Caracas de Ayer y Hoy
Antes….
… Aquellas noches caraqueñas de la Colonia y de los años que siguieron a la Independencia se caracterizaban por las tinieblas y el silencio propicias para que figuras fantasmales del más allá sembrasen el temor en el espíritu medroso e ingenuo de la gente que aseguraba oír el relincho y el trotar de la Mula Maneada y los lúgubres quejidos de la Llorona. En la edad temprana de la pequeña villa de Santiago de León de Caracas ni siquiera faroles habían en las esquinas., por lo que los contados transeúntes que se aventuraban en las horas nocturnas tenían que alumbrarse al paso con velas de cebo colocadas dentro de las cajitas cuadradas forradas de vidrio para que el viento no la apagara. Tiempo después los zaguanes de las casas mantuanas se instalaron faroles con candilejas de aceite de coco y posteriormente aparecieron faroles en varias esquinas principales de la ciudad.
Después…
Desfilaron con lentitud los años sobre la ciudad envuelta en una penumbra de sus noches, alumbradas a medias hasta la madrugada, momento éste en que los faroleros procedían a apagar los candiles que muchas veces se consumían solos por agotamiento del combustible. En 1881 apareció el alumbrado de gas y dos años más tarde se realizó un ensayo con alumbrado eléctrico en el Teatro Guzmán Blanco o Municipal, Calle del Comercio y los bulevares del Capitolio. No era igual este alumbrado al de nuestros días, aún cuando se asemeja bastante. El alumbrado eléctrico en forma suplantó en Caracas a los tradicionales farolillos el 8 de agosto de 1897 cuando se inauguró la primera empresa de este género gracias a los esfuerzos del inmenso Tomás Alva Edison llamado el “Mago de Menlo Park”, quien fue el afortunado inventor de la bombilla eléctrica. Desde entonces desaparecieron la tinieblas en casas, calles y avenidas.
Fuente: Transcrito de la Revista Elite 1963
Autor: C. Humberto Soto
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