martes, 24 de julio de 2018

La Caracas aniversario: Rafael Seijas Cook

María F. Sigillo G.


Rafael Seijas Cook, fue un referente ineludible para la Caracas del siglo XX. Mejor conocido por su pseudónimo, el Arquitecto-poeta”, desde muy temprano acostumbró a publicar sus artículos en los escasos medios de entonces y, aunque hablaba también de todo un poco, con estilo romántico, la principal de sus inquietudes estuvo, claro está, en la arquitectura. En un reportaje suscrito para la revista Élite (Caracas, nr. 1963 del 11/05/1963), la célebre periodista Ana Mercedes Pérez indica que, hacia 1953, él construyó su propia fosa en el Cementerio General del Sur. Nacido en Falcón el 22 de febrero de 1887, jubilado por el Ministerio de Obras Públicas, igualmente incursionó en la actividad privada, muriendo en Caracas, 13 de diciembre de 1969. 

En 1911, Seijas Cook diseñó la casa de los Boulton en El Paraíso, conocida como “La mansión de las acacias”, hoy ocupada por la Comandancia General de la Guardia Nacional. E hizo los teatros Caracas y Pimentel, el Bazar Americano y, en Maracaibo, El Resguardo que él consideró como su mejor obra. Entre sus libros, destacan “Ella”, “Horas grises” y “El Pirineo y el Ávila”. 

La ciudad en lenta transformación urbana, ocupó su interés. Con mayor razón, en la vorágine de los cincuenta, en la que, además, justificó la demolición de obras construidas desde la época colonial o de los inicios republicanos, subestimándolas. Cuestión de criterio que tampoco lo descalifica.  Fue un insigne observador y de ello, da cuenta la revista del citado ministerio, en la que aparecieron también sus textos con alguna regularidad.

La columna del Arquitecto-poeta que pueden encontrarse en diferentes magazines, constituyó una tribuna privilegiada. Y nos parece pertinente traer a colación la entrega dedicada a la arquitectura venezolana (Billiken, Caracas, nr. 50 del 24/10/1925), dedicada al historiador José Gil Fortuol. Cita como inmuebles de gran valor la Casa Fuerte de Barcelona, el Castillo de Santa Rosa de Cumaná, el Castillo de San Carlos de Boromeo en Pampatar, las Ruinas del Castillo de Araya, la Aduana de La Guaira, la casa ocupada por el Club Alemán de Puerto Cabello, las ruinas del Palacio de los Pumar en Barinas (“sólida edificación íbera; pero, en lo que se refiere a composiciones artísticas, muy mediocres”).

De Caracas, el ojo crítico de Seijas Cook, apunta a la Catedral que “pudo haber sido la mejor joya arquitectural, tuvo el fracaso de ser descoronada su torre en la hecatombe de 1812”, siendo un siglo después “profanados sus paramentos” por la brillante pintura empleada. Ineludible el Templo de San Francisco, asegura que “desde la Emancipación hasta la éra (SIC) guzmaníaca, no hace cuenta el país de ningún ladrillo colocado científicamente”, como ocurriera con la Basílica Dual de Santa Teresa. Relaciona las “fachadas coloniales de menores títulos suntuarios” e indica los hogares de Federico Rivero Escudero, Joaquín Núñez, la Legación inglesa, la casa nr. 67 de la familia Monserrate frente al Templo de Santa Teresa (“es la única que nunca ha sido reparada, pintada y menos modificada”, añadiendo el edificio del Registro Subalterno y el Colegio Chávez (SIC). Observa que la ciudad capital está obligada a construcciones mayores de dos pisos, escalando cuatro el Nuevo Bazar Americano y el que, por entonces, se levantaba para la Lotería de Beneficencia. Y dice: “Calificar, pues, la Construcción (SIC) venezolana, actualmente es imposible. Con estilo pugnan todavía el Renacimiento francés en todo lo edificado por el hijo benemérito de Caracas Alejandro Chataing”; Carlos Guinand, importa desde Europa un estilo un tanto invernal; “yo mismo, por odiar las dificultades de la profesión, tengo la tendencia espiritualista de un estilo que transparente la vida y el objeto de aquel a quien se edifica, tratando de relegar a segundos términos los cánones rituales de intercolumnios, módulos, leyes de técnica que constriñen a frases hechas, a lo que se quisiera dar un sello personal”.





Reproducciones:

1.- Catedral de Caracas. Billiken, 1941.

2.- Catedral de Caracas. El Farol, 1952.

3.- Rafael Seijas Cook. Élite, 1963.

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