Existen muchos criterios para tratar de de conferir importancia a un autor o a una obra, me refiero a criterios que están más allá o más acá del texto o que son algunas veces ajenos al mismo.
La edición de las obras completas, el hacerse acreedor de un premio, la abundante bibliografía directa o indirecta, haber sido fundador de un género. Harold Bloom quería que la manera de determinar dicha importancia viniera dada por la influencia que genera. Por supuesto, para medir dicha influencia se tiene que usar un sistema de su invención.
Además del solaz que encuentre en la obra, yo tengo un criterio adicional para saber cuán importante es un libro: el hecho de ser prohibido, quemado o destruido públicamente. Hay períodos particularmente dados a estas prácticas, incluso a las tres juntas, razón por la cual existían funcionarios encargados de tal misión. Asimismo, la historia conoce de grandes quemas colectivas, donde muchos autores acaso irreconciliables se reúnen calurosamente.
De allí que yo considere a Telmo Romero como el escritor más importante de la historia de la literatura venezolana, puesto que es, hasta donde tengo noticia, es el único caso de un libro quemado públicamente en nuestro territorio. Y es una circunstancia doblemente particular, puesto que la quema no fue ordenada por un gobernante o por un Estado, por lo general los principales autores de estas prácticas; El bien general, según cuenta la leyenda, fue incinerado por un grupo de personas que no ostentaban cargo público.La nota que Caballero dedica a Telmo Romero en el Diccionario de Historia de Venezuela de la Fundación Polar dice, sintéticamente, que nuestro incinerado nació probablemente en San Antonio, estado Táchira, hacia 1846. No tuvo otro oficio conocido, excepto el de brujo yerbatero; se convierte en “un personaje nacional reconocido” cuando salva de “una grave y al parecer incurable enfermedad” al hijo del para entonces presidente Crespo. El bien general se convierte en un best seller y el autor se hace cargo de la dirección del Hospital de Lázaros de Caracas y del Manicomio Nacional de Los Teques. Romero recibe un dudoso doctorado en medicina en Estados UnHasta aquí todo va bien y en sentido ascendente. Pero, dice Caballero:
Llega a correr el rumor de que Telmo Romero va a ser nombrado rector de la Universidad Central de Venezuela; los estudiantes, para contrariar a Crespo y a través de él, a Guzmán Blanco, organizan entonces un auto de fe y echan a las llamas los ejemplares de El bien general, al pie de la estatua de José María Vargas en el patio de la Universidad. La gloria de Telmo Romero termina con la presidencia de Crespo, en 1886. Despojado de sus cargos, muere de tuberculosis al año siguiente.
Dicen que en política, mejor que tener amigos importantes, es tener personas importantes que se consideren nuestros enemigos; lo cual nos da a nosotros cierto prestigio. Hacerse odiar por el público es una buena forma de llegar a la fama. En literatura, mejor que ser leído, admirado, mejor aún que haber logrado unas buenas páginas, es ser detestado hasta el punto de que públicamente seamos quemados.
Se atribuye comúnmente a Dalí aquella frase según la cual el momento más glorioso en la vida de un pintor no es cuando le compran un cuadro sino cuando roban una obra suya. Se me ha ocurrido pensar que un escritor es importante cuando uno de sus textos es censurado o quemado. Hasta donde sé, el de Romero es el único caso de quema pública de un libro en Venezuela, lo cual lo hace un escritor de prestigio*.* De reciente aparición para el momento de escritura de estas líneas, y de rápida lectura por parte de quien escribe estas líneas, el texto de Fernando Báez, Historia universal de la destrucción de los libros, ignora el caso de Telmo Romero.
Rafael Victorino Muñoz
Profesor de la UC
" El Libro General "
"El bien general" libro escrito por Telmo Romero contiene una colección de secretos indígenas acompañados de sus fórmulas prácticas y seguidas de un compendio de veterinaria, el más perfecto publicado para la fecha. Dicho texto fue impreso en la Imprenta de la nación, en 1884 (segunda edición). En este libro el autor nos da a conocer una serie de fórmulas e indicaciones para tratamientos de enfermedades y diversidad de padecimientos y dolencias. Para cada tratamiento nos indica de manera detallada qué fórmula se debe utilizar para la aplicación de tan variados compuestos, y a su vez nos explica el poder curativo de cada sustancia o compuesto que conforman este interesante libro. Cabe destacar que todos estos fórmulas y recetas son el resultado de investigaciones hechas por este autor sobre medicamentos indígenas utilizados de generación en generación en sus comunidades. Si hacemos un recorrido por las páginas de este libro podemos leer por ejemplo recetas para curar enfermedades o padecimientos como la sífilis, el asma, reumatismo, hidropesía, afecciones del hígado, almorranas, moquillo, tumores callosos, hechicerías, hernias, entre otros. De la misma manera, podemos revisar o estudiar compuestos para facilitar los partos difíciles; para calmar los dolores de vientre; para contener los abortos; para facilitar la dentición de los niños; para restañar el vómito de sangre. Y por otra parte, también nos ofrece el autor algunas preparados para teñir la barba y el pelo, para borrar las manchas del cutis, para conciliar el sueño, entre muchos más. Entre tantos tratamientos, fórmulas y compuestos contenidos en estas páginas dedicadas al mejoramiento de la salud y a la cura de enfermedades, citaremos textualmente un fragmento, para que el lector interesado en esta materia tenga la oportunidad de leer alguna de las fórmulas, tratamientos o recetas antes mencionadas:
PARA CALMAR LA TOS: Extráigase el zumo a una libra de salvia y hiérvala mezclado con una botella de vino blanco y dos onzas de pasas; agréguensele en infusión unas gotas de esperma y tómese una cucharada cada cinco minutos hasta que desaparezcan los accesos.
PARA FACILITAR PARTOS DIFÍCILES: Cuando alguna señora haya retardado demasiado la hora de su alumbramiento o se viere sumamente fatigosa para su desembarazo, hágasele tomar inmediatamente dos nudos tostados y pulverizados del espinazo del pez eléctrico conocido con el nombre de “Temblador,” en un cocimiento fuerte de dos onzas de escorzonera endulzado con miel de abejas, o en su efecto, varias cucharadas con diez minutos de intervalo cada una de vino manseco mezclado con dos onzas de mirra y cobalonga pulverizadas, hasta que se haya efectuado el alumbramiento, teniendo el cuidado de repetir esta última composición.
El Bien General es un libro pequeño del cual hizo Don Telmo tres ediciones. Es un libro raro e inclusive lo evidencia la reproducción de la primera página de una de sus ediciones, proveniente de la sección de Libros Raros de la Bibliotena Nacional.
ResponderEliminarPartes de dicho libro han sido incluidas en algún trabajo sobre la historia venezolana del siglo 19 y gran estudioso del personaje es nuestro expresidente Ramón J. Velásquez quien le ha dedicado capítulos inclusive en un reciente trabajo que nuestro casi centenario historiador y político hizo sobre "El Héroe del Deber Cumplido".
Poseo un ejemplar de la segunda edición del libro "El bien general",de 1885
ResponderEliminarquiero uno
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