Celebrando a
Caracas #456
María F. Sigillo
Yendo más allá
de Parque Carabobo, la ciudad comenzaba a extenderse decididamente hacia el
lejano este. Listo a finales del mes
anterior, el 5 de Julio de 1949 es inaugurado el Puente de Los Caobos que daba
a la Plaza de Los Venados, predecesora de Plaza Venezuela.
Además,
responsable de su construcción, el Instituto de la Ciudad Universitaria entregó
para la magna fecha los edificios para el Instituto de Medicina Experimental,
el Instituto de Anatomo-Patología, las dependencias del Instituto de Higiene,
aulas y talleres de la Escuela Técnica Industrial y el Pabellón para Invernadero
y Orquidiario del Jardín Botánico. Las novísimas edificaciones deslumbraban a
los habitantes de una ciudad prácticamente intacta desde las transformaciones
que hizo Antonio Guzmán Blanco, bajo el
dominio de las grandes y pequeñas casas sembradas en un riachuelo de
calles, donde hoy mandan los edificios y las avenidas.
El Puente de Los
Caobos, se convirtió en la puerta de un prometedor paseo que, por entonces,
nadie adivinó como el lugar inevitable del tránsito multitudinario que, a un
paso de Plaza Venezuela, es parte de la dinámica de la urbe cotidiana. Paseo que imaginamos partiendo de la lejanía
de Antímano o de Chacao, demasiados foráneos para el orgulloso caraqueño del
casco histórico, pues, faltando todavía para el fuerte oleaje de la migración
del interior y del exterior de la década de los cincuenta, por lo general el
caraqueño era hijo y nieto de caraqueños.
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