domingo, 28 de septiembre de 2014

La Casa de Bello

Diferentes imagenes a través del tiempo de la Casa de Don Andrés Bello ubicada en la Parroquia Altagracia, Esquina de Las Mercedes.

Algunas notas del lugar:

"Este solar de Las Mercedes noroeste fue inicialmente de un personaje Manuel de Figueredo que por tener tienda de pulpería se le negaba hidalguía y rango en la elite de Santiago de León a fines del s. XVI. Poseía tierras en las cabeceras del Catuche, y Garcí González de Silva, el poderoso conquistador, pleiteó con Figueredo el haber hecho en sus terrenos un molino de trigo. Le vendió antes de morir sus tierras y solares al cura León Calcanio, que los defendió mejor que su predecesor. Luego adquiere el solar el célebre carpintero Juan de Medina, quien él o su hijo homónimo sería el alarife de la nueva catedral de Caracas que se construyó luego del terremoto de 1641."

En 1943 El Ateneo de Caracas  pasa a ocupar  bajo la figura de comodato,   la casa natal de Andrés Bello, situada  en la esquina de Las Mercedes, en la parroquia Altagracia.  Pero, las limitaciones físicas del espacio y el crecimiento de actividades,  empeñaron a cuatro Presidentas de la institución, Anna Julia Rojas, quien hace posible que el teatro llegue a convertirse en una realidad protagónica para el Ateneo de Caracas, Alicia Larralde de Ferrero, Ana Mercedes de Morales Lara y Carmen Bouza de Musche   en buscar una  nueva sede.   Hasta que el 18 de enero de 1958,  con la caída de Pérez Jiménez, María Teresa Castillo llega a la Presidencia del Ateneo de Caracas y como bien  lo decreta: ¡Yo, en este zaguán no me quedo”, consigue una mansión que el Estado venezolano había adquirido y asignado para el Opus Dei.  Así es que más pudo la férrea convicción de María Teresa,  en convertir  esa  casa señorial ubicada en la Plaza Morelos, en el inicio de una nueva etapa en la vida de este centro cultural, que superó 50 años de permanencia en el lugar.

 La casa no fue demolida para hacer la actual "Casa de Bello". Solo existía un estacionamiento. El estado venezolano, durante el gobierno de  Rafael Caldera , para evitar que el estacionamiento fuera vendido para otros fines, compró el terreno y construyó la edificación actual, que por cierto se comunica con el Ministerio de Educación por la parte de atrás










lunes, 1 de septiembre de 2014

CALLE NORTE 1

“Se inicia de Las Madrices a Ibarra, cuadra donde existió una antigua casa de dos pisos, como se acostumbraba en aquella época, al traspasar el zaguán se encontraba un amplio patio con el segundo piso a su alrededor. Este patio había sido techado instalando en él maquinarias para la fabricación de los cigarrillos marcas “Doble águila” y “Sport”, cuyo propietario era don Enrique Quintana. El señor Quintana había nacido en la Isla de Puerto Rico y le era común mencionarlo, esencialmente cuando iracundo se refería al proceder de don Luís Bigott que como venezolano, según él, no debía haber vendido su fábrica de cigarrillos “Bandera Roja” y Bigott a la América Tobaco Co. En la acera del frente en otra gran casa la firma de Juan Manuel Díaz & Cía. estableció su mayor de mercancías secas, como denominaban la importación de telas. Esta acreditada firma era propiedad de “Liverpool” elegante tienda establecida de Gradillas a San Jacinto, al frente del pasaje Ramella. 


De Ibarras a Maturín, una de las primeras librerías que inició en Caracas las ventas de colecciones pagaderas por cuotas y entregadas semanales, fue la editorial “González Porto”, de origen chileno. Don Vicente Vadllalo, nuestro amigo, en esa oportunidad inició con bastante éxito la oferta de las obras completas del eminente escritor venezolano don Andrés Bello.
En la esquina de Maturín funcionaba el Garage “Solex” de don Henrique Sapene, y en la pared adyacente a la puerta de entrada recordamos haber visto una placa de metal indicando que en esa esquina se había construido la primera casa de la ciudad. De Santa Bárbara a la Fé una congregación religiosa estableció el colegio para señoritas “Sor Teresita de Jesús”, por cierto muy mal ubicado, toda vez que en la acera del frente aún funciona una casa de “citas”. Han sido muchas las personas que han solicitado su clausura sin haberlo logrado ya que parece formar parte de una cadena que incluye el llamado hotel Punceres y otro en la esquina de Abanico. Cosas de la democracia. 

En la esquina de La Fe la Capillita de La Trinidad, con la curiosidad de tener en la puerta de entrada un cepillo, así llamaban las bandejas para recoger la contribución de los fieles que concurrían a las misas los días domingos. Este de la Capillita estaba representado en un monaguillo de cuerpo entero, con su hábito blanco, simulando encajes, tanto en su borde como en el puño de las mangas. Este hábito estaba cubierto con una capita roja en los hombros. Con las dos manos sostiene una bandeja con su ranura al centro para recibir las limosnas de los fieles.

De la esquina de La Fe a Remedios y Las Brisas, cuadra donde vivimos en unión de mi madre; muy presente tenemos aquella mañana del año 1928 en que al despertar, mi madre angustiada me dice: “Francisco, que noche!!!... ¿qué pasa? le contesté… Mira, toda la noche fueron tiros de fusil y revólveres por ese barranco, al paso en el Cuartel San Carlos, y yo toda la noche sin dormir, rezando para que no te despertaras; y ¿por qué?, le dije. Yo temía que si te despertaras saldrías a imponerte lo sucedido”

Fuente: La Caracas que Conocí de 
Francisco A. Moya Martínez. 

miércoles, 27 de agosto de 2014

Entonces los abastos daban crédito

En Caracas, desde los días mismos en que la ciudad se fundó, creció y con el tiempo adquirió la categoría de Metrópoli, el pulpero más célebre y celebrado, fue Ño Miguelacho. No es necesario buscar la referencia en la crónica ya que su nombre quedó en una esquina desde la época en que se fue formando esa especie de nomenclatura caprichosa y pintoresca de bautizar las esquinas con los nombres y distintivos de personas o cosas que allí vivieron o tuvieron real asiento. Pero si de pulperos y pulperías se trata lo lógico es traer a referencia el más legendario de los pulperos que ha tenido el Valle de Santiago de León, Ño Miguelacho, tenía una característica muy especial y una manera de ser muy singular. El mismo trato que se le dió indica que pertenecía a la clase que en su tiempo se llamó plebe y que de “real” sólo tuvo su comportamiento. Nos lo imaginamos tal cual eran los pulperos de antaño, con unos pantalones de brega, una franela llena de mugre y unos bigotes lisos por el constante manoseo. Lo cierto es que Ño Miguelacho, según la leyenda,  durante los días de semana, mientras estaba detrás del mostrador no saludaba a nadie. En cambio en la tarde dominical, cerraba las puertas del negocio, vestía un traje blanco y se paraba en la esquina a saludar a sus amigos que eran todos sus vecinos. Es de suponer desde luego que era popular y ampliamente conocido en toda la ciudad, aunque no fuera cien pasos más allá del punto donde tenía establecido su negocio de comestibles y demás abarrotes. Bien es sabido  que en las pulperías de antaño se vendía todo lo incluido en ramos generales. Está claro también que Ño Miguelacho ha debido ser el percusor del menudeo. Y en ese punto lo dejamos, ya que nos proponemos ocuparnos de los pulperos del presente siglo, los mismos que quedaron desplazados con la implantación de  las casas de abastos. En la actualidad no se consigue una pulpería de la era típica, ni siquiera en las parroquias foráneas  de Caracas. 



Los Pulperos de Principio de Siglo

“Cuando Lucas Manzano y Melito Sánchez –amigos hace sesenta años- y testigos  de una época de gratos recuerdos, correteaban por los lados del Puente de La Trinidad, los pulperos eran unos “terciazos”. Todo lo vendían por “puyas”, y las compras corrientes eran por un valor de una locha, medio o un real, cuando el despacho tenía un importe mayor del bolívar y llegaba al fuerte, ya era para tomarla en consideración. Basta decir, que con un centavo se adquiría dos cosas al mismo tiempo. Un “puya  de San Simón y Juda”  representaba una sabrosa golosina: un pedazo de queso y otro de papelón. La mantequilla de elaboración casera se detallaba de dos centavos en adelante, servida en un platillo, y, a la falta de éste, era en papel de estraza. De allí seguramente surgió el refrán  que denomina las cosas breves o fugaces: “Eso es como dos de mantequilla en un papel de estraza”.

Una arepa costaba un centavo y con una locha de queso podían desayunarse varias personas. Y lo más pintoresco del caso, es que toda compra de medio real en adelante, daba derecho a la ñapa, que por lo general era de queso o papelón. Quién comprara medio real de cambures tenía que pensar en ocupar sus manos para llevarlos a casa. Desde luego que había pulperos “amargos”. Entre los buenos se contaba Antonio Alfonzo que tenía su pulpería en las cercanías de la Capilla de La Trinidad. Le fiaba  hasta a los escolares, los comerciantes más conocidos en este ramo eran los hermanos Oropeza que tenían varios negocios en la Parroquia de San José. Con ellos competía Antonio Pequio que tenía una pulpería en la Esquina de Esperanza. Otro Pulpero muy conocido fe Manuel Calzadilla, que si bien era un poco áspero con los muchachos de entonces, no por eso dejaba de fiar a los clientes de su amistad. 





Naturalmente que en esa época como en la actual, tenían crédito solamente “los buena paga”. Entonces los maestros de obra y los artesanos en general, llevaban cuenta corriente, ya que religiosamente pagaban o abonaban en cuenta todos los sábados. Lo mismo hacían las familias vecinas que tuvieran la necesidad de recurrir al fiado. La forma de llevar las cuentas era sumamente original. No se anotaban los pedidos acreditados en una libreta o libro, sino en la pared. Cada raya era un real, y media raya un medio. Tal cosa era aceptada desde luego por los clientes, y ello daba margen a que se apuntaran más rayas de la que en realidad eran. Los pulperos ladrones apuntaban con tenedor, y así  al apuntar, en vez de una raya apuntaban cuatro. Pero como todo el tiempo tiene su compensación, los pulperos también tenían las de perder. Había clientes que por amistad con el pulpero, ellos mismos se despachaban. Y por si esto fuera poco, también se daban lo vuelto. Como quiera que nunca faltan vivos , los que ahora se llaman “ventajistas” por la forma de aplicar la norma dentro de la costumbre, surgió el dicho, que una vez lo expresa todo cuando se refiere a persona - ¿ Fulano de tal? – Ese se despacha y se da lo vuelto-!  

Travesura de muchachos

Los pulperos de la época que recordamos no usaban caja registradora para contabilizar las ventas, utilizaban una gaveta de madera colocada debajo del mostrador con departamento pequeño para centavos y lochas y uno grande para la plata menuda o gruesa. Cuando este departamento se llenaba, tiraban el dinero en un rincón. De allí lo recogerá en su oportunidad Manuel Calzadilla era uno de los que tal cosa acostumbraba. Así fue como un grupo de zagaletones se idearon el método ingenioso para  sustraerle las monedas. Se proveyeron de una caña verada- liviana pero consistente, y una de las puntas le pusieron cera. Mientras el pulpero estaba ocupado despachando, dormía la siesta o simplemente se descuidaba, uno de los del grupo metía la vara hasta donde estaba el montón de monedas. Algunas de esta quedaba pegada a la cera. Luego se daban el gran hartazgo de golosinas que iban desde “la conserva”, “La cojita”  pasando por el “majarete” hasta el suspiro o merengue que era lo más caro y sabroso. Esta operación a punta de varada – que por cierto es muy distinta a la que realizaban  los “pavitos” de ahora a punta de pistola y ametralladoras- al ser descubierta no tuvo más castigo que tremenda “pela”. No pasaba a ser más que una ingeniosa travesura de muchachos. 

Los Ramos Generales

Para definir lo que los ramos generales representan para las pulperías es bueno explicar que allí no solo se vendían comestibles. Se vendían también implementos de labranza, como chicuras, palas, picos, machetes, etc., al igual que las enjalmas, cinchas y guruperas. También se vendía aguardiente. Era una regla que cada vez que se llegaba un arriero o un agricultor, pedía un “cuarto” de caña blanca  (“lavagallo”), y se lo tornaba en un trago, teniendo siempre el cuidado de dejar un poquito de la bebida.  Con ese resto hacía una cruz en el piso, así fuera de cemento o de tierra. Era una manera de santiguarse. Esta costumbre desapareció cuando las pulperías típicas fueron reemplazadas por las casas de abastos. A partir de entonces se utilizó la Caja Registradora, en vez de gavetas de madera: El mostrador de vidrio y el piso de mosaico o cemento. Antes de que esto ocurriera, los pulperos no iban los domingos al cine, como hacen ahora los portugueses, italianos y españoles. 

El Pulpero Poeta

Si de pulpero se trata, bueno es dedicarle un recuerdo al poeta Juan España. Era distinto en porte, estilo y comportamiento. Tuvo su establecimiento “en el vecino burgo de El Valle”. Escribió el célebre poema “El cucarachero” y perteneció a los nativistas, en la etapa que se denominó  neo-romántica. Su pulpería en El Valle de la Pascua Florida, como el mismo llamaba cariñosamente el pueblo, era diariamente visitada por escritores, críticos literarios, poetas y literatos. En El Valle vivían entonces el Doctor Jesús Semprún y el poeta  J. B. Arrechedera. Le visitaban Julio Morales Lara, Leoncio Martínez (Leo), Francisco Pimentel  (Jom Pim); Rafael Michelena Fortoul, y paremos de contar. Amigo íntimo del poeta España era el gran escritor costumbrista Luís María Urbaneja Achelpol, autor de  “El tuerto Gerónimo”. Lo cierto es que en la pulpería de Juan España se reunía una especia de “Peña Literaria”, de donde por cierto salieron muchas cosas hermosas, como diría el maestro Calcaño. Cuando Juan España dejó de ser pulpero, se dedicó a la política. A ello lo obligó el fiado que se reflejó en las posibilidades económicas de su negocio. Así desapareció del panorama vallero  una estampa criolla de este tipo de comercio que ya se ha borrado en el pasado: Las pulperías. Juan España en su nueva profesión, la de político, fue Jefe Civil de Petare y años más tarde, Disputado al Congreso Nacional por el Estado Miranda. Así tenemos que fue el pulpero que también hizo historia en el presente siglo.           
El Poeta Juan España
cortesía de Alfonso Mijares

Cortesía de Alfonso Mijares

Fuente:
Por Pedro Hernández C
Publicado en la Revista
Venezuela Gráfica
1962

domingo, 3 de agosto de 2014

El centinela del Ávila

Una de las primeras imagenes publicadas de noche del Hotel Humboldt
Enero 1957 a  poco días de su inauguración



" En lo más alto de la silla del Avila, desafiando a la neblina que hasta un pasado reciente la enhiesta serranía, se divisa el Hotel Humboldt que como un gigantesco centinela guarda perennemente la ciudad procera, Caracas está orgullosa de belleza tanta, señuelo de turistas que la admiran donde el valle y los jardines de Galipán eternamente en primavera" 
Billiken 1957
Compilación de Caracas en retrospectiva
por María F Sigillo 
Texto e imagen de revista Billiken. 


sábado, 2 de agosto de 2014

La Concha Acústica / 1954

" Caracas cuenta entre las obras que le están dando carácter de gran ciudad con un excelente teatro lírico al aire libre. Construido en el tiempo récord de cuarenta y cinco (45) días, fue inaugurado con un concierto de la Orquesta Sinfónica Venezuela bajo la dirección del maestro alemán Furwangler, con motivo de la Décima Conferencia Interamericana. 

El teatro lleva el nombre de José Ángel Lamas, en homenaje a la memoria de uno de los grandes músicos venezolanos de la época colonial. El estilo de la Concha Acústica no imita ningún monumento, ni teatro de ningún siglo, ni sigue ningún modelo consagrado. Es una creación realmente original que bien puede clasificarse como modelo del arte moderno.

Con la Concha Acústica, obra ejecutada por el Gobierno con la cooperación de la empresa denominada Colinas de Bello Monte, la Orquesta Sinfónica Venezuela que es la mejor de Sur América, ha entrado en posesión de uno de los más amplios escenarios para llevar el arte a las grandes masas caraqueñas que aman la música. 


Inauguración de la Concha Acústica
marzo de 1954




 Fuente: Venezuela bajo el Nuevo Ideal Nacional
Realizaciones durante el Gobierno del Coronel 
Marcos Pérez Jiménez
2 de diciembre de 1952 al 19 de abril de 1954
Publicación del Servicio
Informativo Venezolano. 
Dos notas interesantes:
Nuestro querido amigo Ronald Nava García (QEPD) hizo una interesante acotación cuando subimos la imagen al grupo del facebook y fue "Dos referencias medio desconocidas. En la concha acústica se realizó un Miss Venezuela, debe haber sido a comienzos de los 60. La otra es el hecho de que allí se presentaron, juntos, dos cantantes popularisimos  y que rivalizaban en cuanto a afición. Lucho Gatica, chileno y el gran Alfredo Sadel. Estuve ahì esa noche." 

jueves, 31 de julio de 2014

sábado, 26 de julio de 2014

Avenida Urdaneta


" La Avenida Urdaneta es una de las más importantes obras que el Gobierno Nacional ha llevado a cabo a través de la Gobernación del Distrito Federal. Une la Avenida Sucre, situada a la entrada del Litoral, con la Avenida Andrés Bello, en la cual se inician las urbanizaciones residenciales del Este atravesando el corazón de la ciudad. 

La  construcción de esta Avenida puso de manifiesto la perfecta coordinación de las entidades nacionales y municipales que intervinieron en el desarrollo de los trabajos, hasta el punto de que fue posible realizarla en solo 120 días, no obstante tener dos kilómetros de longitud y 26 metros de anchura y estar dotada de todas las instalaciones que exige la moderna técnica urbana. Para transformar las angostas callejuelas que antes existían en esta gran arteria fué necesario llevar a acabo más de 250 demoliciones, realizar difíciles trabajos de nivelación, instalar tuberías paralelas para cloacas, acueducto, luz, teléfonos,semáforos, etc. 
La Avenida tiene 70 bocas de visita, 14 sótanos de transformación y 290 banquillos. 

La Avenida Urdaneta es sin duda alguna la obra más rápidamente construida en los últimos años y también una de las que más ha contribuido a transformar la fisonomía de la capital Venezolana. 



En esta fotografía se puede apreciar la amplitud de la vía,
algunas de sus características, y la magnitud de los espacios que
quedaron libreas al derribar  las viejas casas que antes bordeaban las calles que fueron
reemplazadas por esta moderna arteria urbana



Día de la inauguración de la Av Urdaneta
domingo 29 de noviembre de 1953

Aporte del Arq Ricardo Rodríguez Boades 

Fuente: Venezuela bajo el Nuevo Ideal Nacional
Realizaciones durante el Gobierno del Coronel 
Marcos Pérez Jiménez
2 de diciembre de 1952 al 19 de abril de 1954
Publicación del Servicio
Informativo Venezolano.