Las cartas del pasado
María F. Sigillo
Imagen de National Geographic Magazine años 40 -50 |
Anteriormente se ha hecho referencia a los carteros de la vieja ciudad, pero con olvido de las cartas. Naturalmente, en los últimos tiempos, se ha impuesto el correo electrónico y los envíos postales – se ha dicho – son cosas de anticuarios. Excepto la remisión de bultos, la misiva personal y manualmente escrita, es un asunto extraño para las nuevas generaciones. Apenas, hay 94 oficinas de correos en todo el territorio nacional y la propia filatelia, entendemos, una distracción prácticamente desconocida. Pocos imaginan hoy, cuán importante fueron los sobres y las estampillas postales, las oficinas de correos y los coleccionistas de sellos, sin olvidar los telegramas.
Las dos fotografías que ofrezco fueron tomadas por Seijas, seguramente en el famoso Correo de Carmelitas, habla del movimiento postal caraqueño. Adultos, jóvenes y grumetes que acudían a las taquillas de información, llevaban sus sobres para pesarlos y saber de la tarifa, comprar y pegar las estampillas y depositar en el buzón. Cartas comerciales, cartas de indicación del lugar donde se hallaban, cartas de amor, cartas de envío simple o certificado.
La Ventanilla de Certificados, a donde acuden aquellos remitentes que desean asegurarse la entrega de su correspondencia ( foto. Seijas) |
Seijas las tomó para un reportaje de Julio Formoso, publicado en el diario “La República” (Caracas, 14/10/1963), quien se extiende en una pequeña nota histórica del servicio de correos en Venezuela. Luego de mencionar el precursor intercambio epistolar de aztecas, griegos, sirios y persas, señala que la primera Ley Postal en Venezuela data de 1830, promulgada por el Presidente José Antonio Páez y ejecutada por Antonio Leocadio Guzmán, Secretario Interino del Interior. Después, vendrá la Ley de Tarifas Postales de 1834 y, en la segunda presidencia de Páez, la Ley Orgánica de los Servicios de Correos (1841).
En la ventanilla de información se chequea el peso de las cartas y se señala el costo del envío ( Foto Seijas) |
Finalmente, Formoso, cita una interesante estadística. Hacia 1883, los servicios despacharon alrededor de dos millones de piezas, manteniéndose la cifra más o menos estable hasta 1908, excepto 1903. El desarrollo de la industria petrolera, indica, la elevó a 74 millones de piezas en 1927, luego afectada por la II Guerra Mundial (en 1942, 47 millones). Ya para 1942, pisó 421 millones de piezas.
Por cierto, los servicios postales y telegráficos fueron perfeccionándose con el tiempo. Así, podemos apreciar la creación de la Escuela Postal, dependiente del Ministerio del Trabajo y Comunicaciones, iniciándose el mandato de Medina Angarita (Élite”, Caracas, 08/11/1941). Ulteriormente, la Dirección General de Correos, dependiente del despacho de Comunicaciones se convirtió en el Instituto Postal-Telegráfico (IPOSTEL).
Nos permitimos añadir, por una parte, el testimonio de los antiguos carteros caraqueños (que no, carteristas) relacionados con el incremento de los envíos postales que produjo la fuerte inmigración en nuestro país, fundamentalmente Caracas. Y, por otra, lo que significó la industria de las tarjetas postales: Caracas y el resto del país, como motivo de curiosidad y atracción para el lejanísimo destinatario que, ahora, clickeando la red, puede admirar nuestros paisajes en un instante.
Valga la coletilla, José J. Correa mantuvo una sección filatélica en la revista “Élite. En una de sus entregas, frente a los detractores del “hobby”, celebró el conglomerado creciente de coleccionistas (28/07/1945).
No hay comentarios:
Publicar un comentario