Desde tiempos en que los viajeros llegaron a estas tierras en 1542 hasta nuestros tiempos, el Avila ha sido musa de pintores, poetas , escritores, infinidad de documentos nos demuestra el hechizo mágico que siempre cautivó a quienes lo admiraban. Comparto con ustedes algunas reseñas que he ido recabando en mis paseos por las hemerotecas y revisando libros viejos sobre la "Sierra Grande" en la voz de nuestros indígenas "wariarepano" .
Revista Elite 1933 |
El Avila
Toda la magia de los colores la muestra el gigantesco Avila. Es como una monstruosa paleta ofrecida a los caprichos del sol y de las nubes.
En las mañanas neblinosas, cuando la ciudad duerme bajo el velo frío, las nubes mezclan sus blancos y sus grises sobre la aspereza del gran cerro; nieves y plomos combinan sus matices en las duras piedras, vistiendo de candidez y de tristeza al coloso que sueña su rudo sueño milenario.
Después los pinceles rubios del sol trabajan todo el día en el bloque inmenso. Es con un verdadero amor de artista como el sol va realizando su obra de pintor maravilloso. A veces se complace en que el Avila vista de azul. Y desde el azul más pálido, allá en las crestas altísimas, hasta el azul más profundo, casi negro, en los hondos barrancos, el cerro posee hermosamente todos los tonos. A veces las piedras, llenas de luz, despiden fulgores de zafiros.
La Selvática sinfonía de los verdes, también da sus notas en dulces horas.
Sedas y metales de hojas, sueños de viejas aguas, nobles bronces, se muestran entre el oro suave de la luz.
Carlos Paz García
Fuente: Billiken
# 850/ 1941
" La tarde vierte sobre Caracas, un poema de nubes policrómas " Revista Billiken 1941 |
Nieblas
Entran con Sigilo Rosa de misterio
por el estéril abra, luce a la distancia,
cual legión de espectros y entre nubes grises
las nieblas del Avila. parece que sangra.
Pone el sol en ellas En el horizonte
Una pincelada orto de esperanza,
De Cristóbal Rojas, la propicia Venus
Luminosa y trágica. enciende su lámpara.
Gran melancolía La ciudad procera
del poniente baja recobra la calma
y la tierra cubre de todo el que sufre,
con ténebre gasa. De todo el que ama.
El Angelus lento ¡Quién pudiese un día
siente la nostalgia tener su mortaja,
de que se revisten hecha con girones
las nieblas del Avila. de nieblas del Avila!
Eduardo Carreño
Billikin
1941
este pintor prusiano no sé si pinto el Avila pero me parece que sí: Johan Wilhelm Karl Moritz (1797 – 1866). De Alemania a la Colonia Tovar. Del blog del venezolano José Alvarez Cornett.
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