domingo, 19 de julio de 2020

LA ERMITA DE SAN MAURICIO Y EL PLANO DE PIMENTEL, 1574-1624L, 1574-1624

Por Juan Gant-Aguayo
Caracas la de los techos rojos

"El célebre Plano de Caracas inserto en la Relación de Pimentel, descripción comenzada a escribir en 1578 y terminada en 1579, además de ser posterior a la Relación misma en al menos dos años, es también el primer mapa de Caracas y el único que se ha logrado localizar hasta 1771.
Es un plano muy simple para un poblado que cumplía ya algo más de diez años de fundado, casi un bosquejo, sin rigor ni diseño previo, hecho a mano alzada y apresuradamente para cumplir con las instrucciones que llegaron como Real Cédula desde el Consejo de Indias, y que ordenaba adjuntar un plano con el interrogatorio a responder como Relación. 
No obstante su simplicidad en cuanto a la inform
ación que pudiera suministrar sobre la inicial Santiago de León, es posible obtener de este escueto plano algunos datos: Están señalados en él los solares de la iglesia mayor, el cabildo, la ermita de San Sebastián, la cuadra de San Francisco al sur y un solar marcado como “San Mauricio”.
Hacia 1574, una nube de voraces langostas cayó sobre los sembradíos de maíz y las primeras plantaciones de trigo que se intentaban en el valle de San Francisco. Ante este panorama que prometía hambre y ruina con tal plaga, los vecinos -desesperados- eligen por suertes un santo que les protegiese sus cultivos, saliendo electo San Mauricio. La plaga pasó y la ciudad juró celebrarle al santo todos los años su día. En su honor, levantaron una ermita donde venerar su imagen. Ya erigida esta casa, queda entonces registrada e incluida en el Plano de Pimentel la edificación sacra, figurando en este mapa en la esquina de Carmelitas suroeste (S-O). 
En 1579, un incendio acaba con el bohío de bahareques y techo de palma de la ermita. Su imagen o talla logra ser rescatada a tiempo por los vecinos. Según las fuentes, acabó resguardada un poco más al oriente en la misma calle, en la cercana ermita de San Sebastián, sitio donde se habían dado las primeras misas en Caracas, antes incluso de la fundación.
El problema es que ese solar de Carmelitas suroeste (S-O), señalado en el plano como de San Mauricio, ya estaba ocupado desde 1578, al menos. Lo habitaba una mujer de nombre Constanza de Ávila, y es difícil pensar que esta señora diera su consentimiento para volver su hogar una ermita ahora, así fuese como templo del santo salvado de las llamas.
Constanza de Ávila, por indicios, pudo ser mestiza y quizás hija natural del conquistador Pedro García de Ávila, criada en su casa. Esta dama tuvo a su vez una hija natural con el conquistador Juan de Gámez, distante una cuadra al norte de García de Ávila en la misma calle. En 1630, Felipe Pérez manifestaba en su testamento: “… Declaro que soy casado y velado con Catalina Gámez, hija natural de Juan de Gámez y de Constanza de Ávila, y nieta de Catalina de La Cerda”. 
Tras su aventura con Juan de Gámez, Constanza casó con un Juan de Ortega. Este muere hacia 1583 y la doña casa de nuevo -ese mismo año- con Pedro de Ortega, quizás su cuñado. Con Juan de Ortega había procreado a María de Ortega, su hija legítima, mujer que fue del capitán Juan de Chavarría. En 1613 María de Ortega y su marido Juan de Chavarría venden unos títulos por cobrar, de préstamos a varios deudores, documentos otorgados en 1583 y 1591, que sumaban todos un total de 360 pesos de oro, “… procedidos de los bienes que quedaron a María de Ortega al morir sus padres”. Por las fechas, es indicativo de que Juan de Ortega ya era muerto en 1583 y Constanza de Ávila en 1591. 
María de Ortega tuvo con el capitán Chavarría al menos diez hijos entre 1592 y 1612. Estimando una edad mínima para procrear de 14 años, ella debió nacer hacia 1578. Es indicio de que su madre -como esposa de Juan de Ortega- habitaba el solar de Carmelitas suroeste (S-O) desde al menos esta fecha. Se agota con esta conclusión la corta biografía de Constanza de Ávila, nada más hemos podido hallar sobre esta sumergida mujer.
Sabemos del solar de habitación de Constanza en Carmelitas suroeste (S-O) por los linderos que daban algunos vecinos sobre sus propios solares y casas. En un documento de hipoteca fincada sobre el solar y casas de Mari Gómez, viuda, en Carmelitas noroeste (N-O), dio en 1593 como linderos sur y este esta dama: “ … y por delante, solar que está por cercar que quedó por fin y muerte de Constanza de Ávila [S], mujer de Fulano [sic] de Ortega, calle real en medio, e por el otro lado casas y solar del capitán Garcí González de Silva [E]”. 
Por investigaciones propias, tenemos probado que el solar de habitación de Garcí González de Silva se ubicaba en Carmelitas noreste (N-E). Por otro lado, en 1595, Juan López Dorado vendía a Sancho Martínez de Urqueta medio solar esquinero y casa de su propiedad, en la esquina de Llaguno sureste (S-E). La apostilla de la operación dice: "Vende Juan López Dorado el pedazo de solar que tiene, en donde tenía su casa, linde con Juan de los Reyes [O] y solar de Constanza de Ávila [E], difunta [etc.]". 
Dorado y Urqueta compartían el mismo solar entero en Llaguno sureste (S-E), dividido por mitad de este a oeste y colindante por el lado oriental con el solar entero de Constanza de Ávila. López Dorado casó en 1597 con una María de los Reyes, quizás hija de su vecino Juan de los Reyes, calle en medio al oeste. Casado así y tal vez su suegro muerto, López Dorado administraba el solar heredado por su mujer en Llaguno suroeste (S-O). Debió quizás ausentarse luego de casar, dejando encargado de ese solar a su vecino Martínez de Urqueta, pues, en 1601, este arrienda dicho solar y casas: “… arrienda Sancho Martínez Urqueta, vecino desta ciudad, a Miguel […] y Benito Botasio […] las casas que están sucesivas [O] a las que yo tengo y Juan López Dorado, por tiempo de dos años ... con las tenerías que dentro están, que lindan [E] con casas de Juan López Dorado”. 
Estas tenerías se ubicaban, al parecer, al lado del río que allí existió antiguamente, que era por entonces el Caruata real, y que limitaba el poblado por el oeste al momento de su fundación. Es a veces mencionado en crónicas muy posteriores como “Quebrada de Padrones”, o “de Leandro”, hoy ya seco y colmado. El río se cruzaba, a inicios del s. XVII, por un tosco puente de maderos, pues allí se iniciaba el camino real a Catia, una de las vías de tránsito a La Guaira por entonces. En 1622, Isabel de Concepción vendió el medio solar esquinero, de dos en que estaba dividido el solar entero de Llaguno suroeste (S-O): “… el de la banda de arriba [N], linde con la pontezuela que allí está calle real en medio ”.
Surge aquí, entonces, la pregunta de toda esta exposición: ¿Dónde, pues, estaba ubicado San Mauricio antes de quemarse? Porque evidentemente, quien haya dibujado el plano, intentaba señalar que la ermita existía (o había existido hasta muy poco antes), pero -por lo mostrado- yerra en el emplazamiento real, no era en Carmelitas suroeste.
La respuesta es que la inicial ermita de San Mauricio estuvo situada al inicio del Camino de Catia, a una cuadra al oeste del sitio señalado en el Plano de Pimentel, en lo que eran las afueras de la ciudad en 1574. La hemos emplazado en Llaguno suroeste (S-O) según lo expuesto arriba y lo que sigue:
Pedro, indio, en 1623 solicitaba al cabildo:
“ Pedro Gómez, indio guaiquerí de la isla Margarita ... digo que yo soy oficial de curtidor, y para el ministerio del oficio, tengo hecha -en una barranca de la quebrada de Caruata por bajo de donde se sirven de ella los vecinos desta ciudad- mi casa y las tenerías, ... pido y suplico a vuesas mercedes me den y hagan limosna y merced de darme el sitio de la barranca donde tengo hecha mi casa y pozos de tenería, pues [es] bien poco todo, para que yo lo tenga y posea con justo título.“
El cabildo acepta la petición, pero sin darle la propiedad personal, otorgándole el sitio “en depósito”:
“ … dixeron que ellos han visto el sitio que pide Pedro, indio, y que atento a que está conjunto con la ermita de San Mauricio (que aunque está por ahora con sólo algunas paredes, se puede reedificar, pues es obligación de la ciudad, y podría ser de mucha conveniencia para el servicio della), y mediante que el dicho Pedro, indio, y su mujer, son ya mayores de edad, y que -como incapaces- podría alguna persona engañarles, comprándole el dicho sitio por menos de su valor, y perjudicar a la república, se le puede hacer merced de dársele y concedérsele en depósito … “.

Un plano de todo lo explicado es el que se muestra.


No hay comentarios:

Publicar un comentario