Nuestro muy amado y muy ilustre cerro el Avila, ahito de glorias terrenas, colmado hasta su más empinado picacho de inmortales heroísmos, decepcionado del mundo, sus engaños y sus comedias, enrumbó sus aspiraciones por senderos divinos, a m´siticas regiones. Y como quiera que todo merecimiento justo es atendido por Dios y a nuestro Avila era de usgente justicia complacerlo, todo se dispuso para darle un Santo. Existe San José del Avila, y su Santuario, al cuidado hoy de alemanes Padres Benedictinos, por ausencia indifinida del vistuoso Padre Machado, levántase espacioso y sencillo a menos de un centenar de metros del Avila sobreano. Indudable es la celeste equidad, Caracas entera es devota de San José del Avila, milagroso escuchador de quejas y peticiones. El viernes 19, como todos los años, su Capilla estuvo de gran festejo.
Fuente: Elite 1926
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