lunes, 23 de marzo de 2015

“Elite” en “La Florida”

Mentiría si no dijera que la pintoresca historia de nuestra ciudad, desde sus inicios me apasiona, pero de todas, las notas  de cómo fueron pensadas y creadas las urbanizaciones, es una de las que más me agrada. Comparto con ustedes la de la urbanización "La Florida", que transcribí textualmente  de la revista Elite (2 de octubre de 1928) y que dedico al Arquitecto Ricardo Rodríguez Boades, a quién le debemos tanto en la recopilación de material fotográfico y documental de nuestra amada ciudad.
                                                
Uno de los grandes Bulevares de "La Florida"
   
“Consecuentes con suministrar a nuestros lectores informaciones completas acerca de todo progreso que en materia de edificación urbana se realiza tanto en Caracas como en el resto de la República, nos dirigimos en una de estas cálidas tardes de octubre hacia el sector donde se desarrolla la súper-urbanización de “La Florida” y allí nuestro compañero Avilán obtuvo las bellas fotografías que aparecen en estas páginas.

Siguiendo la carretera del Este, a pocos minutos de urbe, antes de llegar al aledaño primaveral  de Sabana Grande, se abre hacia el Norte el bulevar “Las Acacias”, entrada principal de  la urbanización. Al estar terminada esta vía tendrá una anchura de veinte metros. En su centro han sido colocados hermosos jarrones decorativos; a sus lados han sido plantadas filas de árboles umbrosos y ya están al terminarse las amplias aceras paramentadas de grama en sus bordes y en las cuales cómodos bancos brindan suave descanso al caminante.  


El nombre de “La Florida” no ha sido escogido por su armonía verbal, sino para recalcar especialmente que su mayor atractivo serán los adornos florales. A este propósito plácenos  subrayar que el espíritu de los urbanizadores está completamente alejado de la idea del mercantilismo; y en el deseo de que las obras que están creando con gran cariño  no decaiga  y si perdure, han instituido una  “junta de conservación”, la cual se ocupará de cuidar y mantener en bellísimo aspecto las flores, los árboles y la grama de los parques y las avenidas. Dicha junta se compondrá de tres propietarios de parcelas en la Urbanización.
Un rincón de uno de los parques :: Bellísima alineación de mangos cuasi centenarios de uno de los bulevares.

El boulevard  “Las Acacias” se tiende recto hacía las estribaciones de La Silla de Caracas, donde termina la urbanización. Después de su comienzo en la carretera  atraviesa la vía férrea del Este, y ya comienza a perfilarse las airosas construcciones de casa-quintas, chalets y palacetes.

Es en verdad privilegiada la situación de “La Florida”: su altura sobre el nivel del mar  (idéntica a la de Los Chorros) es de 890 metros. El clima es delicioso, refrescado por las oxigenadas y salutíferas brisas del monte vecino, que purifican constantemente  su atmósfera. Los vientos que entrando por  el abra del Oeste del Valle de Caracas, son en cierta época desagradables y molestos, llegan a “La Florida” muy aminorados, resultando por esto inofensivos.

El agua es purísima y abundante y su abastecimiento está asegurado indefinidamente ya que el Sindicato es copropietario de las fuentes situadas en la montaña.

El terreno es plano y de mucha fertilidad y sombreado por magníficas alboreadas, cuya conservación y agrandamiento es parte del plan urbanizador, como ya hemos dicho, pues se tiene el propósito  de que las construcciones vayan rodeadas de árboles y flores.

En cuanto a las perspectivas panorámicas que se ofrecen son admirables, ya que “La Florida” ocupa más o menos el punto medio Norte del Valle de Caracas, y desde allí se domina en toda su extensión.
Las construcciones, que ya empiezan a levantarse en todo el vasto perímetro de la urbanización, revelan en sus arquitectos muy buen gusto y perfecto conocimiento de las condiciones que requieren la higiene y aireación de las edificaciones tropicales.

Tres grandes bulevares, el ya descrito y nueve avenidas secundarias, pero igualmente amplias y decoradas, forman, hasta el presente, el trazado de “La Florida”, fuera de diversos sitios que lo complementan, como son la hermosa piscina, el “Park-Way”, el Parque de Recreo para los niños y el Gran Parque Central.

La piscina merece párrafo aparte y un cumplido elogio, pues constituirá uno de los más interesantes atractivos de la urbanización.  Su extensión la sitúa como la primera en nuestro país y puede equipararse a cualquiera de las similares en las grandes urbes extranjeras.  En ella se podrán celebrar concursos de natación en distancia de 50 y 100 metros. El agua le llega por medio de un chorro a presión continua que podrá utilizarse a la vez como deliciosa ducha.

Al lado de su parte más honda se construye una torre con diversos trampolines desde donde se podrán  lanzar los nadadores con toda comodidad  y sin ningún peligro para las zambullidas. Es de advertir que esta piscina no será pública, sino que estará destinada al uso de los dueños de parcelas y los miembros del futuro “Club La Florida”.

Uno de los más elegantes aspectos de las avenidas y calles se obtendrá por la imponente alineación de los postes de alumbrado, forjados artísticamente en bronce y sin aparentes cables conductores.
Los servicios de agua potable y saneamiento son dignos por todos conceptos del esmero puesto en que  la Súper-Urbanización de “La Florida” responda por completo a las ideas antes expuestas de sus promotores e iniciadores.

Por manera que, resumiendo impresiones sobre nuestra vista a tales sitios y el avanzado progreso de sus obras, podemos predecir, sin el menor temor a equivocarnos, que dentro de muy poco contará la ciudad capital  con este nuevo, saludable y pintoresco aledaño.”
 
Casa de recreo para los niños:: acera de paseo, “Park Way” del Bulevar de Los Manolos




Notas de la reseña:

La Gran Piscina de La Florida
Estará a disposición de los miembros del club Florida, en formación. Contiene 1.000.000 litros y tiene proporciones tales que en ella podrán llevarse a cabo los campeonatos de natación de Venezuela.

La imponente perspectiva llenarán de regocijo a los amante de lo bello y de los agradable.

(Fotos Elite de Avilán)

Fuente: Revista Elite
2 de octubre de 1928

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