"A la falda del Calvario se abre la anchurosa avenida de Caño Amarillo, que concluye en las estaciones de los ferrocarriles alemán e inglés y las forjadas verjas de Santa Inés. Aserraderos, garages, [sic] oficinas de café, botiquines, forman su no largo trayecto. A un lado, aprovechando un pedazo de tierra, la previsión municipal ha plantado un bonito jardín. Los tranvías pasan raudos en las horas de llegada y salida de los trenes lentos, perezosos, en las implacables horas del bochorno meridiano. Hace algunos años fué Santa Inés muy traficado por carruajes de lujo y frecuentado por magnates de la política, la diplomacia y la sociedad. Hoy Caño Amarillo es casi un barrio musulmán, sede de la monería, tribu de buhoneros;sugiere abigarrada barriada de Constantinopla.
Bajo el Viaducto Unión, en la misma porción de la ciudad libertadora hay un minúsculo caserío: casuchines de adobes, desiguales tejas, casi sin puertas ni ventanas. Gallinas, pollos, perros, patos, revueltos, más no confundidos, viven en perfecta y envidiable camaradería. Por la noche los vecinos se reúnen en círculo bajo las estrellas y entonces se cantan tristezas atávicas y se cuentan cuentos de guerras y aparecidos. Por las madrugadas los gallos, estridentes y enriscados, cantan, épicos heraldos de la aurora."
(Fotos. Elite de Avilán)
Fuente:
Revista Elite 1926
Transcrito por Caracas en Retrospectiva
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