Por Lucas Manzano
“Según la tradición vernácula
fundó esta ciudad con el nombre de Santiago de León de Caracas, el valiente
Conquistador zamorano, General Don Diego de Losada que en gloria esté, el día veinte y cuatro de julio de 1567.[Sic]
Negar que antes se había
establecido Francisco Fajardo en el mismo territorio el “Hato de San
Francisco”, sería distanciarse de la verdad histórica, pues consta que el hijo
de doña Isabel, cacica Guaiquerí, visitó en compañía del portugués Cortez Richo
el bohío que motejó “Valle de Cortéz Bichó”, portugués que le acompañaba e la
expedición, fundó luego el pueblo de “El Collado” y habría el mestizo hecho maravillas a no
hárberselo impedido las acometidas de la indiada, cuyo Jefe el audaz
Guaicaipuro, le obligó a regresarse a su residencia de La Margarita y fue asesinado
villanamente por Cristóbal Cobos.
Restos de la actuación de
Fajardo, con quién colaboraba Juan Rodríguez Suárez, valiente caballero de la Capa
Colorada, encontró Losada en la penetración que hizo en el año 1566.
Cronistas contumaces y, en consecuencia, amantes del taparrabos y
de la civilización en esta parte del mundo, trataron, hasta un ayer reciente,
de impedir con sofismas y argumento de ninguna consistencia la realización del
homenaje estatuario a que es acreedor el fundador de Caracas.
Desde hace más de un cuarto de
siglo venimos escribiendo en loa a Diego de Losada, con el fin de que se le
rinda el merecido tributo de eterna recordación a que se hizo acreedor. Fuimos
iniciadores de la primera Junta reunida en la Legación española, cuando
representaba a su patria el Ministro Ranero y Rivas, y presidia la colonia
española don Manuel Pérez Abascal. En aquella oportunidad habíamos logrado la
colaboración del Gobierno español para el fin expresado, pero los sucesos que
ocurrieron en Madrid desalojando a Primo de Rivas, nulificaron lo hecho.
Ha [Sic] poco menos de seis años los miembros
del “Rotary Club” de Antímano, iniciamos la erección del monumento y abre un
concurso, según la prensa diaria lo ha publicado, para rendir homenaje al
fundador de la ciudad; nos sentimos obligados a pergeñar unas cuantas
parrafadas en loor de Don Diego de Losada.
En efecto, establecer la
hacienda ganadera que e denominó “San Francisco” no es fundar una ciudad. Los
conquistadores y los fundadores de pueblos, en tierras descubiertas por el
glorioso Almirante, debían llenar el requisito a que estaban obligados, por
requerirlo así las disposiciones que corren insertas en “leyes de Indias”.
Según ellas, el conquistador debía proceder de esta manera:
Colocar el Padrón, que venía a
ser una columna o pilar de una lápida o inscripción que recordase el notable
suceso, o bien colocar la piedra fundamental que servía de mojón, rollo o
padrón de arranque para la distribución de las tierras entre los primeros
pobladores. El acto revestía trascendencia
por su gran solemnidad religiosa y cívico-militar.
Un pregonero publicaría los
poderes necesarios para la fundación, en presencia de los pobladores y testigos que habían de firmar el acta, luego
se contaba con la libre voluntad de los vecinos que “querían poblar bien y con
seguridad” en tal parte y sitio determinado. Hecho esto se imponía el nombre
que debía llevar la población en adelante y, fijando el padrón, se declaraba
establecida y fundada la ciudad en nombre de su Majestad el Rey de España y de
la nación española. Finalmente, se señalaban allí mismo los límites del
territorio o provincia.
Arbolado el rollo, el Capitán
echaba mano a la espada u delante de testigos y pobladores tocaba por dos veces
el padrón retando a los presentes en estos o parecidos términos : “Si alguno es
tan osado y villano que contradijere este muy grande acto por el cual tomo
posesión de este territorio y provincia e nombre de Su Majestad el Rey de
España, que Dios guarde, y para gloria de Dios nuestro señor, que comparezca y
lo diga…”
Al elegir Losada el nombre de
“Santiago de León” para la nueva ciudad, quiso homenajear al Capitán General
Pedro Ponce de León, quién le designó para que llevase a término empresa tal.
En medio de la sabanita que eliminaba el área elegida para la Plaza Mayor debió
verificarse el levantamiento del Acta.
Se repartieron solares, cada
cuatro de los cuales habían de componer una manzana. Trazaban las calles
tiradas a cordel de naciente a poniente y de sur a norte, porque así lo pauta
su Majestad en “Leyes de Indias”, y para solemnizar un
tanto más el acto, que se verificaba en
el nombre de Dios y del Rey, nombraron Regidores a López de Benavides,
Bartolomé de Álamo, Martín Fernández de
Antequera, y Sancho del Villar, esforzados lugartenientes de Losada.
Años más tarde los albañiles rendían eficientes
labores al amparo de las cuales iban surgiendo casas que habían de alojar al
tren gubernamental.
Cerca de la esquina de Juan
Guevara se levantaron la casa del ayuntamiento y la de la Cárcel Real, mientras
que en el extremo inmediato, con cuatro horcones extraídos de los cedrales que
sombreaban el Valle de los Indios Caracas, los presbíteros Blas de Puente y
Fray Baltazar Garcés, Capellanes del Ejercito Expedicionario, acometían la
construcción de la futura Catedral y de la ermita de San Sebastián en el ángulo
norte de la hoy llamada esquina de Tienda Honda, la última.
Todo el mundo trabaja. Los aborígenes fatigaban el
espacio para desalojar las chozas construidas por Francisco Fajardo. Doscientas
bestias de carga, ganado lanar y porcino en abundancia, quinientos carneros que
a su paso por Valencia le obsequiara el Teniente de Gobernador Don Alonso Díaz
Moreno, entraban a enriquecer el joven pueblo, embellecido por “Cerro Grande”
que tomaba el nombre de Avila por generoso desprendimiento del hidalgo don
Gabriel de Avila.
Primer Planto de Caracas 1578/ Pimentel |
Juntáronse luego el Cabildo
para elegir Alcalde a Gonzalo de Osorio, sobrino de Losada, y oír el voto que
había de cumplir el General, hecho a favor de San Sebastián, que le libró de
las saetas envenenadas, pues no obstante la lluvia de flechas con la que
Guaicaipuro trató de cerrarles el paso desde que entró en sus dominios hasta que se firmó en “El Valle del Miedo”,
sano y libre quedó de los atroces peligros.
Fray Pedro Simón hace ver que Diego de Losada llegó muy joven al Nuevo Mundo, y aunque de corta edad, dejaba ver sus acciones y virtudes, hijas de su noble progenitor.
En la celebrada expedición al
Río Meta, que organizó el General Antonio Cedeño, y para lo cual embarcaron dos
navíos cuarenta caballos y ciento cuarenta hombres, bajo las órdenes del
capitán Juan Bautista, Diego de Losada desempeñaba un cargo importante, según se desprende de
Castellanos cuando dice:
“Cedeño en estos tiempos y
ranes dentro de Puerto Rico, ya tenía copia de excelentísimos varones,
caballos, munición, artillería; vino con esta gente Juan Bautista y el animoso
Diego de Losada, fortísimo varón de la conquista”.
El hombre que había de fundar
Caracas era Maestre de Campo de ese
mismo ejército y “Jefe único”, cuando
por celos de una india de la servidumbre del general Cedeño lo envenenó con un
filtro de amor. Más aún, cuando parte del país en 1525 pertenecía a Alemania,
porque los Belzares gozaban del contrato
con Carlos I de España y V de Alemania para que disfrutaran de nuestra
heredad, don Enrique de Rembolt designó al Capitán Losada como su real
Teniente. Gratos recuerdos conservaron de él los corianos que no tuvieron que
trasladarse con sus haberes hacía otras poblaciones en busca de la vida.
El intrépido Losada dió a
conocer los inconvenientes que les ocasionaría el abandonar la reciente
fundación y ofreciéndose él para solicitar en Oriente hombres y provisiones,
puso manos a la obra y en compañía de Villegas inició el célebre viaje de
doscientas leguas por sabanas vírgenes y montañas inaccesibles.
Logrado su propósito en Cubagua, Cumaná y
otras conmarcas por las cuales transitaban, retornó a Coro en Septiembre de
1544 con los recursos obtenidos.
Tales antecedentes le dieron
méritos ante el Capitán Pedro Ponce de León para que le encomendase la
conquista y pacificación de los Indios Caracas que inició en 1566 y coronó
felizmente el 25 de julio de 1567.
Han transcurrido desde entonces trescientos noventa y
nueve años, y Caracas no ha rendido a su Fundador el homenaje y el respeto que
reclama su hazaña inenarrable.”
Fuente: Lucas Manzano/ Tradiciones Caraqueñas, Libro Póstumo, Empresa
el Cojo C.A, Ccs, 1967 (Pág. 202-208)
Siempre me llamó la atención que la imagen de Digo de Losada pintada por Herrera tiene un gran fallo histórico y es que la bandera que porta no corresponde con la bandera del imperio español para esa época, la bandera era blanca con la cruz de Borgoña roja.
ResponderEliminarSaludos