miércoles, 27 de febrero de 2013

Concierto Dominical En La Plaza Bolívar

La ingenuidad infantil del público caraqueño está
patente en esta foto de admiradores de dos niñitas
bailando el joropo  con el que afirma un
criollismo de Banda Marcial. 

Clientes fijos de los conciertos dominicales son los refugiados españoles
el catirito erguido sobre las piernas de su papá puede ser Checoslovaco;
pero el viejo que sienta cátedra ante unos mozos, seguramente es un
catalán de izquierda 


Caracas, la antañona “Ciudad de los Techos Rojos”, es en nuestros días de “Skyserapers” y “roof gardens” una Cosmópolis ultramoderna apegada amorosamente a sus viejas tradiciones pueblerinas.  

Muestrario de contrastes sorprendentes, en nuestra urbe capital coexisten hoy diversos períodos históricos de civilización y progreso cuyas estratificaciones se entremezclan en mosaico caprichoso para asombro de extraños y consuelo de quienes temen la desaparición absoluta de lo típico propio.

Ejemplo cabal de la lucha épica que sostienen en Caracas, lo viejo y lo nuevo es la Plaza Bolívar, baluarte heroico de la tradición romántica frente a la ofensiva arrolladora del maquinismo uniformista.

Por ironía del destino, esta obra progresista del gobernante urbanizador Guzmán Blanco resiste estoicamente a todas las transformaciones revolucionarios. Conservando incólume el espíritu del Septenio consagratorio, cuando Don Ramón de la Plaza predicaba las excelencias de la música como remedio para amasar a las fieras y cuando el Dr. Rojas paúl empezaba a  conspirar contra el Ilustre Americano a la sombra de los apamates en flor…..  

Fuente: Revista Elite
año 1947

Al pie del monumento del Padre de la Patria
se apuestan los "Ciudadanos amantes de la buena música" ...
( El lector podrá advertir la presencia de algunos portugueses, italianos  .....
( Son Excepcionales)

Son apenas las 9.30 am y ya estos ciudadanos musicólogos
 acaparan la modesta suma de una locha los asientos mejores de
La Plaza Bolívar.... hay que aprovechar lo único barato
que queda en Caracas......

El Ejecutante de más pulmón es indiscutiblemente  el de
este descomunal  " bajo de cobre"  Sinembargo, se aprecia un poco
su trabajo artístico, el niño que está detrás de él se creer de
hacer otro tanto....





lunes, 25 de febrero de 2013

Esquina Platanal


Al oeste de la Plaza de Candelaria se extendía antiguamente una ciénaga, razón por la cual ese lugar tardó mucho tiempo en desarrollarse.

La humedad de la zona fue propicia para que allí subsistiera por muchos años un platanal, que aún parece verse en el Plano de Caracas de 1852, Lisandro Alvarado dice que los autores antiguos “usan la grafía platanar, que es la ordinaria ortografía”. El mismo autor menciona diversas variedades de banano, Musa Paradisíaca  como el dominico, “así llamada según Oviedo, por el fraile dominico Tomás Berlangas, quién de las Canarias trajo esta planta a América en 1516…” citado por Humboldt en su Distribución Geográfica de las plantas…”

Con respecto al nombre del plátano, citado Alvarado a José de Acosta, quién en su historia natural y moral de las indias, escrita en 1590, dice : “En lo que me parece que debieron hallar semejanza entre estos plátanos de Indias y los plátanos que celebran los antiguos, en la grandeza de las hojas”. Llaman en Europa plátano un género de la familia de las platanáceas, árboles que llegan a los doce metros de alto, con corteza blanda y hojas grandes.

La Nomenclatura Caraqueña
Rafael Valery / Ernesto Armitano Editor.

Esquina de Platanal, Av Urdaneta ( Angulo Noreste) año 55/ Alfredo Cortina

Esquina de Platanal, Av Urdaneta ( Angulo Suroeste) 50/Alfredo Cortina


sábado, 23 de febrero de 2013

Bodas de Plata del Club Paraíso 1908 – 1933

Vista panorámica El edificio de El Club 
"Con justificado entusiasmo se ha conmemorado en los presentes días pascuales, el XXV aniversario del gran centro social caraqueño que naciera  por estos días  del 1908, bajos los muros acogedores de “  Monte Elena”, la señoril residencia del señor General Alejandro Ibarra, uno de sus miembros fundadores y su primer presidente.  En este cuarto de siglo  El Club Paraíso ha progresado en todos las ordenes de sus diversas actividades sus miembros se han cuadruplicado; los principios de estricta ética social, de orden y de autentica cordialidad que sirvieron de norma para su creación, han sido celosamente respetados; y el modesto local y parque adjunto que fue su primitiva sede, se han transformado en el magnífico y modesto edificio de hoy, que con sus adjuntos terrenos y dependencias ofrecen todas las comodidades que puedan necesitarse y apetecerse en esta clase de asociaciones.

Muy gratos e inolvidables son los recuerdos de nuestra sociedad conserva de las fiestas sociales que en los veinticinco años que acaban de cumplirse se han celebrado en El Club Paraíso y que han contribuido al renombre y prestigio de que justamente goza. ELITE al publicar  en estas páginas tres hermosos aspectos del Edificio que ocupa tan elegante centro social, congratula a su honorable Junta Directiva y a sus socios en este feliz aniversario."

Perspectiva del Lado Norte 

Fachada Occidental

Fotos Lenfant y Avilán
Elite 1933

El Capitolio Federal

Capitolio Federal.

Estampa clásica del Capitolio Federal, 1877.


Estupefacciones del Capitolio Federal

Luis Barragán
@luisbarraganj

Faltando una sede estable, el parlamento venezolano llegó a sesionar en casas – incluso – particulares. Los caraqueños asistieron a dos etapas importantes, como fue la propia construcción del Capitolio Federal en el siglo XIX, y la transformación de sus entornos en la centuria siguiente.

Dos etapas que son las del asombro del caraqueño, pues, comparada con el presente, era – en una y otra centuria – una urbe pequeña, aunque paradójicamente grande porque la Venezuela de entonces tenía más pueblos y caseríos que ciudades propiamente dichas.  Las casas sólidas y suntuosas, las menos, contrastaban con la mayoría de aquellas que, apenas, sobrevivieron a terremotos como el devastador de 1812 o el de 1900. De modo que, hasta por la amplitud de los nuevos inmuebles, la osadía de cubrir tantos metros cuadrados, sorprendía a los habitantes de la capital, como a sus visitantes, acostumbrados a los riachuelos: los del agua que fluía por doquier, en tímidas cascadas de un valle inclinado, como por la estrechez de sus múltiples calles.


El tránsito profuso pertenece a los elegantes coches de paseo que muestran una ciudad amable, respetable y tranquila, seguramente hacia finales del siglo XIX.


Una etapa

Cuando el Presidente Antonio Guzmán Blanco acometió la empresa de transformar urbanísticamente a Caracas,  una de las obras de mayor significación institucional y arquitectónica fue el Capitolio Federal que, por cierto, además de sus hemiciclos, salones y hermosa jardinería,  era un complejo de oficinas donde el mismísimo Estado concentraba sus más diversos despachos. Por ello, hoy, causará cierta fascinación que haya entradas y despachos señalados para las  consabidas tres ramas clásicas del Poder Público: Ejecutivo, Legislativo y Judicial. La sola concentración, en un mismo lugar, de los órganos que ahora requieren de oficinas e instalaciones propias y de mayores dimensiones, nos da una idea de la modestia del país hacia el siglo XIX.

La edificación del Capitolio Federal comenzó por 1872, inaugurada parcialmente a principios del año siguiente, hasta culminar en 1877, bajo la responsabilidad del arquitecto Luciano Urdaneta, quien lo concibió y diseñó, auxiliado por los ingenieros  Manuel María Urbaneja, Juan Hurtado Manrique y Roberto García. Reemplazó al Convento de las Reverendas Madres de la Inmaculada Concepción que, ya lo sabemos, ejemplificó las difíciles relaciones del Presidente Guzmán Blanco con la Iglesia Católica.

Estupefacto, el caraqueño informado no digería muy bien el costo total de la obra en un país depauperado y endeudado que, por supuesto,  levantó la protesta de una oposición de difícil supervivencia, a través de sus periódicos, manifiestos y panfletos. Una inversión que superó los 200 mil bolívares de aquella época,  destinada a darle sede a los gobernantes, parlamentarios y jueces de levita y pumpá, no despertaba en demasía el entusiasmo.

Además de suscitar la indignación del clero, provocando el malestar de los más creyentes de la comunidad de católicos, quizá previendo algún castigo divino, la construcción e inauguración, revela otra estupefacción. Un edificio enorme que le daba protagonismo y anchura a la calle ubicada entre las esquinas de La Bolsa y San Francisco, donde Guzmán Blanco erigió una de sus más célebres estatuas ecuestres, constituyó la inevitable atracción, orgullo y animación de los residentes del casco central, y de los visitantes de las parroquias foráneas, del interior del país y del extranjero. El estilo neoclásico del resistente complejo construido en tiempo récord, contrastaba con la humildad de la ciudad, por añadidura, explicada por sus haciendas aledañas. La prensa de la época, por lo menos, la todavía accesible,  reporta también la curiosidad y admiración que despertó la obra.

Así fue conocido el Capitolio Federal por el caraqueño del siglo XIX. El grabado lo exhibe solitario y confiado del dominio que ejerce sobre el entorno.


La otra etapa

Afortunadamente conservada, pues, otros gobernantes pudieron decidir la sustitución total o parcial de la obra, habida cuenta de las dictaduras que sufrimos y, ya en el siglo XX, por la generosidad de los ingresos petroleros que, en nombre de la modernización. pulverizó casas de un inmenso valor histórico, el Capitolio Federal adquiere una estelaridad sin precedentes, cónsona con lo que, expertos historiadores y politólogos, entienden como el fenómeno de la masificación de los hechos políticos en Venezuela. Ya la política no es asunto de una logia de caballeros, sino – con la aparición de los partidos – responde a los intereses y manifestaciones populares que serán encausados o reprimidos, pero que no  retrocederán jamás a lo que decidan las muy estrechas élites. Sin embargo, a los fines del presente texto, no interesa tanto el dato político que, muy bien trata, una obra de consulta obligatoria: “El Capitolio de Caracas”, de Manuel Alfredo Rodríguez (1974).

A finales de los cuarenta del siglo XX, honrando planes y proyectos que también datan del decenio anterior, la estupefacción caraqueña será la de una rápida transformación de los alrededores de la sede ya exclusiva del Poder Legislativo.  Comienzan las demoliciones de los inmuebles emblemáticos de la ciudad, como el otrora lujoso Hotel Majestic y la pulverización de la que fue casa de Francisco de Miranda, en las cercanías.

En menos de una generación, resulta empeñecido el ya viejo inmueble, y los caraqueños dirigen su mirada, entrado los cincuenta, a las portentosas torres de El Silencio, las del complejo llamado Centro Simón Bolívar, mientras que el Capitolio Federal exhibe el asedio del tránsito automotor en sus costados.  Tardará algunas décadas más  la “bulevarización” de sus alrededores, y mientras tanto hay un triple tejido de sus vecindades: el de los peatones que trabajan o realizan sus inaplazables diligencias, acudiendo a los teatros y salas de cine  que están en  la calle oeste que da hacia la esquina de Padre Sierra, o deben acudir al cuartel de policía que está en la calle este que da hacia la esquina de Las Monjas; el de los automóviles, acaso los supervivientes coches a caballo que venden frutas o efímeros y cambiantes buhoneros que ofrecen sus mercancías, aparcados cómodamente, quizá con placas oficiales para desafiar a los agentes policiales; y, no olvidemos, el tendido eléctrico que trenzaba los postes tupidamente por doquier en la renaciente metrópoli, dejando atrás el cableado que servía a los tranvías.



Boulevard de la fachada sur.  Nótese la espléndidez de La Ceiba y, por cierto, un motorizado predecesor de los miles que hoy colman la avenida. El Diccionario de la Real Academia entiende por "bulevar" una calle ancha y arbolada de paseo. En la jerga cotidiana actual, la destinada únicamente al tránsito peatonal.

Una etapa

La imagen fue tomada en un viaje realizado a Venezuela en el año 1948, por uno de los grandes fotógrafos Holandeses del siglo XX llamado Willem Van De Poll (Amsterdam, 13 de Abril de 1895 + 10 de Diciembre de 1970) 

La imagen fue tomada en un viaje realizado a Venezuela en el año 1948, por uno de los grandes fotógrafos Holandeses del siglo XX llamado Willem Van De Poll (Amsterdam, 13 de Abril de 1895 + 10 de Diciembre de 1970) 

La imagen fue tomada en un viaje realizado a Venezuela en el año 1948, por uno de los grandes fotógrafos Holandeses del siglo XX llamado Willem Van De Poll (Amsterdam, 13 de Abril de 1895 + 10 de Diciembre de 1970)  

Interior del Capitolio Federal en 1957, camino al despacho presidencial, parte norte. Los turistas aprovechas de tomar sus gráficas

La imagen fue tomada en un viaje realizado a Venezuela en el año 1948, por uno de los grandes fotógrafos Holandeses del siglo XX llamado Willem Van De Poll (Amsterdam, 13 de Abril de 1895 + 10 de Diciembre de 1970) 

Colaboradores
Carlos Lachica
Ora Chapellín
Juan Manuel Fuentes Ramajo
@msigillo

Artistas de ayer "Héctor Murga"

Héctor Murga Tenor Venezolano
Héctor Murga. Tenor Venezolano. Tenía una voz privilegiada, por eso lo llamaban “El Señor de la Canción” Nació el 19 de marzo de 1927. Sus canciones exitosas “Vesperal” , “El arlequín de Toledo” y “Granada” de Agustín Lara; éste lo seleccionó para que interpretara su música cuando vino a Venezuela. (1959). Murió en el año 2011. La foto es del año 1961 del fotógrafo Juan José Díaz

Un poco más de su bibliografía

El 21 de Agosto del 2011 , falleció en la ciudad de Caracas, el conocido cantante venezolano HECTOR MURGA, una de las glorias pasadas del cantar romántico popular latinoamericano. Contaba con 84 años de edad, y con su partida deja una grata estela de recuerdos en los melómanos que disfrutamos de sus interpretaciones musicales.

Héctor Murga, nació en Caracas en la parroquia de San José, un 19 de marzo de 1927. Se inicio en el canto lirico, donde su aterciopelada voz de tenor le permitió realizar roles protagónicos en zarzuelas y operetas. Posteriormente da inicio a una carrera musical, que lo llevaría a escenarios internacionales como Cuba, Colombia y México, en este último, llegó a cantar con la orquesta del músico-poeta Agustín Lara.

En nuestro país, actuó en los principales programas televisivos, de los años 60 y 70, llegando a convertirse en artista estelar en muchos de ellos, con un estilo impecable en cada una de sus actuaciones, recibiendo del público, el apodo de El Señor de la Canción. Se le recuerda también, por su activa participación musical, en los Festivales musicales que se realizaban dentro y fuera de nuestras fronteras, especialmente en el de La Voz De Oro De Venezuela, en Barquisimeto, donde logró el preciado galardón el año de 1972.

Esta pagina blog hace manifiesto su pesar, ante la desaparición física de este gran artista nuestro y se une a la tristeza que embarga a familiares y amigos. Paz a su alma.

Nostalgia es aquello que no siempre puedes recuperar... Pero son los recuerdos que jamás nadie, te podrá quitar...


Hector Murga - Enamorado de Ti - Especial

01 Perfidia
02 Que te importa
03 Somos diferentes
04 Enamorado de Ti
05 Se muy bien que vendras
06 Ojos Malvados
07 Mira que eres linda
08 Inconsolable
09 Por eso no debes
10 Hay que saber Perder
Fuente de la Biografía  http://barraezo.blogspot.com/2011/09/hector-murga-enamorado-de-ti-especial.html —

miércoles, 20 de febrero de 2013

Cartas del pasado



Las cartas del pasado
María F. Sigillo
Imagen de National Geographic Magazine
años 40 -50

Anteriormente se ha hecho referencia a los carteros de la vieja ciudad, pero con olvido de las cartas. Naturalmente, en los últimos tiempos, se ha impuesto el correo electrónico y los envíos postales – se ha dicho – son cosas de anticuarios. Excepto la remisión de bultos, la misiva personal y manualmente escrita, es un asunto extraño para las nuevas generaciones. Apenas, hay 94 oficinas de correos en todo el territorio nacional y la propia filatelia, entendemos, una distracción prácticamente desconocida. Pocos imaginan hoy, cuán importante fueron los sobres y las estampillas postales, las oficinas de correos y los coleccionistas de sellos, sin olvidar los telegramas.

Las dos  fotografías que ofrezco fueron  tomadas por Seijas, seguramente en el famoso Correo de Carmelitas, habla del movimiento postal caraqueño. Adultos, jóvenes y grumetes que acudían a las taquillas de información, llevaban sus sobres para pesarlos y saber de la tarifa, comprar y pegar las estampillas y depositar en el buzón. Cartas comerciales, cartas de indicación del lugar donde se hallaban, cartas de amor, cartas de envío simple o certificado.

La Ventanilla de Certificados, a donde acuden aquellos
remitentes que desean asegurarse la entrega
de su correspondencia ( foto. Seijas) 


Seijas las tomó para un reportaje de Julio Formoso, publicado en el diario “La República” (Caracas, 14/10/1963), quien se extiende en una pequeña nota histórica del servicio de correos en Venezuela. Luego de mencionar el precursor intercambio epistolar de aztecas, griegos, sirios y persas, señala que la primera Ley Postal en Venezuela data de 1830, promulgada por el Presidente José Antonio Páez y ejecutada por Antonio Leocadio Guzmán, Secretario Interino del Interior. Después, vendrá la Ley de Tarifas Postales de 1834 y, en la segunda presidencia de Páez, la Ley Orgánica de los Servicios de Correos (1841).

En la ventanilla de información se chequea el peso
de las cartas y se señala el costo del envío
( Foto Seijas) 







En 1858, una reforma legal instituirá por vez primera en nuestro país el sello o estampilla postal, en forma rectangular, con el escudo de armas de la República en el centro, y a un costo de medio real, un real y dos reales, con el nombre “Correos de Venezuela”. Por cierto, cercana la Guerra Federal, en medio de una epidemia de cólera.

Finalmente, Formoso, cita una interesante estadística. Hacia 1883, los servicios despacharon alrededor de dos millones de piezas, manteniéndose la cifra más o menos estable hasta 1908, excepto 1903.  El desarrollo de la industria petrolera, indica, la elevó a 74 millones de piezas en 1927, luego afectada por la II Guerra Mundial (en 1942, 47 millones). Ya para 1942, pisó 421 millones de piezas.

Por cierto, los servicios postales y telegráficos fueron perfeccionándose con el tiempo. Así, podemos apreciar la creación de la Escuela Postal, dependiente del Ministerio del Trabajo y Comunicaciones, iniciándose el mandato de Medina Angarita (Élite”, Caracas, 08/11/1941). Ulteriormente, la Dirección General de Correos, dependiente del despacho de Comunicaciones se convirtió en el Instituto Postal-Telegráfico (IPOSTEL).
Inauguración De La Escuela Postal
El Sr, Dr, Numa Quevedo , Ministro del Trabajo y de Comunicaciones,
pronunciando un discurso. A su derecha el Ciudadano Presidente de la República
y el Dr. José Nicomedes Rivas  Director de Correos 
Nos permitimos añadir, por una parte, el testimonio de los antiguos carteros caraqueños (que no, carteristas) relacionados con el incremento de los envíos postales que produjo la fuerte inmigración en nuestro país, fundamentalmente Caracas. Y, por otra, lo que significó la industria de las tarjetas postales: Caracas y el resto del país, como motivo de curiosidad y atracción para el lejanísimo destinatario que, ahora, clickeando la red, puede admirar nuestros paisajes en un instante.

Valga la coletilla, José J. Correa mantuvo una sección filatélica en la revista “Élite. En una de sus entregas, frente a los detractores del “hobby”, celebró el conglomerado creciente de coleccionistas (28/07/1945).





sábado, 16 de febrero de 2013

Recuerdos hípicos


Dentro de las muy variadas actividades en las que nos hemos visto envueltos en los ya largos años de vida, la hípica mereció nuestra atención. Estudiamos en el Liceo de Aplicación, vecino, pared con pared, con el Hipódromo Nacional de El Paraíso. Vivimos en El Paraíso y nos parece imposible que un habitante de la zona no tuviera que ver más o menos, con la actividad hípica. Trabajamos en el hipódromo, primero con el cargo de "correo de juegos en taquilla" pomposo nombre que cobijaba a quienes fungíamos como mensajeros entre las taquillas de juego y la central de totalización, cuando no existía la tecnología de comunicaciones que pudiera trasmitir las jugadas de los apostadores; y luego fuimos ascendidos a "vendedor de juegos en taquilla". Trabajábamos desde las doce del mediodía del día de carreras hasta pasadas las seis de la tarde y por esas jornadas y responsabilidades devengábamos veinticinco bolívares en la primera posición y sesenta en la segunda por cada día de carreras en los que trabajábamos. Bolívares que valían y compraban. 

El 2 de diciembre de 1956 se corrió en el Hipódromo Nacional de El Paraíso la Copa "I Congreso de Salud Pública y III Conferencia de Unidades Sanitarias". En la prueba competían los mejores caballos de la época y quisiéramos resaltar dos de ellos: Cantenac, famoso caballo argentino, hijo de Advocate en Fond de Cave que le regaló el jefe de los cuerpos de seguridad del dictador Juan Domingo Perón, Jorge Antonio, a Marcos Pérez Jiménez como agradecimiento por la traída de la caballada del "Stud Dos Estrellas" a establecerse en Venezuela bajo el entrenamiento de Abraham Resnik; y Petare, también famoso caballo argentino hijo de Moslem en Colette que bajo la dirección de Carlos Muñoz Candia primero y luego de Adolfo Samuel Alvariza y más tarde de Miguel Torrealba, fue el mayor ganador de dinero de Venezuela mientras hubo estabilidad monetaria. 




Las hijas 

El día mencionado, antes de que se sucediera la carrera, se conoció que las hijas de Pérez Jiménez habían venido al hipódromo con el objeto de recibir la copa que debía ganar su caballo. 

Por cierto, el dictador nunca apareció como propietario del animal. Siempre corrió con los colores del Stud Cañaveral que era de Fortunato Herrera, "El Platinado", quien tenía estrecha amistad con el régimen dictatorial. 

Esta situación reforzaba el pensamiento de las personas relacionadas con la hípica, de que era virtualmente imposible que el caballo Cantenac perdiera la prueba. En las taquillas del "paddock", cuando apostábamos unos cincuenta bolívares a Petare, el Platinado Herrera, a nuestro lado, le apostaba tres mil a Cantenac. 

Salen los jinetes a montar en el recinto del "paddock" y nos toca recordarle a Balsamino Moreira, el famoso jinete de Petare, que tenía que hacer todo lo posible para lograr el segundo lugar de la carrera. 

Salen los competidores a la pista, recorrido de 1.400 metros, la partida se sucedía en un lugar poco cómodo, al lado de la entrada de los vehículos al "Campo" desde la calle Cayaurima y con una posición del aparato de partidas que no era perpendicular a la pista de carreras. 

Partida 

Partida, dicen los locutores de la radio: José Eduardo Mendoza "Mira- lejos", Eloy Pérez Alfonzo "Míster Chip" Luis Plácido Pisarelo, quien había traído a Venezuela, como empresario, a Carlos Gardel; y el todavía muy joven Virgilio Decán "Alí Kahn". Un caballo propiedad de don Alfredo Abilahoud, cuyo nombre se nos escapa, le da un golpe a Cantenac y lo deja sin posibilidades de ganar la carrera, Petare toma la punta, como era su característica y gana sin oposición, emplea ochenta y seis segundos y tres quintos para el recorrido. 

Nos estábamos tomando la fotografía de rigor en el recinto de ganadores cuando se nos acerca el señor Luis Beltrán Méndez, jefe de relaciones públicas de la tribuna presidencial, quien nos conocía muy bien, y nos dice: Mira Díaz, el protocolo se ha cambiado, la copa se va a entregar en este mismo sitio. Demás está referirles que lo previsto era que las hijas de MPJ recibirían el trofeo en las instalaciones de la tribuna presidencial. 

A los pocos minutos y como lo testimonia la fotografía que conservamos, el doctor Pedro Antonio Gutiérrez Alfaro, ministro de Sanidad y Asistencia Social, acompañado del doctor Gómez Guerra, miembro de la junta directiva del Hipódromo Nacional y varias personas vinculadas a las organizaciones dedicadas a cuidar la salud de los venezolanos, entre los que recordamos, el doctor Manuel Fernando Mejías que representaba al maravilloso Instituto Nacional de Obras Sanitarias, INOS, donde trabajamos después durante todos los años universitarios en la UCAB. 

Permítanme destacar que el doctor Pedro Antonio Gutiérrez Alfaro, eminente partero de la época, obstetra hoy, fue quien atendió a nuestra madre, dieciocho años antes, cuando este emborronador de computadoras vino al mundo. 


Varias facetas 

Vale la pena aprovechar esta maravillosa oportunidad que nos brinda El Universal de poder escribir una crónica larga, para destacar varias facetas del evento narrado.

En primer lugar debemos resaltar que la actividad hípica era no solo apreciada sino desplegada por las más altas autoridades del gobierno nacional.

En segundo lugar anotaremos que Pérez Jiménez, dictador indiscutido por ocho años de la vida nacional, no se atrevió a hacer lo que sí hizo el dictador previo, Juan Vicente Gómez, quien no solo tenía una importante caballada en el hipódromo, sino que los corría con una chaquetilla que tenía, sin el menor disimulo, los colores de la bandera nacional.

En tercer lugar traeremos a colación una frase acuñada por nuestro amigo Manuel Fonseca Kolster, quien al definir la diferencia entre la hípica venezolana de aquellos tiempos y los que se suceden ahora, dice: "En los años cincuenta, en El Paraíso, un propietario tenía veinte caballos, ahora un caballo tiene veinte propietarios". Esta regla o sentencia tiene sus excepciones. Hoy día a la sombra de la corrupción, han aparecido "hípicos" que seguramente desempeñan la actividad, con numerosos caballos, para poder justificar, a su manera, los inmensos volúmenes de sus fortunas.

Por último y sin cubrir todos los extremos, debemos resaltar que para aquellos años y por varios más, el hipódromo desplegaba importantes funciones de desarrollo en diversas actividades nacionales. La cría de caballos de carrera promovió la existencia de numerosos establecimientos que dieron empleo muy bien remunerado a sectores del interior de la República. Todos los trabajos que se necesitaban durante los días de carreras, tanto en el juego de taquillas como en el "5y6" eran desempeñados por estudiantes que obtenían ingresos, modestos pero suficientes, para sus gastos de vida.

Hoy, terminado el año 2012, el hipódromo es otra empresa del Estado absolutamente quebrada, acorralada entre la burocracia y la corrupción y cumpliendo muy mal la función de alojar en La Rinconada un contingente de damnificados que no tienen ningún futuro.

Para finalizar la historia, les diremos, que aterrados por el potencial riesgo que significaba tener la representación de un caballo que cometió el delito de ganarle a uno del dictador, le entregamos la copa al capataz de la cuadra de Muñoz y nos largamos del hipódromo, temiendo una represalia de



Revista Elite 1932




Revista Elite 1932




El Paraíso
1950-1956

1950-1956






Fuente: 
Rafael Díaz Casanova
EL UNIVERSAL
viernes 11 de enero de 2013 

sábado, 9 de febrero de 2013

Carnavales en Caracas 1955

A través del lente de Leo Matiz




Caraqueñas al Volante 1926


Las Reinas del Volante
¿ Quién dijo que ya no quedaban reinas del volante?

"Hicimos un alto en el regio y galante camino, para no hacer monótona la augusta galería pues sabemos que hay dulce que no empalague ni cosa bella ni música sonora que no hastíe si de ellas se abusa.


Tres reinas y una princesa de la velóz dinastía del volante del siglo XX. Son lindas hadas de un Bosque muy hermoso. En Los Caobos, en la Av Central del Bosque Ayacucho, en cita se concertaron los propios ángeles, se reunieron Elisa Yanes, Antonia Palacios, María Teresa Castillo y Felicia Toro.



Las risas reales emilaros, apagaron la soberbia orquestación del trinar de los pájaros bohemios, inquietos saltarines entre el boscaje mustio por el rigor estilo.

Revista "Elite"
Fotos de Avilán
1926 #31

viernes, 1 de febrero de 2013

"Las Flores de Papel no han muerto"

Los Rostros de la Ciudad
Caracas/ Elite  1955

"Parece mentira que en esta ciudad ya millonaría en habitantes todavía haya clientes para la  pavosísimas  flores de papel. Ya no las quieren ni en las iglesias, pues como están elaboradas con cera resultan muy inflamables. Pero todavía la gente las compra  ¿ para qué?  para adornar la sala del hogar humilde, porque el precio de las flores  naturales es prohibitivo. Un ramo con el de la foto  cuesta 30 bolívares  y dura toda la vida  ( por lo menos mientras no coja fuego) . Los elabora una merideña para complacer los gustos todavía pueblierinos de muchos caraqueños."