Leyendas, héroes, árboles, y hasta quebradas dieron nombres a las esquinas de la ciudad.
El que se ha internado en calles empedradas llenas de historia y esquinas identificadas con nombres y apellidos, puede percibir la extraordinaria sensación que brinda una nomenclatura nacida con la ciudad, una exclusividad impuesta siglos atrás, en un cuadrilátero que arrancó de la Plaza Mayor .
La última vez que en Caracas se desarrolló un programa de señalización fue a comienzos de la década de los ochenta, cuando el Centro Simón Bolívar (CSB) emprendió una laboriosa tarea para recuperar y completar el proyecto que había elaborado y ejecutado Arístides Rojas un siglo atrás.
Hasta esa época y casi durante 40 años, las iniciativas para identificar avenidas, calles y esquinas, no pasaron de discusiones e intentos en los que se llegó a proponer una nueva nomenclatura.
Por suerte, como dice Antonio López Acosta, responsable del proyecto de señalización realizado en los años que estuvo al frente de la presidencia del CSB, entre 1979 y 1984, no se concretó la modificación de los nombres sino que se dejó lo que existía, colocando en toda la ciudad, incluso hasta en Vargas, Los Teques y San Antonio, las placas blancas que se mantienen hasta hoy.
A no ser por las que han sido arrancadas de las paredes, al parecer por gente que las lleva como souvenir, son la última referencia de un trabajo que nadie asume y cuya responsabilidad corresponde sobre todo a la municipalidad.
De hecho, como recuerda Antonio López Acosta, sólo el Concejo Municipal es el órgano competente para cambiar o decidir la nomenclatura. El CSB se encargó de señalizar esa nomenclatura hasta el año 1984, cuando dejó la presidencia del organismo y cuando se eliminó el departamento de señalización.
Fuente : Tomado de: La nomenclatura caraqueña, Rafael Valery S. Ernesto Armitano Editor, 1978
Mirna Mendoza / El Universal
1978 |
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