sábado, 2 de noviembre de 2013

El Viejo Avila/ 1926


" Desde el primer instante de nuestro ser periodístico dimos manifiestas pruebas de amor y adhesión al viejo Avila y nos declaramos irreductibles  Quijotes de sus blasones. De él recibimos diurnas lecciones de altivez y decoro, contemplándolo  inmutable a través de sus multiformes visajes panorámicos. Empenachado  de heráldicas neblinas o rojamente congestionado por el azote solar del mediodía, mondo a trechos como testa capuchina, nuestro Avila no depone jamás su majestad altanera y gloriosa" 
  

Fuente;
Revista Elite
1926 #32

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