Los recuerdos forman el alma de una ciudad o de un hombre. De esos recuerdos hoy queremos irnos a 1880 y revisar, en libros y documentos de ese tiempo, algunas cosas de Caracas que hemos denominado increíbles e inolvidables.
Según expresa la Gaceta Oficial del primero de julio de 1880 hay egresos de singularidad y asombro: es autorizado el gsto de veinticuatro bolívares para el alquiler de una bestia para que el Ciudadano Inspector de Licores, cumpla sus delicados deberes de las parroquiass foráneas de la ciudad. Otra erogación señalada es la de ocho bolívares para que un ciudadano llamado Jacinto González arregle la alfonbra de la Gobernación.
Las actividades del Gobernador de Caracas merecen la erogación de treinta y tres bolívares para que alquile coches que lo trasladen a Sabana Grande en Comsión de Servicios, haciendo de paso una inspección del Cementerio de el Recreo.
Con munucioso cuidado la Gaceta establece un gasto de cuarenta bolívares para que se atienda al caballo que tiene a su cargo tirar los carros de basura que genera el Mercado de la Ciudad, pero como en todo tiempo se cuecen habas, la Gaceta expresa su preocupación por la Seguridad del Estado cuando autoriza un promedio de setenta y cinco bolívares para satisfacer el pago de dos órdenes emanadas del Servicio de la Policía secreta.
La historia de una Ciudad como Caracas se fue articulando con cosas como estas. Los procesos humanos siempre buscan la plena satisfacción de sus aspiraciones y los gobernantes de Caracas actuaban, con la mira de realizar los deberes a su cargo en pro de la felicidad colectiva.
El Globo/ 12 de enero de 1993
Juan de Dios Sanchez.
Muy interesante el escrito. Hay una cosa que me llama la atención: la referencia al "Cementerio de El Recreo". Por más que he buscado no he encontrado la posible ubicación de dicho cementerio (la curiosidad me viene desde chamo: solía jugar en un parquecito situado en La Florida, detrás del estacionamiento del CC Libertador, y la leyenda urbana decía que anteriormente allí había un cementerio).
ResponderEliminarmuy gratos recuerdos
ResponderEliminarYo VI el terreno, no muy grande. Estaba doblando a la derecha y a la derecha de la Vallés original; precisamente, a una cierta distancia, detrás de la Vallés.
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