sábado, 18 de julio de 2020

La Caracas aniversaria: la humilde parada


Próximo al 453 aniversario de la Fundación de Santiago de Leòn de Caracas recordamos las paradas de aquella ciudad siempre agitada, hoy, maltratada y estruendosamente silenciosa. 

Por María F. Sigillo G.

Por supuesto, si hubo transporte público, hubo paradas. Caracas siempre las tuvo, una veces cómodas y adecuadas, otras no tanto: vistosas y duraderas, al lado de  las frágiles y deprimentes; con o sin techo, la banca fue una característica regular; de avisos publicitarios, o sin ellos. Quizá la pérdida misma de una noción de parada, comenzó por las avispadas maniobras, veloces y descaradas de los camioneteros que, al recoger a las personas en cualquier lugar o trecho de la calle, según el antojo del chofer (y del propio usuario), desafiando a los fiscales de tránsito que terminaron por resignarse, por decir algo, es que comenzó la derrota de los autobuses como el vehículo por excelencia del transporte masivo de las personas. Sin embargo, humildemente, siempre hubo una parada, porque – reiteramos – hubo con qué transportarse.

A mediados de 1963, por ejemplo,  hubo un grave problema en el Cuerpo Técnico de Policía Judicial (la célebre PTJ que ahora tiene otra nomenclatura).  Dos detectives desaparecieron o desertaron, con ametralladoras, fusiles y revólveres. Y la revista Élite, publicó una gráfica del llamado distrito 4 de la entidad policial, ubicado en la avenida Baralt de Caracas. Siendo varios los detalles que pueden observarse, en la fotografía, por lo pronto, llama la atención una acera limpia, la cual – seguramente – en la madrugada había sido recorrida por un enorme vehículo barredor que, además, disparaba agua por debajo, mientras sus cepillos circulares hurgaban en los rincones del pavimento. Agreguemos la parada de autobuses y carritos por puestos, de buena estructura, techo y banco para sentarse, aunque coincidía con un lugar reservado por las autoridades y, de hecho, obstaculizado por un carro aparcado. ¿Y cómo ignorar la cerca de protección de los arbolitos que ya deben ser hoy robustos, en una hilera ordenada? Si no fuese por el hecho noticioso, a nadie o a pocos se les hubiese ocurrido fotografiar una escena tan rutinaria por entonces, que hoy posiblemente nos asombrará, respecto a  la ciudad que fuimos.



Otra gráfica, esta vez de El Universal de 1978, nos impone de los trabajos de reparación realizados en la misma avenida Baralt. Y, por supuesto, más allá del crecido árbol, podemos observar una parada de buena ley, en el centro de la ciudad, con su techo y sus usuarios, esperando con calma el vehículo. Fue algo normal que la hubiese, como  en toda ciudad. Y por ésta, no podemos aceptar una versión “ruralizada”, donde siempre reine la precariedad.  Luego, ya la nostalgia no es la de la Caracas y sus paisajes e historias, sino la de la ciudad que fue y necesitamos recobrar con urgencia.



Esquina de Maradero 1967 Av. Baralt
Fuente Caracas del ayer 


No hay comentarios:

Publicar un comentario