miércoles, 29 de junio de 2016

El verdadero origen del nombre del Cerro de Avila

En visperas a un nuevo aniversario de la Fundación de nuestra amada Santiago de León de Caracas, comparto con ustedes la reseña que leí en las Crónicas de Caracas, publicadas bajo el N°88 1997-1998

"Ese año de 1774, fue desde el punto de vista documental, de mayor importancia en lo que se refiere a la nomenclatura de la caraqueña. En efecto, fue aquel el primero en que se menciona el nombre "de Avila", en toda la documentación municipal que guarda nuestro Archivo, contando desde las actas iniciales de 1573. Vale decir, que el topónimo no se usó en los papeles municipales en los doscientos años transcurridos desde 1573 hasta 1774, lo que se puede tomar como prueba fehaciente de que esa nomenclatura simplemente no existía.

Cuando se aludía a la montaña inmediata, se decía: "el cerro de esta ciudad", "los montes de esta ciudad", "las cabeceras del río Catuche", "las cabeceras del río Anauco", "la quebrada de Sanchorquiz", "este lado del cerro", "el otro lado del cerro", "la quebrada de Cotiza", "la quebrada de Anauquito", "La quebrada de Gamboa" que por un tiempo se conoció como "del Carrizal", "la cumbre del cerro"; y eran numerosos los topónimos del lado que da al mar: pero el nombre de Avila no aparece nunca durante esos dos siglos.

Alguien podría aducir que la ausencia del nombre se deba a una simple omisión. ¡Es qué acaso resulta posible omitir el nombre propio de un accidente geográfico tan próximo a la ciudad, durante doscientos años, cando había necesidad de referirse a aquel, continuamente, por razones tan importantes como la conservación de las montañas y sus fuentes de agua? No creo que esta postura resista un examen detenido; ni es posible que se pueda sostener tal hipótesis sobre planteamientos negativos, a la vista de una explicación sumamente clara.

Debido a la importancia que le hemos atribuido, me permito transcribir nuevamente el trozo del Acta del veinte de mayo de 1774, en el que aparece la referida mención primera de "cerro de Avila".

"En este Cabildo, en vista del auto expedido por el Sr. don Fermando Quadrado, teniente de gobernador y auditor de Guerra en esta provincia, por ausencia del Sr. gobernador y capitán general de ella, que hizo saber este día don Francisco Antonio Paúl, escribano público en esta sala, sobre que este Y.C. constituya uno de los S.S. de él, para practicar la nueva diligencia de reconocimiento de corte de leña y labores en las tierras de uno y otro lado del cerro Abila, los S.S. de él, acordaron nombrar como nombraron para real diputado para dicho efecto, al Sr. don Félix Pacheco, quien estando presente lo aceptó; y mandaron que el presente escribano compulse testimonio de esta acta, y acumulado dicho auto precedido recaudo político, lo ponga en manos de su señoría".

El propietario del llamado "cerro de Abila" en 1774, era don Juan Álvarez de Avila quien, en algunos documentos en la época figura como Juan de Avia, escuetamente. No pueden caber dudas de que el usufructo de las tierras y su montaña por Juan Álvarez de Avila y por sus descendientes, fue el que estableció  relación entre el cerro y el apellido, y dio lugar al topónimo con que conocemos a nuestra serraría.

Al morir Juan Álvarez de Avila o Juan de Avila, pa posesión  pasó a sus herederos mediante partición hecha por don Bartolomé de Castillo el 16 de febrero de 1796, aprobadas por el gobernador don Pedro Carbonell mediante auto que registró el escribano Domingo Antonio Mota, el 14 de marzo del mismo año.
Juan Álvarez de Avila contrajo segundas nupcias con Juana Francisca de León, natural de Chacao, hija del muy célebre teniente de justicia de Panaquire Juan Francisco de León, caudillo de la insurrección contra la Compañía Guipuzcoana que hizo huir el gobernador Castellanos en 1744, dejando a Caracas bajo el dominio del insurgente. De ese matrimonio nacieron Felipe Antonio de Avila, Juan Manuel de Avila, Vicente de Avila, religiosos: José Gregorio de Avila, Miguel Francisco de Avila, Fernando de Avila, Domingo Antonio de Avila, María Mónica de Avila  y María Teresa de Avila quienes quedaron dueños de todos los bienes de su padre, pues a pesar de que Juan Álvarez de Avila, yerno de Juan Francisco de León, estuvo comprometido en la insurrección que capitaneó su suegro y pasó a España con la delegación de presentar quejas que tenían los criollos contra los vascos, no fue despojado de su patrimonio. 

En la partición no figuran los límites de la finca de Avila, pero conocemos los linderos por un escrito del anotador de hipotecas redactado en el momento en que Domingo Antonio de Avila vende a su hermano Fernando Antonio de Avila y a Juan Manuel Matamoros, la parte que le correspondió en la participación. Según la certificación del anotador, le adjudicaron a Domingo de Avila".. El portero y serranía del Cerro de Avila que quedó por bienes de don Juan Álvarez  de Avila, sus padres.... "el portero incluía”... Sus tierras, montes, montañas, poteros y aguadas... “y eran sus límites.... por el este con la quebrada de Chacaíto: por el poniente, con las Barracas, norte con el alto o loma del cerro donde se avisaba el mar, y sur, la estancia que es adyacente y se adjudicó a los demás de sus hermanos”..  



Crónica de Caracas 1997-1998

3 comentarios:

  1. Estupenda crónica. Gracias por clarificar la proveniencia del nombre de nuestra hermosa montaña. Salud.

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  2. De Chacaíto hacia el oeste hasta la fila del cerro. Gracias por el rescate de esta crónica. ¡Para no pocos el Ávila sigue siendo el Ávila!

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