura bien formada u un rostro bien delineado. Por esa razón, señores se muere el piropo. .. Y para acabarlo de rematar, quién se “salga de cuerda” podrá sentir en carne propia las dulzuras de unos cuantos días a la sombra o descargarse de algunos cuantos “machacantes” que siempre hacen falta.
Aquí viene una dama. El almanaque le ha totalizado 30 años, pero conserva líneas juveniles dentro de su esplendida madurez, Y desde la esquina, haciéndole un “quiebre” perfecto e inclinándose casi al oído. Ella no se detiene, pero sus dientes blancos se asoman al balcón de la sonrisa.
Nosotros también la abordamos, pero francamente después de los “flirteo” de ley, nos confiesa lo que acaban de decirle… Lean y aprendan… “Por ti sería sería capaz de ir al Polo Norte en Pijama a cazar osos polares con “pega-pega” negra linda!..” Y de inmediato se aleja, virando a babor y a estribor con una regularidad que provoca una verdadera “confusión de sentimientos” como diría Rafael Barragán: que no es familia de Radragáz, aunque lo parezca.
Hemos visto, oído y aprendido muchas cosas en esta expedición. Y nos ha dado el gusto de volver hacer otra radiografía callejera. Hemos visto el consabido “galán de esquina” haciendo guardia frente a los liceos y colegios; al otro que espera casi abrazado al poste, a la “ternera” que venga “pidiendo guerra”; al señor de edad que se apoya en un bastón a la vera de la Plaza Bolívar para ver pasar el río trepidante de las cinco y media. Pero nos quedamos con la convicción de que el piropo, el dicho gentil e ingenioso, se muere definitivamente en Caracas. No hay quién sepa decir un piropo que merezca una sonrisa de la inspiradora. Si acaso lo que merecen los “piropos” actuales es una lluvia de carterazos…."
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Imagen de El Diario de Caracas |
Fuente:
Material transcrito por Caracas en retrospectiva
( María F Sigillo)
de la Revista Elite/ año 1951
Una radiografía Caraqueña ¡Se muere el PIROPO, señores!
Por Omar Vera López