sábado, 31 de marzo de 2018

El Sábado Santo y la Virgen de la Soledad, primera protectora de Caracas

Nuestro apreciado amigo José Gabriel Escala Mèndez ha compartido esta memorable reseña de su autoría:  

"El Sábado Santo es un día de luto, pues se trata de un día de silencio, no hay celebración eucarística. Pero en la Iglesia Católica también se conmemora la Soledad de María, hecho que se da, después de que la Virgen a escoltado el cadáver del Cristo al sepulcro, quedando en compañía del Apóstol Juan, una imagen terrible de imaginar para cualquier persona.

Son muy pocos los caraqueños que conocen que la Virgen de la Soledad es la primera Patrona de Caracas. Su imagen se conserva en la Iglesia de San Francisco.

La Virgen esta ubicada en uno de los altares laterales, donde ayer pude ver esa bellísima imagen de madera, magistralmente tallada y de la que brotan de sus ojos, lágrimas de cristal en la más sufrida de las expresiones de una “Mater Dolorosa” en el momento en que como madre, recibe en sus brazos al hijo muerto que desciende de la cruz; al verla no puedo negar, que se contagia un verdadero sentimiento de recogimiento, orfandad y desamparo; pero especialmente sentí poseer un vínculo verdadero con esta ciudad de Caracas tan sufrida.

Por lo que decidí documentarme más sobre esta emblemática imagen que forma parte del mismísimo “Ser de la ciudad” y de ese patrimonio cultural riquísimo que custodia la Iglesia de San Francisco en Caracas con su enorme colección de arte colonial.

Ahora me permito contarles su historia, para que este vínculo de “ser caraqueños” se haga más fuerte entre nosotros especialmente, ante la adversidad a la que estamos sometidos y contra la que deberemos luchar juntos, unidos tanto en la fuerza, como en la fe y la esperanza de que son posibles tiempos mejores, historia, que solo nosotros podremos construir a través de muchos sacrificios y carencias, haciéndonos “Uno” ante la adversidad, "Uno" como Ciudad y "Uno" como Pueblo.

La imagen de la Soledad, se venera en la Iglesia de San Francisco en esta otrora sucursal del cielo y fue nombrada Reina y Patrona de Caracas, la imagen fue donada por el Doctor Don Juan del Corro y su esposa, la Señora Doña Felipa de Ponte en el siglo XVII.

Ellos encargaron la imagen a un Capitán de Registro, que partía para España, la imagen debería ser una copia exacta de la imagen de Nuestra Señora de la Soledad venerada en el Convento de la Victoria de la Corte de Madrid.

Así se hizo y la imagen se embaló cuidadosamente para traerla a Venezuela. Pero a unos días de la llegada al Puerto de la Guaira, una terrible tormenta en alta mar, obligó a echar por la borda la caja que contenía la imagen y demás enseres para poder salvar al barco de la furia del mar. Luego de varios días la imagen de la Virgen llegó flotando prodigiosamente sobre las olas hasta tocar tierra en las playas de Naiguatá; los pescadores de la zona asombrados al verla, la recogieron y la llevaron a la hacienda de Don Juan del Corro, al que los criados le comunicaron el insólito hecho.

Ese mismo día 15 de agosto, partió Don Juan del Corro al Puerto de la Guaira para recibir al Capitán del barco que supuestamente traía la imagen, invitándolo a su hacienda y sin contarle el milagroso hallazgo, lo llevó donde estaba la imagen encontrada en el mar, el Capitán perplejo, al verla le comentó lo parecida que era a la que él había echado por la borda con el resto del cargamento, pero luego de detallar todas las características de la imagen, confirmó que era la misma, habiendo llegado de forma providencial ese 15 de agosto, a las costas de Venezuela.

El 17 de marzo de 1654, mediante escritura, los herederos de Doña Felipa de Ponte, entregaron la imagen al Convento, bajo condiciones que constan en el Becerro de este Convento de Caracas, folio 67 que como dato curioso, entre las condiciones decía que la imagen debía estar cubierta por tres velos, no podía ser descubierta sino "con cuatro velas encendidas y en presencia de la mayor parte de la comunidad", y sólo el prelado podía tocarla para colocarle las joyas y los adornos, en presencia siempre de "cuatro religiosos con cirios encendidos" .

Tiene esta imagen la particularidad, de que al pararse frente a ella, parece que la Virgen María nos viera, se coloque uno donde se coloque, siempre sentimos sus tristes ojos de “Mater Dolorosa” posados sobre nosotros; esos caraqueños a los que invito tener una tregua de nuestra terrible cotidianidad y dedicar un momento de sincera reflexión, especialmente sobre los deberes que como “caraqueños” se nos vienen, donde deberemos tomar las riendas nuevamente de nuestra emancipación en busca de la libertad que se nos ha arrebatado y como consagra el más venerado de nuestros himnos:
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“...Y si el despotismo levanta la voz, seguid el ejemplo que Caracas dio"

martes, 27 de marzo de 2018

Te conviertes en sardina... Semana Santa en Litoral Elite 1950



Leoncio Martínez (Leo)




"EL POBRE LEO PARA LA SEMANA SANTA DE 1926"
Esta reseña auto-caricatura la hizo Leo a la acuarela el año pasado como comentario a su matrimonio. Nuestro querido y admirado colega Leoncio Martínez (Leo), cuyo humorismo es sano y vigoroso, se ríe buenamente hasta de sí mismo, diciendo el humorismo entra por casa. Leo es competentísimo periodista: original y proteico. Escribe comedias, hace versos serios, dibuja, pinta, donoso cronista, revistero de toros y caballos, polígloto, etc...etc... A pesar de su juventud, cercana a la madurez, es un veterano. El triunfo de Fantoches es nacional; a todos gusta, aunque muchos lo disimulan....
Elite 1926

Cristo de Burgos

Según el Libro "Reminiscencias" de José García de La Concha publicado en 1962,  "Los santos más venerados para estos días eran: El Domingo de Ramos, el Jesús del Huerto, de la Capilla de la Trinidad; el lunes, el Jesús en la Columna, de La Candelaria. Para el martes, La Humildad y la Paciencia, de Catedral; el miércoles, los Nazarenos de Santa Rosalía y el de San Pablo; el Jueves el Cristo de Burgos, en la Altagracia, y para el viernes, la gran solemnidad de la Dolorosa y el Santo Sepulcro de San Francisco.

Siguiendo siempre las viejas costumbres, los caraqueños se reservaban sus mejores trajes para lucirlos en Semana Santa, y no solo eso, sino que sastres y modistas estaban atareados por aquellos días.

Los jueves y viernes Santos no circulaban los tranvías ni los coches de alquiler, y desde el jueves al mediodía cerraban los negocios hasta el sábado después del Aleluya.
Sin embrago, ya no se usaba en las damas la “saya” de nuestras abuelas, que consistía en un fastuoso vestido negro de seda y terciopelado y blondas y lentejuelas, pero si vestían  con lujo, y los hombres todavía lucían sus levitas y pumpás, naturalmente, los mayores, porque los jóvenes solíamos estrenar un buen terno."

Cristo de Burgos
Revista Elite 1951

sábado, 24 de marzo de 2018

Costumbres de Semana Santa 1950

Elite abril 1950

"Entre la celebración de la Semana Santa colonial y la de nuestros días existen diferencias y semejanzas; Las primeras impuestas por el cambio de régimen: leyes menos favorables a la iglesia y aun hostiles y, justamente, el descenso de la piedad pública, como consecuencia del "libre examen" derivado del romanticismo. Las semejantes pueden observarse tanto en el aspecto religioso como en las actividades ya profanas que se ligan a la superstición o falsa piedad.

Se comprende que, durante los siglos de consolidación que siguen al Descubrimiento y Conquista, el pueblo católico se diera a la frecuentación de templos y a las prácticas devotas: Culto, recepción de sacramentos, la cátedra sagrada, procesiones, etc... etc... Y que la llegada de la Cuaresma avivase su ingenua fe. Por lo que toca a nuestra capital desde el "Viernes de las Llagas", hasta el Domingo de Resurrección, era tiempo agitado en que las damas, vestidas de negro y seguidas de esclavas, asistían a los oficios divinos: había colgaduras en las ventanas, y se sucedían procesiones mientras, al fondo, las autoridades militares y civiles, seguidas de un piquete de soldados presidían el acto.

Venida la Semana Mayor, menudeaban las confesiones generales, como se acostumbra todavía, según las regiones; observándose con mayor rigor que ahora las prescripciones relativas al ayuno y abstinencia; desconocíanse las evasiones a la playa, las pescas y el divertimiento con que una parte de la población actual, menos piadosa, trata de llenar el paréntesis de los días sacros, y tal vez combatir la fatiga engendrada por el ajetreo de la vida moderna. 

Intentaremos ofrecer una síntesis de lo que nos queda en cuanto a tradiciones y costumbres de Semana santa; prescindiendo naturalmente, de las ceremonias eclesiásticas, cuya consideración es materia litúrgica, y no folklore, aunque las tinieblas, el mandatos, los monumentos, el sermón de las siete palabras, la Procesión del Santo Sepulcro y otros actos que en todo el orbe católico cumple la iglesia, no han perdido nunca el aura popular.  

Durante el Domingo de Ramos, los fieles van a las iglesias por ramos y palmas benditas, o bien las llevan consigo, lo que no es difícil, por venderlos a las puertas de las mismas, junto con la manzanilla, la pezgua,[sic] la sávila,[sic] la ruda y otras yerbas medicinales o de buena suerte, los yerbateros o rameros, durante estos días. Después de benditas, las colocan sobre las ventanas, tras las puertas, en la cabecera del lecho, etc.; así como las cruces que se elaboran con tiras de palma, a fin de ahuyentar al diablo, de quemarlas durante las tempestades como preventivo contra las exhalaciones."


Lunes Santo se realizaba en la Plaza Bolívar la Comunión Pascual para aquellas jóvenes que
no habían recibido el sacramento.
1950